Energía y Poder
Con el tiempo, el Estado venezolano será más fuerte, siempre que la juventud sea protegida y asuma, como proyecto de vida, la preservación de la Patria. Para ello, la juventud no puede distraerse en las ambiciones de los viejos: Los jóvenes no deben asumir tareas para las que no están preparados. Quien desespera porque tiene ambiciones superiores a sus capacidades, es irresponsable y no puede considerarse un patriota; terminará subordinado a intereses desconocidos y traicionará, incluso en contra de su propia voluntad, al proyecto nacional.
Los jóvenes deben aprender del pasado y del presente, y asumir que son el gobierno del futuro. Para ser responsables, deben lograr fusionar la técnica y la política, y así no caer en los extremos del voluntarismo que hace ineficaz a cualquier gestión de gobierno. Solo si se esfuerzan en aprender ambas artes, serán elevados por la disciplina y la Patria contará con una generación de relevo, que sea capaz de protegerla y mantenerla feliz.
Para aprender la técnica, no se puede renegar del conocimiento, ni debatirse entre los métodos positivistas y los hermenéuticos, o entre lo cuantitativo y lo cualitativo, o entre lo académico y lo esotérico. Esas son discusiones ajenas, que muchas veces nos imponen para confundirnos. Hay que asumir el conocimiento esté donde esté… hay que estudiar.
Para aprender la política, es contraproducente subordinarse a grupos de poder. Lo primero es entender el poder y conocer su rol en el desarrollo histórico de la nación y del Estado. Luego, asumir una ética revolucionaria en el ejercicio de la política, para marcar un referente moral del cual surgen los liderazgos más fuertes. Para un revolucionario, el objetivo es cambiar el juego político, no solo cambiar su rol en el juego.
Un cuadro es técnico y político a la vez. Un cuadro aprecia la historia de su país, la conoce y por tanto puede valorar a sus compatriotas como a sí mismo, lo que refina su sentido del respeto y su compromiso. Tener presente el hilo histórico, es indispensable para la transformación del Estado. ¿Cómo transformar a PDVSA, por ejemplo, sin conocer su historia y su rol en el país y en el mundo? Esto es responsabilidad de la juventud. Esto es asumir el legado del comandante Chávez, quien rescató al proyecto original de la Patria, el proyecto de Simón Bolívar. La generación de Chávez logró reformular dicho proyecto, la juventud debe garantizar su cumplimiento. ¡Viva la juventud que asume a la Patria como proyecto de vida!