Como la Flor de Venezuela, la primera estructura automática mutante del mundo, concebida por el arquitecto Fruto Vivas y visible en Barquisimeto, el país vuelve a abrir sus pétalos, mostrando la persistencia de una poderosa alquimia, contenida en la fórmula de las “3R. NETS”: Resistencia, Renacimiento y Revolucionar todo. Así, a cuatro años de su segundo mandato presidencial, Nicolás Maduro relanza el proyecto chavista hacia “una Nueva Etapa de Transición al Socialismo”, presentando un balance positivo.
Hoy, todos los indicadores dan fe de la recuperación de la economía. Credit Suisse Bank está hablando de un 20%. Según la CEPAL, el crecimiento podría ser del 5%, muy por encima del 1,8% promedio previsto a nivel regional. Una recuperación ya anunciada en 2021, fruto de las opciones de política económica decididas por el gobierno para romper el cerco multifacético, que apenas da señales de poder relajarse a partir de los recientes anuncios del gobierno estadounidense.
Al recordar aquel 20 de mayo de 2018, cuando fue reelecto con el 69% de los votos, frente al 20,93% del opositor Henry Falcón, Maduro agradeció al pueblo: “Hemos enfrentado intensas batallas en unión cívico-militar, y seguimos victoriosos, marchando hacia el futuro”, dijo.
Sin duda, batallas campales. Recapitulemos los momentos principales: al día siguiente de las elecciones, el parlamento venezolano, entonces con mayoría opositora, declara ese voto «inexistente», allanando el camino a la farsa de la autoproclamación de Juan Guaidó sobre la base de un supuesto vacío de poder presidencial. Maduro jura ante la Asamblea Nacional Constituyente, inaugurada el año anterior, e inmediatamente intenta retomar el diálogo con la oposición. El 2 de junio son liberados 40 detenidos involucrados en violencia contra el gobierno. El 5, la OEA suspende a Venezuela, negando la legitimidad de las elecciones.
Tras años de guerra multiforme, puesta de manifiesto en 2014 con el decreto de Obama que definió a Venezuela como «una amenaza insólita y extraordinaria para la seguridad de Estados Unidos», el cerco en torno a la revolución bolivariana se aprieta. El imperialismo y sus títeres locales piensan (otra vez) que ha llegado la hora del ansiado «cambio de régimen».
El primer campo de batalla es obviamente el económico. Según CEPAL, en 2018 el PIB de la economía venezolana cae 15,0% por quinto año consecutivo, mostrando una contracción acumulada de 44,3% con respecto a 2013. Desde 2017, además, CEPAL registra una inflación (inducida) promedio mensual superior a 50 %, y 127,9% en 2018. A pesar de los intentos del gobierno de tomar medidas en el sistema cambiario, el ataque a la moneda continúa con la consecuente depreciación del bolívar.
Incluso las reservas internacionales, por cuarto año consecutivo, registran una caída de 9,1% entre diciembre de 2017 y noviembre de 2018. Fuerte contracción también en la producción de petróleo, caída que —dice la CEPAL— entre 2013 y 2018 supera el 50%. Datos negativos acentuados aún más por el cerco multifacético impuesto al país bolivariano, aunque valientemente combatido por algunas medidas tomadas por el gobierno, como la reestructuración de la deuda con Rusia y el Programa de Recuperación Económica, Crecimiento y Prosperidad lanzado en agosto de 2018. Un paquete de medidas para frenar la inflación y reactivar el crecimiento económico.
Entre estas, la conversión monetaria, la revisión del precio de la gasolina, la introducción de la criptomoneda, el Petro, respaldado por las reservas de petróleo y otros minerales del país, e inmediatamente «sancionado» por Trump. El salario mínimo se incrementa en casi un 50%. Incluso en las peores condiciones, incluso cuando los ingresos petroleros caen en más del 90%, el gobierno sigue destinando más del 70% de los ingresos a planes sociales. También se introduce un impuesto a las grandes transacciones financieras que, como acaba de anunciar Maduro, ha permitido destinar ingresos a políticas de protección social y salarial.
El 4 de agosto de 2018, un plan ideado en Estados Unidos con complicidad del gobierno colombiano, intenta realizar una masacre durante un acto público. Maduro escapa de un ataque con drones, reivindicado unos días después por un grupo que se autodenomina Soldados de Franelas. En septiembre, el Departamento del Tesoro sanciona a algunos líderes del proceso bolivariano: Cilia Flores, Delcy y Jorge Rodríguez y el General Vladimir Padrino López. El 26 de septiembre, Maduro viaja a Nueva York para hablar en la 73 Asamblea General de la ONU, donde denuncia el cerco multifacético contra Venezuela. La ONU aprueba una resolución para obligar a Venezuela a recibir «ayuda humanitaria».
La propaganda contra el socialismo bolivariano llega a puntos grotescos en todos los grandes medios internacionales. En octubre, la Mesa de la Unidad Democrática se disuelve en tres plataformas que conforman el nuevo bloque opositor. El 9 de noviembre, el gobierno británico niega la repatriación de 14 toneladas de oro, por valor de 550 millones de dólares. El diputado Julio Borges escribe al Banco de Inglaterra para que el oro no sea repatriado y pide el reforzamiento de las «sanciones» contra su país.
El 9 de diciembre, el Partido Socialista Unido de Venezuela obtiene la mayoría de los concejos municipales en las elecciones municipales. El 5 de enero de 2019 inicia el nuevo período del Parlamento venezolano, que elige como presidente a Guaidó: por un período de seis meses, sobre la base de un acuerdo interno de la oposición. Se aprueba el congelamiento de activos financieros en todos los países que no reconozcan a Maduro como presidente. El 23 de enero, Guaidó se autoproclama «presidente encargado», reconocido por EE. UU. y sus vasallos, incluidos casi todos los países de la Unión Europea.
De quién proviene el encargo y de qué naturaleza es y cuáles son sus intenciones, se desprende de las acciones posteriores de los golpistas. El 25 de enero, el Banco de Inglaterra congela más de $1.200 millones en reservas de oro de Venezuela. El 28, el Departamento de Estado y el Tesoro de EE. UU. cancelan las órdenes a la petrolera estatal venezolana PDVSA y ceden el control de la sucursal de CITGO y las cuentas bancarias del Estado venezolano en territorio estadounidense al inexistente «gobierno de transición de Guaidó».
El 22 y 23 de febrero, desde Colombia, Brasil y Curazao, el imperialismo intenta penetrar en Venezuela bajo el pretexto de la “ayuda humanitaria”, rechazada por la resistencia popular en la “batalla de los puentes”. El 26 de febrero, Estados Unidos impone nuevas sanciones a gobernadores de cuatro estados venezolanos, todos miembros del PSUV. El 1° de marzo sanciona a varios militares. Entre el 7 y el 10 de marzo, un mortífero sabotaje eléctrico, medio reivindicado por EE. UU., deja al país a oscuras, pero provoca una formidable movilización popular en defensa del gobierno bolivariano. El 30 de abril, Guaidó y Leopoldo López, fugados del arresto domiciliario, intentan un golpe de opereta y regresan de inmediato ante una evidente falta de apoyo militar. El pueblo bolivariano rodea a Miraflores en un abrazo militante al legítimo presidente.
El 4 de junio, citando la falta de pago de intereses de un préstamo de 2016, el banco alemán Deutsche Bank roba 20 toneladas de oro de Venezuela. El 9 de julio comienzan las negociaciones entre el gobierno bolivariano y la oposición en Barbados, con mediación del gobierno noruego. El día 29, un tribunal de apelaciones estadounidense decide que Crystallex International Corp. puede decomisar las acciones de CITGO por una deuda de 1.400 millones de dólares. Guaidó le pide a Trump que emita una orden de «protección» para los activos de CITGO.
El 5 de agosto, el presidente estadounidense firma una orden ejecutiva que autoriza sanciones a cualquier persona que apoye al gobierno de Maduro y decreta un bloqueo económico total. El escurridizo Grupo de Lima busca profundizar el aislamiento internacional de Venezuela. El 12 de septiembre, EE. UU. solicita al Consejo Permanente de la OEA que reactive el Tratado Interamericano de Asistencia Recíprocaa (TIAR) contra Venezuela. El 23, el TIAR aprueba otras sanciones contra el gobierno de Maduro, y autoriza el uso de «todas las medidas disponibles para investigar, juzgar, capturar, extraditar y sancionar a los funcionarios designados por el régimen venezolano».
2020 comienza con un choque institucional en uno de los 5 poderes de la República, el legislativo. El 5 de enero, Guaidó quiere ser reelegido a la presidencia de la Asamblea Nacional, pese a que su mandato está vencido. En su lugar es electo el Diputado Luís Parra, miembro de la oposición moderada. El autoproclamado y sus compinches se re-proclaman a las afueras del parlamento para continuar con la farsa del “gobierno paralelo”. 40 miembros del Bloque de la Patria vuelven al hemiciclo parlamentario y se pone en marcha una dialéctica política en busca de la estabilidad social. El 7 de febrero, el gobierno de Estados Unidos, a través de la Oficina de Control de Activos Extranjeros —Office of Foreign Assets Control (OFAC)—, sanciona a la aerolínea CONVIASA, incluyendo en tales medidas a toda la flota, a la que se le impide sobrevolar el espacio aéreo norteamericano.
El 13 de marzo, Maduro declara un primer período de cuarentena preventiva ante el brote del coronavirus. Tomada a tiempo, la medida permitiría al país contener efectivamente la pandemia con el método 7+7, a pesar de las «sanciones» que impiden al país bloqueado comprar vacunas. El 26 de marzo, el gobierno de EE. UU. acusa de narcotráfico y corrupción a Maduro y otros líderes de la revolución bolivariana, y ofrece una recompensa de $ 15.000.000 por la cabeza del presidente. El 4 de junio, la Unión Europea anuncia que considera ilegítimo el nombramiento de Luís Parra como presidente de la Asamblea Nacional y que sigue apoyando al autoproclamado, que “legisla” desde un condominio.
El 9 de octubre se aprueba la ley antibloqueo que otorga, por tiempo limitado, facultades especiales al gobierno de Maduro para negociar nuevos contratos entre empresas públicas y privadas. El 24, Leopoldo López, que se había refugiado en la residencia del embajador de España en Caracas tras el intento de golpe de Estado del 30 de abril, huye a España tras visitar a su amigo Duque en Colombia.
El 6 de diciembre se realizan elecciones parlamentarias, ganadas por el chavismo. El 18, EE. UU. sanciona a la empresa al servicio del CNE y declara «fraudulentas» las elecciones. El 19 de enero de 2021, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, designado por el nuevo presidente Joe Biden, anuncia que seguirá reconociendo a Guaidó e a la AN elegida en 2015 como «única institución democrática legítima». El 21, el Parlamento Europeo aprueba una resolución que va en la misma dirección, pidiendo nuevas elecciones «creíbles y transparentes».
El 16 de abril 2021, Diosdado Cabello gana un juicio por daños morales contra el diario El Nacional. Como compensación, se confisca el local que se convertiría en la sede de la Universidad Internacional de la Comunicación, cuya rectora es actualmente Tania Díaz. El 6 de mayo, fruto de un acuerdo con la oposición moderada, se forma un nuevo CNE. El 13 de agosto se firma en México un primer Memorando de Entendimiento entre la oposición (incluido el grupo de Guaidó) y el gobierno bolivariano. El 7 de septiembre, el gobierno colombiano toma el control de la empresa colombo-venezolana Monómeros.
El 16 de octubre, el diplomático venezolano Alex Saab, secuestrado en Cabo Verde por intentar importar alimentos y medicinas a Venezuela, es extraditado a Estados Unidos. Venezuela suspende el diálogo en México con la oposición. El 21 de noviembre de 2021 se realizan las megaelecciones que entregan una amplia mayoría al chavismo.
El 14 de febrero de 2022, documentos filtrados revelan que el expresidente argentino Mauricio Macri, en 2019, contemplaba enviar tropas para participar en una invasión a Venezuela organizada por Estados Unidos y Colombia. El 3 de marzo, Maduro aumenta el salario mínimo a medio Petro. El 4 termina el ciclo hiperinflacionario para Venezuela. El 6, Estados Unidos envía una delegación a Caracas para reanudar los intercambios de petróleo en el contexto del conflicto ucraniano y las sanciones impuestas a Rusia. El 9 son liberados dos estadounidenses acusados de corrupción y terrorismo. El 23 de abril, el PSUV designa a la nueva dirección nacional del partido, confirmando a Nicolás Maduro como presidente y a Diosdado Cabello como vicepresidente.