Por Walter Ortiz
12/04/2018
El centro político se está moviendo, en un contexto complejo, y multifactorial centrado en agresiones económicas y financieras en contra de la República Bolivariana de Venezuela; hacia unas nuevas elecciones, esta vez para los cargos de integrantes de los concejos municipales.
Dicho proceso debe servirnos, más allá del ejercicio del voto como uno de sus elementos más importantes, para proyectar nuevos dispositivos que tiendan al fortalecimiento del paradigma democrático participativo que entronizamos en la Constitución de 1999.
La campaña desarrollada por los sectores opositores que, deslindados de extremismos, han postulado candidatos, se reduce en la actualidad a una simple defensa de espacios para los alcaldes o grupos políticos determinados, como si el problema central de un municipio fuera este y no el impulso de gestiones en función de las demandas y necesidades del pueblo.
Sin perder el objetivo estratégico, pero además teniendo en cuenta la coyuntura; las estructuras existentes deben servir de base a un nuevo modelo de gestión de los asuntos comunitarios en función de los anhelos de cada ciudadano y ciudadana.
Esto se vuelve cada vez más necesario en la misma medida que las estructuras existentes en el estado se ven imposibilitadas (más en las actuales dificultades económicas) de responder a las expectativas de la población y las demandas relacionadas con el territorio, necesitando entonces impulsos de participación que vayan consolidando por ejemplo Consejos Comunales y comunas.
Todo ello, más allá del apellido que pueda llevar, implica la consolidación de una agenda pública comunitaria donde se establezcan mecanismos directos de protagonismo y ejercicio de poder, para que mancomunadamente pueblo y gobierno avancen de forma más afectiva en la atención de problemáticas a veces imposibles de resolver por las estructuras formales existentes.
Con ello, lograremos fortalecer el sentido político y ético del funcionamiento de estos espacios para dar concreción al ejercicio protagónico del poder, en lo concreto, lo cual pasa por no repetir la vieja forma de hacer política donde no solo es borrada en la práctica cualquier fuente de participación sino además se concurre en la ineficiencia de la gestión.
Esto es vital, en momentos donde por conducto de presiones fabricadas desde centros de poder en Washington y estimuladas por enemigos de la paz del país, se pretende torcer el brazo de todos los venezolanos y venezolanas para alinearnos en sus intereses estratégicos, mutuamente excluyentes a los de la Revolución Bolivariana.