*Envuelto en un rosario de fracasos, perdida su credibilidad incluso en el exterior, el grupo hamponil liderado por el títere de la Casa Blanca, mantiene su obsesión con una intromisión militar estadounidense en nuestro país
Jimmy López Morillo
Desubicado, perdidos los estribos ante la andanada de fracasos sucedidos uno tras otro, desaparecida casi por completo su credibilidad, si alguna vez llegó a tenerla, hundido en sus soledades cada vez mayores, el autoproclamado mantiene su obsesiva manía de solicitar una invasión al país en el cual alguna vez nació, pero ya dejó de ser el suyo, si a las pruebas se nos permite remitirnos..
El lunes 13 del corriente, el mundo entero conoció una de las manifestaciones epistolares más rastreras de la historia, cuando el supuesto “embajador” del títere de la Casa Blanca, por tal vía literalmente imploraba al jefe del Comando Sur estadounidense, Craig S. Faller, una reunión en la cual el tema a tratar sería buscar las formas de concretar una invasión contra esta patria de libertadores.
En el vil panfleto, suscrito por el prófugo de la justicia venezolana Carlos Vecchio, ruega el encuentro con el fin de “avanzar en la planificación estratégica y operativa», de los mecanismos para “detener el sufrimiento del pueblo y restaurar la democracia”, es decir, imponer a sangre y fuego en nuestros suelos un gobierno sumiso a los intereses de los genocidas de Washington.
Frente al patético documento, no tardó en responder la vicepresidenta ejecutiva de la República, Delcy Rodríguez, quien con implacable puntería lo calificó como “un adefesio”:
«Hemos rechazado, leído, un adefesio, una carta, que manda uno de los golpistas que hoy se esconde en Washington, donde pide la intervención militar en Venezuela», expuso la Vicepresidenta, en declaraciones ofrecidas el martes 14, acompañada por el ministro del Poder Popular para la Defensa, G/J Vladimir Padrino López.
“Rechazamos, condenamos, este tipo de posiciones tan sumisas, lacayas, entreguistas (…). No solamente las condenamos, sino sabemos que están condenadas al fracaso», puntualizó Delcy Rodríguez.
Obsesión
La carta, es un eslabón más en la obsesiva campaña de la marioneta de los yanquis para concretar un desembarco de marines y los bomardeos con los cuales pudieran hacerle el favor de instalarlo en el poder sus amos imperiales, sin importar los costos que ello pudiera acarrear.
De hecho, el sábado 11, en una desolada plaza Alfredo Sadel del municipio Baruta del estado Miranda, en la cual la bandera estadounidense ocupaba más espacio que la cantidad de asistentes, reconoció las instrucciones giradas su “representante” en el norte:
“Hemos instruido a nuestro embajador Carlos Vecchio que se reúna de inmediato con el Comando Sur para establecer relación directa en materia de cooperación”, un eufemismo esto último para enmascarar las reales intenciones de la reunión que, obviamente, cuenta con el visto bueno de los capos del Departamento de Estado.
Si bien este sujeto funge como una suerte de muñeco de ventrílocuo, no es menos cierto que jamás ha escondido sus pretensiones de regar de sangre el país tratando de cumplir las instrucciones de sus amos imperiales.
Fracasos
“Este nuevo llamado al jefe del Comando Sur del gobierno de Estados Unidos por parte de la oposición venezolana para solicitar que intervengan militarmente a nuestro país, es a todas luces un acto flagrante de traición a la Patria”, sostiene al respecto la periodista Beverly Serrano, integrante de la Vicepresidencia de Agitación, Propaganda y Comunicación del Partido Socialista Unido de Venezuela.
“Es además -añade-, parte del guión que se les asigna para que mediáticamente generen en su pírrica y frustrada militancia una pizca de esperanza, después de sus fracasados intentos de derrocar al presidente constitucional Nicolás Maduro y a la Revolución Bolivariana. Estas acciones se van ejecutando de manera progresiva y se radicalizan en la medida en la cual van perdiendo espacios, pretendiendo amilanar a nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana, hoy más cohesionada que nunca y dispuesta a defender cada palmo de este territorio”.
Serrano, abunda en sus apreciaciones:
“El intento de golpe de Estado del pasado 30 de abril, la violación del derecho internacional con el ataque a nuestra embajada en Washington, la breve invasión al mar territorial de Venezuela por parte de un buque estadounidense y la carta de la deshonra al Comando Sur, son herramientas desesperadas y no menos graves, con las que intentan seguir afectando a nuestro país. Tienen un gran componente de ataque y terror psicológico, pero no han dado el resultado esperado en la Casa Blanca”.
Enfatiza que “el pueblo venezolano ha dado una gran demostración de organización, movilización, resistencia y avance, que hoy se vuelve luz y esperanza para los pueblos que como el nuestro, lucha a diario contra la dictadura del terror, de la muerte y destrucción del gobierno gringo. La revolución es transformación y movimiento constante, ante todas las adversidades, el pueblo venezolano en aprendizaje constante se mantiene firme, asumiendo los retos que conlleva esta lucha. En contraste a este ejemplo popular de consciencia y resistencia, se devela una oposición extremadamente dividida, sin valores, cada vez más envuelta en casos de corrupción, conspiración, y traición a la Patria. En este sentido, dormimos con un ojo abierto y las botas puestas, resolviendo, innovando y luchando para seguir venciendo”.
Estrategia de guerra
La vergonzosa epístola y los continuos llamados a una intervención militar en Venezuela hechas por el mequetrefe de Washington y su pandilla de delincuentes, a juicio del sociólogo José Gregorio Martínez, “entran dentro de la estrategia de guerra comunicacional desde que apareció este sujeto. Intentan generar esperanzas dentro de los sectores oposicionistas, pero que siempre se ven frustradas. Es un juego como para mantener vinculado al activismo radical de la derecha, con supuestas acciones pero que nunca se concretan”.
Estima que todo forma parte de “un juego discursivo para la opinión pública internacional, no tanto para la del país, de hecho, su foro político principal, que es la Asamblea Nacional en desacato, viene sesionando sin quórum y ahora hasta sin junta directiva, porque están involucradas en el golpe todas las fracciones políticas. Es una gente defensora de los intereses del imperialismo norteamericano, puesto que de ninguna manera ponderan el riesgo real de una invasión, habría un gran genocidio, sin distinción entre venezolanos de un bando o de otro. Son personas que tienen serios problemas de identidad, sin conciencia de patria y su destino es desaparecer de la escena política nacional cuando ya no hagan falta”.
“Las consecuencias de una invasión serían la destrucción de toda la infraestructura estratégica vinculada a los servicios públicos, como ya lo demostraron con el ataque al sistema eléctrico; la agroindustria sería exterminada, a lo cual debe añadirse la incalculable cifra de vidas humanas perdidas. Si con esta guerra económica que estamos padeciendo tenemos dificultad para adquirir alimentos, medicinas, en un escenario de guerra vendría hasta la hambruna. Ellos piensan que en las filas patriotas se daría una rendición, cosa totalmente negada por la unidad cívico-militar, la coherencia de la dirección política nacional, la lealtad de los altos mandos militares y el nivel de conciencia del pueblo”, remata.