Juan Carlos Valdez G.
La hiperinflación produce una enorme distorsión en la economía de un país, afectando negativamente la capacidad de compra de la población; así como también, la actividad productiva nacional. Esta última se ve perjudicada al caer el consumo y al variar con mucha rapidez y magnitud los precios de las materias primas, insumos y equipos.
La inflación, según las distintas teorías que tratan de explicarla, puede producirse por dos causas fundamentales: aumento de la demanda o disminución de la oferta. En ambos casos termina produciéndose una escasez (que es la verdadera excusa para subir los precios).
Sabemos que ante la escasez de algún bien o servicio, que los consumidores demandan en gran cantidad, los oferentes se aprovechan de esa necesidad, que se exacerba frente a la escasez, y suben los precios a voluntad porque están al tanto que el consumidor está dispuesto a pagar más por adquirir el producto.
En Venezuela existen causas coyunturales y estructurales que explican la actual hiperinflación, y que actúan de manera concurrente. Veamos: Dentro de las causas coyunturales podemos identificar: A) manipulación del tipo de cambio Dólar-Bolívar; y B) contrabando de extracción. Dentro de las causas estructurales, identificamos: los oligopolios, monopolios, oligopsonios y monopsonios que dominan la economía venezolana. Estas causas debemos entenderlas dentro del marco de una economía básicamente importadora. Analizaremos todas estas causas en una serie de tres artículos, comenzando por la que consideramos la causa que de mayor impacto: la manipulación del tipo de cambio Dólar-Bolívar.
Antes de entrar de lleno en el análisis de esta causa, queremos dejar claro que desestimamos el incremento de la liquidez monetaria como causa de la hiperinflación en Venezuela, porque sobran estudios (desde el 2015) que desmienten esa tesis, ya que se evidenció que la velocidad con la que está creciendo la inflación supera con creces la del Gobierno para inyectar liquidez con instrumentos de expansión monetaria; y que por el contrario, es la inflación la que arrastra la expansión de la liquidez.
Tipo de cambio Dólar-Bolívar
Fuera de los límites del país, el valor de la moneda dependerá del valor del resto de monedas internacionales. Una moneda valdrá por la cantidad de la otra moneda, denominada divisa, que se recibirá por una cantidad determinada de la nuestra, que será su valor, y es lo que se llama tipo de cambio. Entonces, el valor de la moneda internacionalmente hablando será su valor con respecto a otra moneda tomada como referencia, que por lo general suele ser una de las fuertes, como el dólar. Normalmente esto sirve como indicador para conocer cuál es la fortaleza de la moneda, y por ende, de toda la economía de un país.
Como sabemos, la ley de la oferta y la demanda nos dice que cuanto mayor sea la demanda de un determinado producto o servicio, mayor será su precio, y viceversa. Con las monedas sucede exactamente lo mismo; el precio de las mismas viene dado por su oferta y demanda, entendiendo precio por el valor de una moneda con respecto a otra; y precisamente por esto es por lo que los productos en un país se abaratan o encarecen con respecto al resto; porque su moneda ahora vale menos o más y se entregará a cambio una cantidad mayor o menor de monedas por el contravalor de la otra moneda.
En lo que respecta al tipo de cambio Dólar-Bolívar; la reducción importante de la cantidad de dólares que podemos disponer para la importación de bienes y servicios, necesarios en el normal funcionamiento de nuestra economía interna, ha generado la condición ideal para que quienes poseen dólares se aprovechen de la escasez y eleven a voluntad el precio de la divisa en el mercado paralelo, perturbando por efecto de las expectativas adaptativas de los oferentes, los precios de bienes y servicios en todo el mercado nacional. Tomemos en cuenta que esto ocurre en el contexto de una fuerte crispación política, la cual explica las irracionales variaciones en alza de los precios de la divisa paralela, que afectan constantemente, de modo igualmente irracional, los precios de los bienes y servicios en el mercado interno.
Ahondemos un poco más en este punto.
Tenemos una dependencia significativa de las importaciones de bienes, sean estos terminados o como materias primas e insumos para la producción interna; así como también de servicios. El pago de estos bienes y servicios se realizan fundamentalmente en dólares estadounidenses, lo que supone que necesitamos dólares para pagar las importaciones. Esos dólares los obtiene, en un 99%, el Estado venezolano a través de la venta de hidrocarburos y minerales. Los empresarios nacionales que pretendan importar deben adquirir en bolívares, los dólares del Estado, y esa paridad cambiaria la establece el mismo Estado de acuerdo con nuestro régimen cambiario.
Ese 1% de exportadores del sector privado de nuestra economía, que poseen dólares por su actividad exportadora, no podrían afectar la paridad cambiaria Dólar-Bolívar, si los controles en la asignación de divisas (en cuanto a quienes se le otorga y para qué se les otorga; así como también la periodicidad en la entrega) fuesen efectivos. Sin embargo, es obvio que ha habido un inmenso desvío de dólares entregados al sector privado (donde la banca juega un papel protagónico) hacia el mercado paralelo, y al no contar el Estado con una cantidad suficiente de divisas para satisfacer la enorme demanda de ellas, los especuladores, aprovechándose de la escasez de divisas, especulan a sus anchas.
Entonces la influencia de la paridad cambiaria Dólar-Bolívar en los precios actuales viene dada por la necesidad de utilizar dólares para importar bienes y servicios. Al reducirse la oferta de dólares en el mercado nacional, se especula con el precio del dólar.
Los dólares para importar se compran en bolívares: mientras más caro se venda el dólar más caros serán los productos importados y más impacto en los precios tendrán las materias primas e insumos importados en la producción interna, y más aumentará la expectativa adaptativa de los oferentes de bienes y servicios nacionales.
Esto lo saben quienes nos atacan económicamente y por eso su política se ha centrado en reducir la posibilidad de que el Estado venezolano pueda contar con la cantidad suficiente de divisas para satisfacer sus necesidades internas a través de las importaciones. Por esa razón la burguesía nacional aplicó como estrategia desde el año 2001, la fuga de divisas, que obligó al presidente Chávez en el año 2003, a implementar el control de cambio, y por eso, también, el Presidente de los EEUU, Donald Trump ejecuta medidas coercitivas para cercenarle a nuestro país la posibilidad de adquirir dólares, e incluso que circulen los dólares que tiene Venezuela en corporaciones financieras internacionales, porque saben que eso permite que se especule con el dólar y se eleven los precios constantemente en el mercado interno.
Es muy ingenuo pretender que quienes se apropiaron fraudulentamente de divisas del Estado (ya sea a través de importaciones con sobreprecios, empresas de maletín u operaciones camuflajeadas a través de la banca privada) las van a traer al mercado nacional si eliminan el control de cambio. No lo harían por razones muy obvias: el 99,9% de ellos quieren tumbar al gobierno, y no harían nada que redujera la crisis; luego saben que toda esa masa de dólares son mal habidas y que eso les coloca una espada en el cuello al no poder justificar su procedencia.
Posible solución a este factor distorsionante de los precios
Si la distorsión que genera la relación Dólar-Bolívar, deriva de la escasez de dólares (escasez que también es provocada). Esa escasez crea la condición necesaria para que el especulador que posee dólares, se aproveche de la necesidad de quienes demandan dólares, y suban el precio del dólar paralelo a voluntad.
Para solucionar de una vez y para siempre este problema, debemos desvincular al Bolívar de cualquier divisa que eventualmente pueda ser utilizada en nuestra contra. En este sentido, el Petro juega un papel fundamental.
Las criptomonedas llegaron para quedarse, y ese nuevo instrumento financiero está llamado a transformar el sistema financiero mundial. Es natural el recelo hacia ellas, todo lo novedoso genera dudas y desconfianza, y los seres humanos somos conservadores por naturaleza. Pero las principales características de las criptomonedas (no tiene intermediario en las transacciones y que los usuarios son ellos mismo su propio banco), permiten que las pequeñas economías como la nuestra, puedan incorporar de facto, una moneda al sistema monetario internacional; poniendo en jaque la hegemonía de las corporaciones financieras transnacionales.
El gobierno venezolano fue audaz, no solo al asumir como Estado, la creación de una criptomoneda, sino que además la respaldó con bienes reales, lo cual hizo que la moneda no necesitara de la confianza en la economía del país emisor para ser aceptada por los inversionistas, sino que le otorgó su propio atractivo. Al impulsar con más fuerza, la aceptación del Petro en el mercado internacional, podremos importar bienes y servicios con nuestra propia moneda, con lo cual garantizaríamos cubrir la demanda nacional de divisas para las importaciones.
Si para la compra del Petro utilizamos el Bolívar, éste estabilizaría su valor, ya que para distorsionar la paridad Petro-Bolívar, tendrían que afectar el mercado internacional del petróleo, ya que el valor del Petro depende del valor del barril de petróleo de la cesta venezolana, y no del dólar o de otra divisa. Siendo así, no sería necesario utilizar el Petro en el mercado nacional, ya que el Bolívar recuperaría su estabilidad.
Venezuela está siendo bloqueada en el sistema financiero internacional, por eso, cualquier otra moneda creada por Venezuela, que no sea una criptomoneda y que pretenda incorporarse al mercado internacional, tendrá que pasar por el sistema financiero mundial, y sería fácilmente bloqueada.
Utilizar otra divisa distinta al dólar para realizar nuestras importaciones, nos mantendría en la misma vulnerabilidad.
El Petro es la mejor herramienta para enfrentar el bloqueo financiero, y deslastrarnos del dólar. Pero lo que no se promociona, pocos lo compran. Todas nuestras misiones diplomáticas deben tener como principal tarea, vender el Petro a todos los países posibles.