Alí Ramón Rojas Olaya
Agosto se ha tornado en un mes de agitación política. El miércoles primero la prensa destaca la noticia del día anterior en la que Maduro informa al país que todas las personas que estén registradas en el Censo Nacional de Transporte y tengan el Carnet de la Patria tendrán un subsidio directo de la gasolina. El jueves 2 llega la Marcha Campesina Admirable a Caracas. El sábado 4, Julio Borges, Juan Requesens y el paramilitarismo colombiano dirigido por Álvaro Uribe Vélez, Juan Manuel Santos e Iván Duque, intentan asesinar con drones al presidente Nicolás Maduro. El lunes 6 se da en Caracas una marcha de la Plaza Morelos a Miraflores en apoyo a Maduro. El miércoles 8, la Asamblea Nacional Constituyente procedió al antejuicio de mérito contra los parlamentarios Borges y Requesens. El lunes 13 el pueblo se vuelca a la calle de Petare a Parque Carabobo en la Gran Marcha Rojas por la Paz. El viernes 17 el presidente anuncia el aumento del salario mínimo fijado a medio Petro, equivalente a mil 800 Bolívares Soberanos y asume, por los próximos 90 días, diferencial de nómina salarial de toda la pequeña y mediana industria del país. El lunes 20 es la activación de la reconversión monetaria. ¿Qué debe hacer el pueblo en el caso de que los comerciantes usureros no quieran vender los productos a los precios reales?
Los enemigos de Bolívar
En 1824, la oligarquía peruana y el consulado estadounidense en Lima crean una guerra económica y hacen ver al pueblo que el culpable es Bolívar. Llaman a los españoles para que ocupen Lima y tratan al Libertador de tirano y de monstruo. En 1828, en Colombia, los comerciantes acaparan y especulan, los banqueros crean un boicot, los medios de comunicación crean la matriz de opinión de que el enemigo es Bolívar.
Mientras tanto, en la Embajada de Estados Unidos se planifica asesinarlo. En 2002 los amos del valle desestabilizan Venezuela a través de la Coordinadora Democrática, los vendedores especulan y acaparan, no hay gas, no hay gasolina, no hay harina para arepa, no hay sardina, la prensa, radio y televisión hacen ver que el enemigo es Chávez, no hay béisbol, no hay Navidad, los mercaderes del templo se unen al sabotaje y la embajada gringa apoya a los enemigos. Julio Borges, en su rol de ilustre desgraciado, ha viajado por todo el mundo pidiendo bloqueo económico para que el pueblo no tenga medicinas, ni comida, ni repuestos para carros, ni productos de aseo.
¿Cuál es el rol de los cimarrones sentipensantes?
Los cimarrones sentipensantes son aquellos intelectuales que Antonio Gramsci llama orgánicos. La palabra la toma prestada el sociólogo barranquillero Orlando Fals-Borda de los campesinos momposinos de la Costa Atlántica de Colombia, para denotar aquella persona que combina en todo lo que hace, razón y pasión, cuerpo y corazón. Dice Eduardo Galeano que “el lenguaje que dice la verdad, es el lenguaje sentipensante: el que es capaz de pensar sintiendo y sentir pensando”.
Los cimarrones sentipensantes deben escribir, formar, dar conferencias siempre en diálogo con el pueblo. Simón Rodríguez es un cimarrón sentipensante. En el año 1828 publica en forma manuscrita su Defensa de Bolívar que sale a la luz en enero de 1830 en Arequipa. Allí nos dice que: “La América Española pedía dos revoluciones a un tiempo, la pública y la económica: las dificultades que presentaba la primera eran grandes — el general Bolívar las ha vencido, ha enseñado o excitado a otros a vencerlas: los obstáculos que oponen las preocupaciones a la segunda, son enormes, el general Bolívar emprende removerlos, y algunos sujetos, a nombre de los pueblos le hacen resistencia en lugar de ayudarlo. Sedientos de venganza, por injurias supuestas, o ciegos de ambición por empleos que quizá no pueden desempeñar, se jactan de ser sus enemigos, condenan sus principios, le adivinan malas intenciones, le suscitan guerras en unas partes, se las declaran y las llevan á efecto en otras, lo asaltan en su propia casa para asesinarlo, trastornan, alborotan, llaman su atención sobre todos los puntos y su presencia en los más importantes. Sucumben, y se dispersan: unos toman el partido de callar, otros el de instigar sordamente, y los más comprometidos salen a hacer, en países extraños, el papel de ilustres desgraciados”.
El rol histórico del PSUV
El 24 de junio de 1852, Lasalle le escribe a Marx: “La lucha interna da al partido fuerzas y vitalidad; la prueba más grande de la debilidad de un partido es la amorfía y la ausencia de fronteras bien delimitadas; el partido se fortalece depurándose”. Para esta depuración es vital la confrontación, la crítica y la autocrítica como pilares de la dialéctica. “La crítica es el alma de la sociedad” nos dice Simón Rodríguez. Tenemos dos enemigos internos: la corrupción y la ineficiencia. Las instituciones liberales están hechas para consolidar el capitalismo. Son varias las tareas fundamentales del Partido Socialista Unido de Venezuela que el Libro Rojo se señalan: (1) “elevar la conciencia revolucionaria de la masa, organizarla y formarla para la lucha por la conquista del poder” y (2) “elevar su nivel de conciencia filosófica, política, ideológica, moral y organizativa para lograr la transformación de patrones de representatividad en patrones de democracia participativa y protagónica”. En otras palabras “significa formar al pueblo para el ejercicio del poder en las funciones de planificación, elaboración de presupuestos, toma de decisiones, ejecución y control orientados por valores socialistas”. Esto es, ideológicamente hablando, “asumir el socialismo bolivariano como nuestro mayor ideal de sociedad, de modelo político y de Estado”.
El rol histórico del pueblo
El artículo 3 de la Ley Orgánica de Contraloría Social nos dice que “el propósito fundamental del control social es la prevención y corrección de comportamientos, actitudes y acciones que sean contrarios a los intereses sociales y a la ética en el desempeño de las funciones públicas, así como en las actividades de producción, distribución, intercambio, comercialización y suministro de bienes y servicios necesarios para la población, realizadas por el sector público o el sector privado”.
El pueblo debe ser protagonista del control de precios. No está solo porque cuenta con el Gobierno y además está organizado: los Clap, el PSUV, las brigadas de Somos Venezuela y la Milicia Bolivariana. De no hacerlo, la derecha nos robará otra vez todos los salarios y los bonos que nos da la revolución. La guerra económica genera ganancias del 10 mil%. La oligarquía está enferma, padece “una sed insaciable de riqueza”. El pueblo tiene la vacuna…y ellos lo saben.