Mosul. En la segunda ciudad de Irak, ocupada hace dos años por miembros del grupo terrorista Daesh, los niños juegan con los perros que se alimentan de los cadáveres que yacen en las calles. La crisis humanitaria, en esta localidad, se agrava con el paso de los días, pues los habitantes se encuentran atrapados entre las fuerzas iraquíes, que intentan recuperar la ciudad con el apoyo de Estados Unidos, y los terroristas de Daesh, cuya estrategia de defensa consiste en mezclarse con los civiles para pasar inadvertidos. La estrategia militar para ocupar la ciudad ha consistido en la creación de un “anillo de hierro” que impide la entrada o salida de cualquier persona de Mosul.
Alepo, Siria. La que una vez fue considerada una de las ciudades más hermosas del Medio Oriente se encuentra, hoy, completamente devastada, luego de que fue recuperada de los militantes de Daesh por parte de las tropas gubernamentales sirias, con el apoyo de la Federación Rusa. Los analistas de defensa crearon, en este caso, seis corredores humanitarios, para permitir la entrada y salida de los civiles, y dos, por donde podían salir los terroristas de Daesh, sin riesgo de ser atacados.
Sin embargo, la cobertura mediática de ambos eventos por parte de las grandes corporaciones, supuestamente informativas (France24, BBC y CNN), difiere mucho de acuerdo al escenario sobre el cual se reporta. En el caso de Alepo, cuya recuperación total culminó en diciembre del año pasado, las noticias se enfocaron en las consecuencias de los ataques de las fuerzas sirias sobre la población civil, dejando de lado los aspectos militares de la operación y los ataques de los terroristas contra los civiles. En el caso de Mosul –cuya batalla comenzó hace aproximadamente dos meses y hoy aún está en desarrollo-, el enfoque se hace en el combate contra los terroristas, dejando de lado las bajas civiles producidas por la coalición internacional, incluyendo la escasa cobertura a los más de 200 muertos ocurridos el 22 de marzo, producto de un ataque contra dos edificios en donde se encontraban miembros del grupo terrorista Daesh, pero también civiles.
La historia de ambas ciudades tiene un origen común: la injerencia norteamericana sobre el Medio Oriente, una de cuyas consecuencias fue la creación del Daesh –erróneamente conocido como Estado Islámico- que, en el apogeo de su acción, ocupó ambas localidades. El legado de sangre que ha implicado su recuperación, no obstante, tiene un enfoque diferente desde el punto de vista comunicacional, si quienes apoyan son las fuerzas militares de Estados Unidos o las de Rusia.
Luis Dávila/Redacción Web