Mientras en Venezuela la clase trabajadora recibió un 1° de mayo con movilizaciones y otras expresiones en respaldo a las políticas laborales que ha impulsado el gobierno bolivariano desde su llegada al poder con el comandante Hugo Chávez, en nuestra vecina Colombia las calles arden por el descontento del pueblo dadas las medidas tributarias impulsadas por el gobierno neoliberal presidido por Iván Duque.
Resulta inverosímil el hecho de que dos naciones hermanas hoy sean tan diferentes con respecto a sus realidades políticas y sociales. Mientras Venezuela, de la mano del presidente Nicolás Maduro, lucha y trabaja por una estabilidad política, social y económica pese a las constantes agresiones imperiales, en nuestra vecina Colombia sigue más vivo que nunca el Pro-Yankismo (si así pudiésemos llamarle) que de espaldas al pueblo sigue mostrando que su llegada al poder obedece a un libreto ya trillado y que a través de las permanentes violaciones de los derechos humanos y pactos sangrientos con la oligarquía neogranadina pretende mantener el control político en la nación.
Según reporta el portal web de Telesur, “Desde diferentes puntos del país se han sostenido las marchas. En Bogotá (capital), los ciudadanos se manifiestan en las calles en repudio a las políticas de represión contra el pueblo colombiano”; esto muestra que la crisis sistemática que vive el país vecino aumenta y aunado a esto es evidente el despertar de la ciudadanía que entre las diferentes consignas en rechazo al gobierno de Duque resaltan expresiones como “aquí está el pueblo en las calles organizado, luchando por una vida digna”.
En consecuencia, el pueblo colombiano que ha tomado las calles con el más elevado nivel de conciencia social y en defensa de sus derechos en una fecha tan emblemática para la sociedad trabajadora mundial, hoy enfrenta a un gobierno que trae a cuestas la autoría de innumerables asesinatos selectivos a líderes sociales, hechos que trascienden el actual gobierno y se remontan hasta más allá del uribismo Narcopolitico.
Aun así suena descabellado imaginarse cómo, ante tal caos, pueda existir la mínima posibilidad de que Iván Duque pueda poner en tela de juicio las políticas sociales y económicas impulsadas por el presidente Maduro; pues sí, estamos en presencia de un gobierno reconocido por su tan elevado nivel de inmoralidad e inhumanidad.
A diferencia de nuestros hermanos colombianos, sin duda alguna estos días representan gran significancia para muchos venezolanos que recuerdan aquella alocución del 30 de abril de 2012 en la que el comandante Hugo Chávez mostraba al mundo con voz entrecortada y con las emociones a flor de piel, una Ley Orgánica del Trabajo que sí se parecía a esta clase trabajadora y que realmente estaba concebida para la defensa y la protección de ese pueblo obrero que había sido tan maltratado en la cuarta República. Hoy a 9 años de ese discurso emblemático del comandante supremo de la Revolución Bolivariana en el que destacaba que «seguro, que así como no hubo nunca antes en 200 años de historia Constitución alguna que hubiese sido debatida con profundidad y amplitud como nuestra Carta Magna, sé que no hubo nunca antes Ley de Trabajo tan discutida como esta”, los venezolanos y venezolanas seguimos rodilla en tierra en defensa de nuestras conquistas, seguros de que la independencia y la soberanía representan uno de los bienes más preciados de nuestra patria.
Indiscutiblemente la distancia entre Venezuela y Colombia hoy está marcada por dos modelos 100% adversos; mientras el gobierno de Duque amenaza al pueblo con seguir impulsando medidas que vayan en detrimento de sus necesidades y con ello ha hecho pública su intención de aumentar la represión y la violencia, en la Venezuela de Bolívar y Chávez avanzamos juntos, comandados por un hombre leal a su pueblo y a su comandante, quién a pesar de las dificultades apuesta al desarrollo de la nación manteniendo vivos los principios de igualdad y justicia social.
Indudablemente Nuestra América fuese otra si existiesen más como Chávez y Maduro.
Por: Luiyer Barreto Guevara