Por: Yekuana Martínez
Militante Feminista, Integrante de la Vicepresidencia de Mujeres del PSUV
La Madrugada del 3 de Septiembre, nos sorprendió la terrible noticia del femicidio de Mayell Consuelo Hernández Naranjo, una joven de 29 años como cualquiera de nosotras, bailarina, estudiante de danza contemporánea de la UNEARTE, madre de una niña de 2 años, luchadora del Campamento de Pioneros: “Madre Hipolita”. Vivía en los Valles del Tuy, vendía tortas para ayudarse y tenía ya varios años organizándose en favor de la lucha por la vivienda digna. Asumía con una pasión inagotable sus sueños y proyectos artísticos, su militancia social y cultural.
Mayell ya había denunciado su situación de violencia. Y los entes correspondientes no actuaron a tiempo. El agresor asesinó a Mayell frente a su hija, en un anexo donde vivían en Charallave. Este caso al igual que el de Sheila nos recuerda que la violencia de género es un fenómeno del cual ninguna está exenta. Un fenómeno que responde a una cultura de dominación milenaria que coloca a las mujeres como inferiores. Una cultura que reproduce relaciones de poder, donde lo masculino se impone a lo femenino a través de prácticas violentas que se han ido naturalizando con el tiempo y que están presentes en la familia, la escuela, los medios de comunicación, las instituciones. Por lo que debemos internalizar que solo cuando hayamos derrotado a esta cultura patriarcal, tendremos Socialismo Feminista. Derrotar al patriarcado es tan importante como derrotar al capitalismo. Ambos constituyen un binomio de opresión que la Revolución Bolivariana y Feminista debe caracterizar y entender a profundidad para actuar en coherencia con los valores humanistas de nuestro proyecto. Este caso nos obliga a alertar sobre la necesidad de que todos los poderes públicos asuman el tema de la Violencia contra las Mujeres como una prioridad de Estado. Muchos femicidios pudieran evitarse si a la primera denuncia los agresores son castigados, si a las mujeres no se les subestiman sus testimonios, si fortalecemos la red de protección y defensa de los derechos de las mujeres. Movilizarnos cada vez que haya un femicidio hasta lograr justicia, incorporar el tema de la violencia contra las mujeres como un asunto prioritario de nuestras organizaciones, movimientos y, por su puesto, de nuestro partido. Que este vacío que sentimos cuando nos damos cuenta de que Mayell no está, se convierta en una poderosa fuerza para hacer de nuestra patria/matria un territorio libre de violencia contra las mujeres.