Estamos entrando en lo que me atrevo a calificar como la campaña presidencial más importante para la revolución bolivariana, bajo un escenario hostil, de desequilibrio económico y el avasallante bloqueo perpetrado por el imperio norteamericano utilizando todo el poderío mediático contra nuestro presidente y candidato Nicolás Maduro. Sin embargo ante los tiempos difíciles hemos aprendido a crecer para afrontar cualquier batalla y salir victoriosos.
El enemigo nos envuelve con propagandas controladas e intensivas con un solo objetivo, cambiar la percepción racional del ser humano utilizando mecanismos para el desarrollo de la conducta a través de los cerebros límbico y complejo-R (es decir el emocional y el reptiliano) jugando con nuestras emociones hacen que nuestras respuestas sean guiadas por conductas subjetivas y pocos pensamientos o conductas racionales activando el cerebro a una auto respuesta de “supervivencia continua”.
Sin embargo, la aplicación de estos métodos no son nuevos, estos vienen con estudios desarrollados desde la Segunda Guerra Mundial, donde el imperio en busca de una hegemonía mundial ha causado terror y múltiples actos de violencia durante décadas, sólo por obtener el poder, el nuevo orden mundial.
La activación de las llamadas Fake News, son nuevas armas silenciosas pero con un poder descomunal para justificar las mal llamadas “intervenciones humanitarias”; intervenciones que no son más que estrategias imperiales para prevenir cualquier desafío al poder y posición que ellos pretenden ejercer en el mundo. Por tanto, todo país que ejerza su soberanía nacional y no se rija por las leyes imperiales será una potencial amenaza inusual para los Estados Unidos.
Desde 1992 el Fake News ha sido causante de millones de muertes, con la declaración de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre sanciones “humanitarias” que causaron el aislamiento económico al país, creando una feroz campaña mediática contra Yusgoslavia acusándola del uso excesivo e indiscriminación de la fuerza, en su momento presidente Bill Clinton aprobó un plan de “Ayuda Humanitaria” para garantizar supuestamente medicinas y alimentos básicos para esa población. Una grandiosa ayuda que aumentó el desempleo en un 60%, las muertes por condiciones infecciosas aumentó al 37%, y lo más asombroso fue el aumento de la inflación a 363 cuatrillones por ciento.
Queda claro que la llamada intervención humanitaria sólo causo la muerte de miles de hombres y mujeres kosovares y 400.000 sufrieron desplazamiento forzado, siendo su único pecado querer luchar por la soberanía e independencia de su país y ser el último remanente del socialismo en Europa.
Tres años más tarde, en el 2001 luego del ataque a las Torres Gemelas en World Trade Center de la ciudad de New York, acción que hizo tener argumentos para el que en aquel entonces era Presidente de EE.UU, George W. Bush de definir a Irak como el objetivo estratégico de la “Guerra contra el terrorismo”. Bush justificó la invasión con el argumento de que el líder iraquí Saddam Hussein poseía armas de destrucción masiva. Detrás de todo este teatro mediático, se encontraba la avaricia y el control de los recursos petroleros. Esta Fake News causo alrededor de 2.7 millones de desplazados del territorio Irak, destruyendo casi por completo la nación árabe.
En el 2011 arremete nuevamente el Imperio Norteamericano, declarando “crisis humanitaria” en Libia, por una supuesta escala de protestas violentas semejantes a las ocurridas en Venezuela con las guarimbas, con la ayuda de las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) y la Liga de los derechos humanos (LLDH) crearon una matriz de opinión afirmando que el líder de la nación Gaddafi estaba matando y exterminando a su propia gente, pidiendo la suspensión de Libia, del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, para justificar una “Intervención Humanitaria” que acabara y liquidara al líder Líbano, siendo uno de los países árabes con mayor Producto Interno Bruto (PIB) cayendo de 82 a 29 millones de dólares, sumergidos en el caos y células terroristas promovidos por el propio imperio estadounidense.
En la mira de estos están Siria y Venezuela, siendo diariamente atacadas con noticias falsas (Fake news) para aclamar una intervención, el último ataque contra Siria es la muestra del desgarrador y contundente poderío mediático que tiene la derecha internacional. Estos ataques siempre vienen con un cóctel de noticias que desequilibran la opinión pública mundial para cometer sus hechos delictivos.
Tener el control de la opinión pública les permite hacer su voluntad para crear caos y miseria en el mundo, debemos reforzar la conciencia, pero para reforzarla tenemos que avanzar en el empoderamiento de las nuevas comunicaciones como son las plataformas digitales, para contraatacar al enemigo y difundir la verdad de nuestra nación, no basta con ser reactivos ante las noticias faltas que circulan en nuestro país, debemos ser creadores de nuevos mecanismos de difusión, de nuevos métodos para generar estabilidad y confianza en nuestra población, laboratorios y observatorios de medios deben ser prioridad para la nación para la defensa de la verdad y la soberanía de la patria venezolana.