Alí Ramón Rojas Olaya
Cuando la vida de una mujer es amputada, las lágrimas empañan el corazón del alma. Cuando una mujer es agredida, la matria exhala un alarido que retumba en la conciencia de las explicaciones vanas. Por femicidio o feminicidio entendemos el acto de violencia extrema contra las mujeres. Forma parte del concepto más amplio de violencia de género en las sociedades patriarcales. ¿Por qué se agrede a una mujer? En muchos casos por razones políticas, en otros, por causas ambientalistas y en la mayoría, por problemas incongruentes de índole cultural en los que el agresor desea depredar la dignidad, la integridad y la vida de mujeres. Las dominicanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, las hondureñas Berta Cáceres y Lesbia Yaneth Urquía, la brasileña Dilma Rousseff, la árabe Esra al-Ghamgam y la venezolana Mayell Hernández son solo algunos de los casos de mujeres víctimas de agresión, entre estos de femicidios.
Cifras femicidas
«Cada día mueren en promedio al menos 12 latinoamericanas y caribeñas por el solo hecho de ser mujeres», advirtió en octubre de 2017 la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). Según información oficial de diversos países citada por la Cepal, mil 998 mujeres de 17 naciones del área fueron víctimas de femicidio en 2016. En los primeros dos meses del año 2018 se registraron 47 femicidios en Argentina, lo que representa que hubo una víctima cada 30 horas, un promedio similar al registrado a lo largo de 2017, según se desprende de una investigación del movimiento Mujeres de la Matria Latinoamericana (MuMaLá).
El 25 de noviembre de 1960 fueron asesinadas las hermanas Mirabal, la mecanógrafa Patria, la abogada Minerva y la agrimensora María Teresa, por luchar contra la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo en República Dominicana.
En Honduras, el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh) de la que forman parte Berta Cáceres y Lesbia Yaneth Urquía, se opone al vaciado del río Gualcarque, sagrado entre los indios, que la empresa DESA viene haciendo para llenar la gigantesca presa de Agua Zarca. En un comunicado, el Copinh emplazó que el homicidio de Urquía, aparecida muerta el 6 de julio de 2016, constituye un femicidio político “que busca callar las voces de las mujeres que con coraje y valentía defienden sus derechos en contra del sistema patriarcal, racista y capitalista, que cada vez más se acerca a la destrucción de nuestro planeta”. Al igual que Cáceres, asesinada el 2 de marzo de 2016, se había enfrentado a los proyectos hidráulicos que proliferan en Honduras, entre ellos una obra vinculada a la presidente de Partido Nacional y vicepresidente del Congreso, Gladys Aurora López, y su esposo.
En Arabia Saudita se ordenó la decapitación de Esra al-Ghamgham quien estuvo detenida durante tres años, desde el 2015 y finalmente decapitada, por defender la libertad de los presos políticos y la democracia en ese país. Ghamgham fue detenida junto con su esposo Seyyed Musa Ja’afar Hashem durante un ataque de fuerzas de seguridad en su casa en la región chiita de Qatif en la Provincia Oriental el 8 de diciembre de 2015.
Siendo presidente de Brasil, Dilma Rousseff, firmó el lunes 9 de marzo de 2015 un proyecto de ley que tipifica el «feminicidio» como un crimen no justificado. La CIA le da la estocada final con el golpe de Estado parlamentario bajo la figura de ‘impeachment’, acusación que puede presentar en Brasil cualquier ciudadano contra un presidente de la república, que termina con su mandato y de 13 años de gobierno del Partido de los Trabajadores (PT). Michel Temer asume la presidencia el 31 de agosto de 2016.
Un problema cultural
¿Cómo dice la letra de Arroz con leche y de Patico, patico que cantamos en la niñez? La primera, tal y como se canta en Venezuela, dice: “Arroz con leche me quiero casar con una señorita de la capital, que sepa coser, que sepa bordar, que ponga la mesa en su santo lugar”. La otra dice: “Patico, patico, color de café, por qué estás tan triste, quisiera saber. Tu pata yo vi muy lejos de aquí con otro patico color de café”.
Muchas letras del cancionero venezolano son misóginas: La viuda millonaria de Santiago Rojas: “ella tenía más o menos 70 años, pero cuando se arreglaba quedaba como una reina”. Juana y José de Cruz Felipe Iriarte: “Me estaba contando Juana, que su marido José la deja por la mañana sin papelón ni café y de noche cuando llega, me contaba con dolor, que la regaña y le pega, sin tener razón”.
Pedro Almodóvar filmó Átame (1990) donde una mujer se enamora de su secuestrador, tema también planteado por Liliana Cavani en la legendaria Portero de noche (1974). El cineasta argentino Gaspar Noé mostró la violación de la que es víctima Alex, protagonizada por Mónica Bellucci, en el film francés Irreversible (2002). Este argumento es también abordado por el español Carlos Saura en la película ¡Dispara! (1993) protagonizada por Francesca Neri.
El reguetonero Dasoul dice: “y me pide más, aun sabiendo que la puedo lastimar, no es culpa mía si me porto mal”. La misoginia no es un problema solo de hombres. Malú justificó el femicidio en el año 2001: “Toda, de arriba abajo, toda, entera y tuya toda, aunque mi vida corra peligro”.
Arroz con leche
En una escuela argentina un grupo de maestras, niñas y niños decidieron protestar por la misoginia de Arroz con leche y decidieron cambiarle la letra: “Arroz con leche, yo quiero encontrar a una compañera que quiera soñar. Que crea en sí misma y salga a luchar, por conquistar sus sueños de más libertad. Valiente sí, sumisa no. ¡Feliz, alegre y fuerte te quiero yo!”. Esta compañera es Mayell Hernández, alumna de Unearte, nos contó con su cuerpo quién era Manuela Sáenz. Una de sus maestras, Carmen Violeta Pérez, al enterarse de su deceso, le escribe desde la profundidad del alma, entre la rabia y el amor: “Mi nombre es madre e imploro que te besen, que te den de beber la leche que mana a borbotones de mi corazón alado. Mi nombre es piedra, golpeo y me cubro, sostengo a dentelladas el latido, soy cimiento, me quiebro. Mi nombre es vientre. Tierra. Luz. Agua que te nutre. Poesía que abraza. Alma que estalla. Volcán que arde para que tus ojos miren cuán honda es la sordera y el desasosiego”.