Por Verónica Díaz
Cuando se cumplen 45 años de la relación entre China y Venezuela, una delegación venezolana a cargo del primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello, estrecha los lazos de cooperación con la nación asiática, considerada una de las mayores economías del planeta.
“Es importante recordar que entre ambas naciones se han alcanzado un nivel superior desde hace 20 años, casualmente entre estos días se cumple 20 años de la primera visita que hizo el expresidente Hugo Chávez a China (…) de ahí en adelante se han incrementado todos los acuerdos y relaciones entre ambos países”, acotó Cabello.
Los representantes del PSUV arribaron el pasado sábado 12 de octubre a China con el propósito de explorar nuevos caminos de cooperación económica, tecnológica, militar, productiva, así como, establecer canales de formación política.
China ha promovido el desarrollo de sus relaciones con Venezuela con una visión estratégica y de largo plazo. Desde 1999, con la llegada al poder del Comandante Hugo Chávez, ambas naciones han firmado importantes acuerdos en materia energética, financiera, tecnológica, educativa, cultural, industrial y agrícola.
En 2018 se acordó la integración de Venezuela a la iniciativa La Franja y la Ruta, también conocida como La Nueva Ruta de la Seda, la ambiciosa red china de infraestructuras repartida por los cinco continentes que puede costar hasta un billón de dólares. Un plan estratégico considerado como el plan Marshall del siglo XXI, al que China asigna una importancia vital.
Esta visita, dijo Cabello, busca “estrechar lazos y contribuir a que en Venezuela podamos tener un modelo alternativo al capitalismo”.
Este viaje se enmarca en la iniciativa de diplomacia de paz impulsada por el presidente Nicolás Maduro, y forman parte de la estrategia que se inició con las visitas realizadas recientemente a la República Popular Democrática de Corea y Vietnam, con el objetivo de establecer alianzas para la edificación de un mundo multipolar y multicéntrico.
Cooperación y revolución
Venezuela afianzará un acuerdo de transferencia tecnológica militar con China, con el propósito de asegurar el mantenimiento de equipos pertenecientes a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB). También se establecerán alianzas de cooperación petrolera y la apertura de empresas en territorio venezolano, aprovechando la cercanía al Mar Caribe y Centroamérica.
Esta cooperación, señaló Cabello, permitirá asegurar la defensa territorial, ante las amenazas de intervención armada por parte de potencias extranjeras.
“Quienes nos atacan y quienes creen que sería muy fácil ingresar a Venezuela y barrer con nuestro pueblo, se van a llevar una gran sorpresa porque uno de los motivos de nuestra visita a China es buscar que esos convenios sellen la posibilidad de mejorar nuestro armamento”, advirtió.
También se consolidan lazos para la formación de cuadros políticos. En tal sentido, se refirió a reuniones sostenidas con autoridades de la Escuela del Comité Central del Partido Comunista de China y de la Academia de Gobernanza para la evaluación de un convenio de cooperación para la formación de los jóvenes venezolanos.
Explicó que en los encuentros se expresó el interés del Gobierno Bolivariano para que “instructores, académicos y profesionales puedan ayudarnos a darle forma y sentido a un gran plan que vaya más allá de lo inmediato, sino que sea a largo plazo para que Venezuela siga siendo ejemplo, no solo en lo político, sino también en lo económico en todo el continente americano”.
La delegación venezolana realizó un recorrido por la ciudad de Guangzhou para conocer el tejido comunal del pueblo organizado conjuntamente con el Partido Comunista Chino, sobre el que se ha edificado el modelo económico de la nación asiática.
RECUADRO
Trump contra China
China, la segunda potencia económica mundial, celebró el 1 de octubre el septuagésimo aniversario de su fundación. Este aliado estratégico, cuyo modelo ha sido capaz de sacar de la pobreza a 800 millones de persona, hace temblar hasta al mismísimo Trump, ya que la revolución iniciada por Mao ha logrado superar las taras del colonialismo y consolidarse como una potencia mundial, generando un mapa geopolítico nuevo en el que Estados Unidos pronto dejará de ser la primera potencia mundial, pese a los desesperados esfuerzos de Donald Trump para evitarlo.
Aunque el presidente norteamericano ha dicho que su guerra de aranceles contra China solo busca obtener mejores condiciones para los productos estadounidenses, diversos analistas coinciden en que China pronto le arrebatará a Estados Unidos su calidad de primera potencia mundial, por lo que el inquilino de la Casa Blanca ha impuesto sus medidas proteccionistas como un intento desesperado para evitar el inevitable declive de la nación del Tío Sam.
El liderazgo de Estados Unidos se sustenta en diversos factores: ser líder tecnológico a nivel mundial, contar con una moneda fuerte, ser el acreedor de la mayoría de las naciones, contar con grandes empresas transnacionales y tener el mercado más grande del mundo.
China, no obstante, invierte en investigación y desarrollo con objetivos específicos, metas y evaluaciones concretas. El gigante asiático se ha transformado en un importante acreedor mundial, sobre todo en países ricos en productos naturales, ganando terreno a Estados Unidos como el país que más ha prestado al extranjero.
Según la agencia Bloomberg, a medida que crece el poder económico y geopolítico de China, los países que se encuentran dentro de la esfera de influencia del gigante asiático sentirán una creciente presión para integrar sus economías con las cadenas de suministro y las multinacionales chinas en lugar de las estadounidenses.
Este enfrentamiento significará la ruptura del actual orden global, edificando un nuevo mapa geopolítico.