Por Verónica Díaz
Venezuela está siendo atacada para impedirle que cubra sus necesidades elementales, lo cual ocurre por la apetencia de los Estados Unidos de apoderarse de las mayores reservas de petróleo del planeta y de otras riquezas naturales, lo que la transforma en un objetivo apetecible para los intereses imperiales, reflexionó el abogado Juan Carlos Valdez, durante el conversatorio “Épica del 4F”, organizado por el Centro Nacional de la Fotografía (CENAF) que se realizó el lunes 11 de febrero en los espacios abiertos de la Biblioteca Nacional.
Valdez no cree en la “ayuda humanitaria” que tratan de ingresar ilegalmente al país, porque si de verdad desean ayudar deberían desbloquear el dinero retenido por los efectos de sus medidas unilaterales.
“Esa ayuda humanitaria no es otra cosa que una invasión disfrazada, es la forma para invadirnos. Si de verdad quisieran ayudar bastaría con desbloquear los miles de millones que el país tiene retenidos a causa del bloqueo económico y financiero impuesto a Venezuela. Nos ofrecen 21 millones de dólares y nos tienen retenidos por lo menos 7 mil millones de dólares”.
Recordó que en la ex-Yugoslavia también se recurrió al discurso de la “ayuda humanitaria” que fue usada para introducir armas. “Ustedes no creen que EEUU haría lo mismo en Venezuela”.
Explicó que una verdadera crisis humanitaria sucede cuando un desastre natural devasta un país, o cuando ocurre una guerra con bombardeos y tropas, en ambos casos el gobierno debe aprobar el ingreso de la ayuda humanitaria.
“¿Sabes lo que es una ayuda humanitaria? Lo que está haciendo el gobierno de Nicolás Maduro a través de los CLAP si es una ayuda humanitaria, ya que con un solo producto se pagan todos los alimentos que trae la caja, porque nos están atacando y nuestro gobierno chavista no quiere que el pueblo pase hambre”.
No son sanciones
El experto aclaró que es incorrecto usar el término “sanciones”, ya que Venezuela no ha transgredido ninguna norma, por tanto, se trata de agresiones unilaterales e ilegales.
Sostiene que el presidente Donald Trump es quien lidera la embestida contra la nación petrolera, tratando de evitar el acceso a las divisas para dificultar las compras internacionales, lo que afecta singularmente a un país habituado a depender de las importaciones.
“Tenemos 7 mil millones de dólares retenidos por la banca internacional, que EEUU controla en un 80% y es lamentable que Guaidó considera un logro que 43 países retuviesen el dinero de todos los venezolanos, lo que se traduce en escasez de alimentos y medicinas”.
Expuso que se está usando el dólar como un arma de guerra, y calificó como un crimen de lesa humanidad las acciones emprendidas para asfixiar a un país entero.
“EEUU es responsable de todos lo muertos que ocurran por falta de medicinas y alimentos”. Y agregó que “nos atacan porque en el mundo existen grandes desigualdades y la Revolución Bolivariana se ha propuesto demostrar que es posible edificar una sociedad basada en la justicia social”.
Y se preguntó por qué si el 20 de mayo se eligió a Nicolás Maduro como presidente con el mismo ente electoral (CNE), los mismos observadores y similares normas a las empleadas para que Guaidó fuera electo diputado, entonces si son las mismas condiciones ¿por qué Nicolás Maduro es ilegítimo y Guadó no?
“Nos están golpeando, pero el que lo hace se esconde y quiere culpar a otro”, advirtió.
Tampoco considera cierto que la comunidad internacional apoye a Guaidó, ya que el 70% de los países del mundo reconocen al gobierno de Nicolás Maduro, porque de 195 países que hay en el planeta, solo 37 apoyan el golpe.
También abogó por el Petro, la criptomoneda creada por el gobierno para sortear las restricciones que imponen las medidas unilaterales contra Venezuela.
Y se preguntó “si yo quisiera comprar, por ejemplo juguetes, si me aceptan Petros, ¿para qué necesito dólares? Y nadie nos va a limitar su uso, lo que nos permitirá comprar los bienes y servicios que se necesitan para la vida cotidiana.
Finalmente se mostró optimista, ya que considera que Venezuela saldrá fortalecida con una moneda propia y produciendo lo que necesita para que nunca más puedan bloquearla.
“Ellos quieren ponernos a pelear para quitarnos el petróleo y todas nuestras riquezas, pero otra vez nos toca ser los héroes y heroínas para defender nuestra patria, y nuestras principales armas son la verdad, la paz, el conocimiento y el amor”.
La ayuda humanitaria que recibió la ex-Yugoslavia
Para que la historia nos de lecciones de lo que el ilegítimo Guaidó desea para Venezuela. Las sanciones «humanitarias» de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en 1992 a Yugoslavia aislaron económicamente al país, en su momento el presidente Bill Clinton aprobó un plan de «ayuda humanitaria» para garantizar, supuestamente, el funcionamiento de hospitales y servicios básicos de la población, según publica Misión Verdad.
Para ese entonces con el plan en marcha, el ingreso per cápita cayó a 700 dólares por año, el desempleo aumentó a 60%, los civiles serbios soportaron un aumento de 37% en muertes infecciosas y su consumo de calorías cayó un 28%. Lo más asombroso fue que la inflación, producto de estas sanciones, llegó a 363 cuatrillones por ciento.
Tras una feroz campaña mediática se acusó a Yugoslavia del uso excesivo e indiscriminado de la fuerza, ocasionando numerosas víctimas y una gran cantidad de refugiados; el Consejo de Seguridad aprobó, el 23 de septiembre de 1998, la resolución 1199, en la cual afirmaba que el deterioro de la situación en Kosovo constituía una amenaza a la paz y la seguridad de la región. La OTAN lanzó, el 13 de octubre de 1998, un ultimátum a Yugoslavia para que se plegara a tales exigencias.
En marzo de 1999, la OTAN lanzó su asalto aéreo de 78 días contra la República Federal de Yugoslavia sin la aprobación del Consejo de Seguridad, más de mil aviones de combate lanzaron por lo menos 2 mil ataques aéreos en casi 40 mil incursiones, arrojando más de 20 mil bombas sobre la ex Yugoslavia, matando a miles de civiles, hombres y mujeres, así como a más de mil soldados y policías yugoslavos. Asimismo empleó armas consideradas criminales por el derecho internacional, como el uranio empobrecido y las bombas de racimo y se bombardearon empresas y fábricas solo de propiedad estatal, así como proyectos de vivienda estatales, suministros de agua, ferrocarriles, puentes, hospitales y escuelas.