Por Geraldina Colotti
«Hago un llamado a los periodistas europeos: libérense de los prejuicios, vuelvan a la esencia de la profesión, digan la verdad». Esto es lo que dice Tania Díaz en esta entrevista, realizada durante nuestro último viaje a Venezuela, en los días de sabotaje eléctrico que azotaron al país bolivariano. Cuando nos reunimos con ella, vicepresidenta de la Asamblea Nacional Constituyente, presidenta de la Comisión de Agitación Propaganda y Comunicación del Partido Socialista Unido de Venezuela y periodista, acababa de regresar de un viaje a Europa para dar a conocer «la verdad de Venezuela». Un viaje lleno de obstáculos, como nos contará en esta entrevista.
– ¿Cómo fue tu viaje a Europa, qué pasó?
Nuestra delegación, en la que estuvo presente el viceministro de Comunicación del Ministerio de Relaciones Exteriores, William Castillo, fue a Ginebra por invitación de la ONG Le Pont. Un evento titulado «Ataque y persecución del progresismo en América Latina, el caso de Venezuela», paralelo al debate que tuvo lugar en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Estuvimos allí para unir la voz de Venezuela con otros compañeros de diferentes países, algunos de los cuales intervinieron por skype desde Colombia o Ecuador. Explicaron la existencia de una agenda común del imperialismo para asediar movimientos políticos progresistas, partidos y líderes sociales que se oponen a esta nueva ola neocolonial desatada por los Estados Unidos: un ataque al proceso de integración regional iniciado por Chávez y Fidel y seguido por varios líderes políticos de la región latinoamericana a principios de este siglo. Los compañeros colombianos recordaron las tremendas cifras de los asesinatos políticos que se cometen todos los días en su país. Desde Ecuador, un miembro del parlamento intervino explicando cómo, después de la traición de Lenin Moreno, todo el movimiento de Alianza País quedó paralizado, a lo que confiscaron la sigla impidiendo que los militantes registraran a su partido en los procesos electorales. Casi todos los líderes del movimiento de Rafael Correa han sido perseguidos o condenados. El caso más emblemático es el de Jorge Glass, quien continúa en la cárcel por cargos inexistentes. Elementos que, desde ese foro, quisimos traer al Consejo de Derechos Humanos de la ONU, hablando con las delegaciones presentes. Explicamos lo que está sucediendo en Venezuela, donde una élite arrogante y abusiva está tomando el diálogo político nacional. Aprovechando los cargos que han tenido gracias al voto popular y al sistema democrático venezolano, han transformando al Parlamento en un instrumento de ataque contra otros poderes públicos y contra el Estado-nación: porque esta derecha no sólo desconoce a Nicolás Maduro como presidente legítimo, sino que se burla del Poder electoral que ha ratificado su victoria electoral y del Tribunal Supremo de Justicia, hasta el punto de designar a uno ficticio en Colombia … ¿Hasta qué punto los organismos de derechos humanos pueden permitir que pasen los intereses individuales por encima de los colectivos, los de toda una población? Cada vez que estos parlamentarios de derecha solicitan medidas coercitivas y unilaterales contra nosotros, cada vez que estas medidas ilegales se convierten en un decreto o una sanción administrativa, se perjudican los derechos colectivos de millones de venezolanos. PDVSA genera el 97% de los ingresos de divisas a la nación, cualquier acción hostil impuesta por el gobierno de Trump o sus aliados afecta directamente los ingresos de la familia venezolana. A esto han contribuido activamente aquellos representantes políticos de la oposición que utilizan el resultado del voto popular para destruir a la Constitución. Creemos que es un tema que debe ser señalado a la atención de las organizaciones de derechos humanos a la luz de la realidad real y no virtual construida por los medios de comunicación, manteniendo así la opinión pública y el trabajo técnico y político de los organismos multilaterales. Los medios hegemónicos imponen todos sus lentes distorsionantes que ocultan la demanda de todo un pueblo y que se dirige al sistema de las Naciones Unidas para pedirle que haga su trabajo. Este fue nuestro propósito en Ginebra. Sorprendentemente, sin embargo, ese grupo de opinión compuesto por algunos gobiernos que se arrogan a sí mismos otras prerrogativas y se hacen llamar el Grupo de Lima, aunque no habían programado ninguna reunión, decidieron hacer una en la misma sala donde estábamos, acortando el tiempo para las intervenciones. Además, en ese cártel había incluso un lugar para un representante de la oposición venezolana, aunque nuestro país no forma parte del Grupo de Lima. Fue un gesto ofensivo evidente contra nuestra delegación oficial. Nos quitan el derecho a hablar y la movilidad en los organismos multilaterales. En Ginebra también lo denunciamos en una iniciativa internacional de solidaridad, muy exitosa, organizada por el Partido Laborista Suizo en homenaje a Chávez, seis años después de su partida física.
– Y entonces, ¿qué pasó? ¿Por qué te quedaste atascada en España?
En España habíamos convocado a una rueda de prensa internacional para denunciar el sabotaje eléctrico contra nuestro país y oponernos al trato discriminatorio de los medios de comunicación europeos. Ha habido apagones y hay en todas partes, durante días, semanas, meses: en Nueva York, Chile, Puerto Rico, un estado libre asociado con los Estados Unidos que, después del último huracán, continúa en la oscuridad y sin agua. Y, sin embargo, consideran a Venezuela como un país que necesita tutelaje, como un país que no merece respeto a su soberanía y ciudadanía. Con una actitud neocolonial, cada episodio se ve con desprecio: el desprecio por la ciudadanía venezolana, por el ejercicio plenamente democrático de nuestro orden constitucional. Incluso la industria del entretenimiento participa en esto. Se construyen videojuegos, se distribuyen series de televisión en todo el mundo en las que nuestro liderazgo político se reduce a una caricatura, envuelta en clichés destinados a desacreditarnos. Un martillo múltiple y continuo que se asemeja a la propaganda de Goebbels donde, al repetir una mentira, uno termina convirtiéndola en un pensamiento común. En el caso de Venezuela, la convicción de que el nuestro es un estado forajido, terrorista o en bancarrota, dirigido por una dictadura y que merece ser invadida, se construye así. Un martilleo multiplicado por las redes sociales que, como en el caso del sabotaje eléctrico, han lanzado una versión falsa, impuesta por la actitud discriminatoria de los medios de comunicación europeos. En la rueda de prensa, disputamos esta versión proporcionando nuestros datos, reiterando que no necesitamos “protección”.