Por: Angelo Rojas (@angelorojasvzla)
La palabra soberanía proviene del latín “superanus” que significa “super” encima, más, superior y “anus” el cual es un sufijo que denota pertenencia, relación y procedencia; La soberanía representa una facultad de mando, poder y control que posee una persona o entidad sobre un sistema de gobierno, territorio o una población.
El artículo 5 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela establece que “la soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce directamente en la forma prevista en esta Constitución y en la ley, e indirectamente, mediante el sufragio, por los órganos que ejercen el Poder Público” y el 70 de esta carta magna determina la forma de ejercicio “son medios de participación y protagonismo del pueblo en ejercicio de su soberanía, en lo político: la elección de cargos públicos, el referendo, la consulta popular, la revocatoria del mandato, la iniciativa legislativa, constitucional y constituyente, el cabildo abierto y la asamblea de ciudadanos y ciudadanas cuyas decisiones serán de carácter vinculante…”.
El pueblo venezolano en ejercicio de su soberanía, de acuerdo al ordenamiento jurídico vigente, siguiendo la cultura y principios democráticos acudió a una cita electoral para elegir al Presidente de la República el 20 de mayo del año pasado; la conducción de dicho proceso estuvo a cargo del poder electoral y conto con la observación internacional. El soberano decidió con su voto que para el periodo 2019-2025 el Presidente es Nicolás Maduro Moros, quien debe juramentarse el próximo 10 de enero para continuar en la máxima magistratura que viene desempañando por voluntad del soberano, ¿así o más claro?