Cuatro armas de la hegemonía
Las crisis simultáneas de Haití, Argentina, Perú y Ecuador muestran la doble moral de los gobiernos de derecha, la maquinaria mediática-enredática, la diplomacia multilateral y las ONG financiadas por el capitalismo global
Los falsos principios de EEUU y sus gobiernos satélites
Mucha gente puede creer, de buena fe, que Estados Unidos es una nación preocupada por la vigencia de los principios democráticos y los derechos humanos en el resto del mundo, y que por eso es que se mete en guerras en casi todo el planeta. Pero cada vez que surge una situación de ruptura democrática o de violación de las garantías fundamentales en algún país aliado o satélite de la corporatocracia estadounidense, a esos principios se le ven las costuras.
Últimamente hemos tenido ejemplos de sobra. Haití (el desdichado Haití) tiene cinco semanas ya ardiendo en manifestaciones contra el gobierno impuesto allí por Washington, encabezado por el empresario Jovenel Moise, quien ha reprimido a discreción al sufrido pueblo, con el visto bueno del imperio.
Una situación parecida se desató en Ecuador, luego de que el renegado Lenín Moreno implantara un programa de ajuste fondomonetarista que cuenta con la bendición (como todos esos paquetazos) de EEUU y de las oligarquías latinoamericanas. El gobierno imperial, que en el caso de Venezuela y Nicaragua protesta hasta cuando se le parte una uña a algún manifestante, en este caso se ha hecho del desentendido y, cuando lo apuran mucho, se pronuncian a favor del gobierno represor.
Medios e influencers
compiten en hipocresía
El segundo aparato de preservación de la hegemonía mundial es la maquinaria
mediática y enredática (de las redes), formada por los órganos de difusión
masiva tradicionales y los de nuevo cuño digital (tanto locales de los países
satélites como los globales, son sede en EEUU o Europa) y la vasta red de influencers que aparentemente actúan por
cuenta propia, pero que en realidad, son financiados con fondos de la
estructura dominante.
Este aparato también se pone en evidencia cuando las circunstancias apremian. Si hay un disturbio en Venezuela, Nicaragua o Bolivia, se eleva a los manifestantes a la categoría de héroes y se les niega a las autoridades el derecho a actuar y efectuar detenciones. Si el disturbio es en alguno de los países con gobiernos de derecha, se criminaliza a los que protestan y se justifica plenamente la represión.
Un mero análisis retórico del contenido de estos medios demuestra cuán sesgada es su postura. En circunstancias parecidas, los manifestantes se denominan activistas o vándalos, según sea el caso y la respuesta del gobierno es brutal represión o control del orden público.
Cuando el asunto se les pone muy difícil de justificar, entonces, la maquinaria mediática y el batallón de influencers tratan de desviar la atención hacia otro lado, preferiblemente hacia Venezuela.
Diplomáticos hacen
trajes a la medida
Otra pata del modelo de dominación capitalista global son los entes
diplomáticos multilaterales controlados por los países potencia y regidos por
sus lógicas y sus intereses.
Si a alguien le quedaba alguna duda de cómo actúan estos organismos y los personajes que están en sus puestos de dirección, bastará con comparar las actuaciones de Luis Almagro y de Michelle Bachelet ante situaciones que se han registrado en Venezuela y las que ahora se han presentado en Haití, Honduras, Perú y Ecuador.
El doble rasero llega a ser tan vergonzoso que cuesta creer que estos burócratas estén descendiendo tanto en el pantanal en el que han aceptado meterse.
Almagro, como ya se ha hecho costumbre, se lleva todos los premios a la postura más obsecuente y servil con la política imperial y las oligarquías. Se atreve a denunciar una supuesta injerencia venezolana, totalmente tomada de los cabellos, en el caso de Ecuador, cuando él mismo ha sido uno de los cabecillas de la más vulgar intervención extranjera en Venezuela.
Con su mutismo, otro papel deplorable lo hace Bachelet, la alta comisionada para los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas, tan veloz en sus pronunciamientos sobre Venezuela y silente por completo ante oleadas represivas en Haití y Ecuador.
Las falsas ONG quedan
al descubierto
La cuarta pata de la estructura son las mal llamadas Organizaciones No Gubernamentales,
que en realidad son sostenidas con financiamiento proveniente de gobiernos de
países poderosos para que ataquen a los gobiernos de naciones rebeldes ante los dictados imperiales.
Las mismas ONG que chillan por la autonomía de la Asamblea Nacional de Venezuela (que nunca ha dejado de funcionar), miran para otro lado ante la disolución del Congreso peruano. Las mismas ONG que claman por los supuestos derechos de manifestantes sumamente violentos, como los que asolaron zonas urbanas de Venezuela en 2017 y de Nicaragua en 2018, ignoran los hechos de Haití y Ecuador y la escalada de violencia contra los líderes sociales de Colombia. Así de independientes son estas ONG.