En los últimos días se han realizado diversos anuncios por parte de Indira Alfonzo, presidenta del CNE, entre los que destacan el cronograma electoral y la reforma sobre la cantidad de diputados, la cual detalla un “sistema electoral paralelo”, en el que ahora se le da preponderancia al sistema proporcional frente al sistema mayoritario de elección y reparto de escaños. ¿Qué significa esto exactamente? Veamos.
El nuevo contexto electoral
El 30 de junio, el CNE anunció que se aumentaría la cifra de diputados de 167 a 277 (66% de incremento), e incorporando la novedad de que 52% (144) serían elegidos de forma proporcional y 48% (130) de forma nominal, subiendo la cantidad de diputados en las listas regionales, y creando también una lista nacional, además de los 3 diputados indígenas. Los cargos territoriales se eligen por mayoría relativa y las listas por método proporcional. Esta reforma podría cambiar de manera radical la composición del parlamento y el modelo de toma de decisiones. Sin embargo, aclaremos primero en qué consiste cada modalidad.
¿Qué significan “mayoritario” y “proporcional”?
Los tipos de sistemas electorales se dividen en tres: mayoritarios, proporcionales y mixtos; y a su vez, cada uno posee sus subdivisiones. Los mayoritarios están basados en las elecciones por distritos uninominales donde se triunfa por mayoría simple o absoluta, el ganador se lleva todo, favoreciendo a los partidos más grandes. Los proporcionales, que se basan en mecanismos de reparto de escaños, se proponen ser un “reflejo fiel” del sistema de partidos y de las preferencias ciudadanas, asignando escaños por porcentaje de votos, independientemente del partido ganador.
Cada sistema tiene sus ventajas y desventajas. Por ejemplo los mayoritarios promueven la rendición de cuentas a la ciudadanía y la gobernabilidad, pues se garantiza que solo los partidos fuertes accedan al parlamento, ayudando a la construcción de mayorías, pero promueven el bipartidismo y deja una buena cantidad de votos sin representación en el parlamento; mientras que los proporcionales garantizan pluralidad y presencia de las fuerzas medias y pequeñas, aunque convierte el ejercicio legislativo y de gobierno más complejo, puesto que se hace más difícil conseguir mayorías, teniendo que recurrir los partidos a coaliciones a mediano plazo y a alianzas temporales para aprobar algunas leyes.
La asignación de escaños en los sistemas proporcionales se realiza mediante métodos de repartición, los más famosos son el método D´Hondt, que beneficia ligeramente a los partidos más votados, y el método Sainte-Laguë, que beneficia aun más a los partidos pequeños. En Venezuela utilizamos el método D´Hondt para las listas, que consiste en la subdivisión de los votos totales recibidos (entre 1, luego el resultante entre 3, y así sucesivamente) de cada partido, y si hay 48 escaños en juego, se le asignan los escaños a las 48 cifras más altas, sean del partido que sean.
¿Cómo se aplica esto al caso venezolano?
Nuestro sistema electoral es entonces, según lo antes explicado y como en buena parte del mundo, mixto, ha combinado históricamente la elección mayoritaria en las circunscripciones con la proporcional en las listas regionales. Antes también se definían las listas con método D´Hont, con base mayoritaria (51% nominal frente al 49% proporcional) hasta 2005, cuando las listas pasaron representar solo un 29%, con 2 diputados por estado, profundizando la primacía del método mayoritario. Ahora nuestro sistema mixto da un giro, ya que el voto lista por método proporcional representa el 52%, por lo que hay que prestar especial atención a este método al que antes soslayábamos.
Ya sabemos cómo se realiza el reparto en los estados, cuyas listas aumentaron en algunos casos más del doble, pero la real novedad es el método de asignación de la lista nacional: según los artículos 6 y 9 de las Normas Especiales para las Elecciones a la Asamblea Nacional Período 2021-2026 emitidas por el CNE, luego de la asignación nominal y proporcional por entidades federales, se procederá a sumar los resultados del voto lista por región (sin el nominal-mayoritario por circunscripción) de cada partido con presencia nacional, y sobre ese total se procederá a hacer el reparto de los 48 escaños de la lista nacional por método proporcional.
¿Qué cambios traerá esto al sistema parlamentario?
En primera instancia, el aumento de la proporcionalidad impediría al bloque ganador obtener una mayoría desmesurada de diputados que no se corresponda a la cantidad de votos obtenidos, y por ende el control absoluto del parlamento; anulando la posibilidad de que se repitiese lo acontecido en 2015, cuando con una diferencia de votos notable pero no tan amplia, el sistema mayoritario le permitió a las oposiciones agrupadas en la MUD acceder a una cantidad desmesurada de parlamentarios, a través de la cual intentaron desestabilizar la nación y derrocar al Gobierno Bolivariano. La nueva dinámica promoverá el diálogo político.
Por otro lado, el aumento de 66% de escaños de representación, estimulará a las agrupaciones políticas a la participación electoral, en un contexto en el cual el llamado G-4 de la oposición (Acción Democrática, Primero Justicia, Voluntad Popular y Un Nuevo Tiempo) intenta boicotear los comicios al declarar su voluntad de no participar. Según la presidenta del CNE, están registradas para participar 87 organizaciones políticas: 28 partidos nacionales, 52 regionales y 6 organizaciones indígenas. En este sentido, si el G-4 mantiene su posición y partidos más pequeños se motivan a participar, se podría comenzar una recomposición de la oposición en el país; pues el ciudadano opositor buscaría un “voto útil”, alejándose de los partidos abstencionistas. Todo esto relegitimaría nuestro sistema parlamentario luego de 5 años de desacato y de “directivas paralelas” (caso Parra y Guaidó), y le brindaría al Gran Polo Patriótico un interlocutor opositor con quién dialogar, con base electoral y alejado de pretensiones antidemocráticas o terroristas para acceder al poder. El surgimiento de nuevas referencias electorales podría incidir de manera positiva en la participación electoral.
En conclusión, nos encontramos frente a una reforma que ofrece más de lo que podemos notar a simple vista, y que cuenta con todo el potencial para reinventar la dinámica parlamentaria, así como para profundizar el vínculo entre el sistema político y el pueblo.
Norlam Ramos. Director de la Escuela en Liderazgo Xoan Noya
Por: Norlam Ramos