La cotidianeidad se ha hecho demasiado dura, la situación desconcierta, y a veces olvidamos que estamos en medio de una guerra. La reafirmación de nuestra independencia ha desatado la más terrible ira del Imperio Norteamericano, destinado por la providencia a plagarnos del hambre y la miseria que estamos sintiendo, pero que no podrá arrodillar jamás nuestro espíritu patriota y nuestra fuerza guerrera de Caribes. El mensaje del gigante retumba en nuestras conciencias: unidad, lucha, batalla y victoria. Para conquistarlas necesitamos amor patrio, moral revolucionaria, sentido y acción estratégica, y diálogo sincero entre los Bolivarianos Chavistas; y con los humildes por muy desclasados que sean, porque ésta revolución es también por ellos y para ellos. Los garrotes son para el enemigo de clase y la bota imperialista. Insistamos en lo que nos une como revolucionarios y revolucionarias, como patriotas. Demos respuesta juntos y juntas a las calamidades de las más humildes víctimas de esta guerra, de los heridos físicamente por no encontrar un medicamento, o la falta de alimento; de los lastimados en su moral, de los lisiados en su consciencia. No son pocas las consecuencias de las sanciones económicas del Imperio, su lucha internacional por bajar los precios del petróleo, la invasión de países y asesinato de líderes aliados de otros continentes, la enfermedad y muertes misteriosas de presidentes de izquierda en Nuestra América, la guerra despiadada contra nuestro sistema monetario y por generar el más atroz proceso inflacionario. Todo eso se traduce en un caos cotidiano para nosotros y nosotras, para la mayoría de nuestro pueblo. Falta de medicinas, alimentos inaccesibles por sus precios, cantidad de máquinas que hacen más ligera la vida se encuentran paradas o fallando por falta de repuestos, la producción afectada por insuficiencia de insumos, caos generalizado y a veces invisibilizado también en el ajetreo de la vida. Jóvenes que se van del país sin entender ni saber afrontar esta situación después de haber nacido y crecido en los privilegios que les brindó la revolución. Quienes tenemos conciencia histórica y valores patrios debemos demostrar de qué madera esta hecho este pueblo, de la extirpe de Guaicaipuro, de Bolívar, de Juana La Avanzadora y el Negro Andresote… «porque esa madera no sirve pa guacal, porque esa madera es puro corazón…» «No es tiempo de recular ni de vivir de leyendas…» en palabras de nuestro Cantor Alí Primera. La crisis es el mejor momento para crecer, para superarnos a nosotros mismos, necesitamos ser mejores todavía, tenemos el deber de ser más grandes que las dificultades que nos imponen quienes pretenden que volvamos a arrodillarnos, que volvamos a ser colonia del Imperio de turno. Qué mejor momento para superar el capitalismo rentista, qué mejor momento para hacernos productivos, para sembrar el petróleo, para desarrollar nuestra tecnología. En tiempos de constituyente, démosle contexto e internalicemos la frase del Gran Filósofo Americano y Maestro de Bolívar: ¿A dónde iremos a buscar modelos?, debemos ser originales y originales han de ser nuestras instituciones y nuestros gobiernos y la forma de fundar unos y otros: Inventamos o erramos. Hay que trabajar muy duro, con mucha moral e hidalguía para recomponer la unidad de Nuestra América, después de tantos líderes caídos, tantos golpes de Estado, derrotas electorales propiciadas por campañas mediáticas, traiciones gestadas y organizadas por embajadas norteamericanas y europeas en nuestros países. No seamos ingenuos, las bases militares no son aparatos anticuados diseñados sólo para la guerra armada, son laboratorios y comandos de todo tipo de guerra moderna: diplomática, político— electoral, psicológica y comunicacional, biológica y ambiental, también informática, y de dimensiones que desconocemos. Especialistas en operaciones encubiertas y acciones de inteligencia que procuran hacer invisible sus acciones de guerra. Está puesta a prueba nuestra inteligencia, nuestra capacidad de resistencia física y moral como pueblo, porque intentarán quebrarnos, doblegarnos, confundirnos y corrompernos por todos los medios, como haría cualquier enemigo con todas las herramientas que tenga a su alcance (y en este tiempo histórico el Imperio no tiene pocas). Tenemos que poner todas nuestras fuerzas a andar. Nadie puede sentir que no esta haciendo nada. La moral de combatiente revolucionario sólo se obtiene combatiendo y se mantiene combatiendo. Quien quiera llorar, haga una pausa, se aparta y llora, sin contagiar el llanto; que seque sus lágrimas y recomponga el ánimo, que hay tiempo y espacio para todo, porque este combate es de largo aliento. Tras todos los golpes que nos han dado, el Gobierno Bolivariano, encabezado por un humilde conductor a quien Chávez dejó el timón, ha seguido promoviendo la unidad Latinoamericana y Caribeña, profundizando alianzas estratégicas por un mundo multicentrico y pluripolar, sostenido políticas internacionales de solidaridad y hermandad con los pueblos, preservando las Misiones y desarrollando nuevas políticas sociales acorde a las más sentidas necesidades de su gente, entre las cuales se destacan los CLAP. Y el pueblo Bolivariano resiste, sale adelante, guerreando, inventándose otra arepa, volviendo al molino, recuperando tradiciones que el mercado casi exterminó, cambiando la porquería del refresco por jugos naturales con poca azúcar, comiendo menos trigo y haciendo harinas de yuca, de ocumo, de ñame, de cambur, comiendo más natural menos procesado, volviendo a la raíz de las medicinas, usando los conocimientos botánicos de la abuela, creando máquinas con los recursos disponibles, reparando las cosas que estábamos ya acostumbrados a tirar, desprogramando la obsolescencia programada, desarrollando la consciencia y la solidaridad en los tiempos más difíciles, cuando es solidaridad genuina de compartir lo poco que se tiene y no la caridad en la abundancia; como pueblo andamos rearmando conucos, guardando semillas y protegiendo especies nuestras, desarrollando la agricultura urbana, la cría de animales con menor dependencia de alimentos comerciales, y generando fórmulas de alimento concentrado para la producción animal; haciendo cayapas, juntando lomos, combatiendo las mentiras del Imperio, el saboteo financiero, el ataque de las transnacionales, y toda la miseria que pretenden sembrar en nombre de la libertad de mercado, no del ser humano.NO PODRÁN CON NUESTRA DIGNIDAD Y NUESTRA ALEGRÍA… ESTAMOS CONDENADOS A VENCER POR NUESTRO FUTURO Y EL DE LA HUMANIDAD… ¡Independencia y patria socialista! ¡Viviremos y Venceremos en tu nombre, COMANDANTE CHÁVEZ!