Entrevista exclusiva a Carolys Pérez, Ministra de la Mujer e Igualdad de Género de Venezuela
Las palabras de Carolys Pérez, ministra de la Mujer e Igualdad de Género, reflejan el camino de emancipación de la mujer venezolana. La ministra también ocupa otros cargos importantes: la presidencia de la Gran Misión Hogares de la Patria, del Banco de desarrollo de la Mujer, del Instituto Nacional de la Mujer y de la Escuela de formación feminista del sur Argelia Laya. Nos encontramos en su oficina del ministerio, al final de su programa de radio semanal titulado las que nunca se rinden.
¿En qué momento se encuentra el feminismo socialista desde su observatorio institucional?
Desde el inicio de la revolución bolivariana, hemos venido impulsando la emancipación de la mujer en todos los ámbitos con el objetivo de despatriarcalizar y descolonizar la sociedad. Las instituciones que se construyeron primero con la presidencia de Hugo Chávez y ahora con la de Nicolás Maduro han cristalizado los diferentes momentos de la lucha del movimiento feminista y sus logros. Nuestra revolución ganó en un momento en que ya nadie quería hablar de socialismo, excepto por supuesto Cuba, que siempre ha sido nuestro faro. Pero fue solo después de 10 años, en 2009, que iniciamos una etapa importante, cuando Chávez se declaró feminista, obligando a todos a tomar nota de una realidad ya en marcha en nuestro país, el papel protagónico de la mujer. Un empujón para que las mujeres, las invisibles de todos los tiempos, conciban transformar la realidad transformándose a sí mismas. Por eso siempre digo que la revolución ha aumentado nuestra autoestima, porque nos ha demostrado que todas éramos necesarias y que una mujer es hermosa cuando lucha, cuando aprende a reconocer sus propias raíces, en mi caso las afros – y considerar la lucha popular como un espacio desde donde construir este nuevo Estado, esta nueva institución, esta nueva sociedad que encamina sus acciones hacia el socialismo. Y este socialismo es nuestro, bolivariano y feminista, con sus propias características y su propio ritmo. Ahora estamos debatiendo el surgimiento de la mujer como sujeto histórico del siglo XXI. Llevo 300 días al frente del ministerio, con un equipo de tres viceministras, una de las cuales es economista. Nuestro enfoque principal tiene que ver con la propiedad de los medios de producción por parte de las mujeres.
¿Cómo?
Encontramos, por ejemplo, que de las 9 millones de hectáreas distribuidas por la revolución en forma de títulos de propiedad, con miras a democratizar la propiedad de la tierra, solo un poco más de 2 millones fueron entregadas a las mujeres. El desafío es lograr una mayor equidad. Por ello, el pasado 20 de abril, de la mano del Instituto Nacional de la Tierra y con el visto bueno del presidente, distribuimos 15.000 hectáreas y acercamos el equipo técnico de este instituto al del Ministerio de la Mujer, que no se había reunido antes, y estamos desarrollando una metodología adecuada. Sin embargo, no basta con proporcionar medios económicos y formación a las mujeres, es necesario en la práctica que se apropien de los medios de producción. Esto nos ha llevado a desarrollar con mayor fuerza la Gran Misión Hogares de la patria, que protege 6.200.000 familias en todo el país que ahora, por recomendación del presidente, deben organizarse en Comités de Hogares. Hasta el momento, se han registrado 17. 682 comités, cada uno de los cuales comprende un promedio de 20 a 23 familias. Esto nos permitió entender que el 80% de las familias identificadas tienen a una mujer como jefa de familia, y monitorear aquellos aspectos de la vida diaria familiar que pueden conducir a la violencia y prevenirla, pero también potenciar aquellos aspectos de la vida que en el tiempo de bienestar pasa a un segundo plano. Me refiero a un segundo eje de desarrollo que tiene que ver con la salud 100% natural. El impacto del bloqueo también se ha dejado sentir en el campo de la salud de la mujer y debemos buscar soluciones alternativas. Por otro lado, desde el Ministerio hemos impulsado la Brigada de derechos sexuales y reproductivos. Y el mandatario creó el Plan de Parto Humanizado y Lactancia Materna, que hoy reúne a más de 360.000 mujeres y que se desarrolla gracias a un poderoso movimiento, que hoy cuenta con 17.571 promotoras formadas. También quiero mencionar otro aspecto que se relaciona con la identidad y el territorio. Un concepto que aprendí del profesor Aristóbulo Isturiz, quien me invitó a reconocerme como afrodescendiente. Me envió a África, diciéndome que después de ese viaje nada volvería a ser igual, y tenía razón. Aristóbulo era de Barlovento, la gente de la costa Mirandina. En esa región, en Curiepe, hacía treinta años que no nacían niños porque todas iban a parir en Higuerote, donde había salas de parto equipadas. Ahora, con el plan de Parto Humanizado, los niños vuelven a nacer en Curiepe y eso afecta el sentido de identidad.
¿Y qué pasa con la violencia de género?
La ley contra la violencia de género, que ya contempla 21 formas de violencia contra la mujer, se encuentra actualmente en una etapa de reforma en la Asamblea Nacional. Desde hace algunos años se encuentra activa una línea telefónica de emergencias y acompañamiento, 0800 mujeres. El servicio dejó de funcionar cuando el fascismo saboteó el sistema eléctrico nacional. El 25 de noviembre del año pasado pudimos volver a ponerlo en funcionamiento junto con el Observatorio de la violencia de género, porque sabemos que en una situación de guerra y ahora con la pandemia, la violencia contra las mujeres también está aumentando, por lo que debemos prevenir y resolver las causas que la sustentan, des-patriarcalizar y descolonizar la sociedad. En este sentido, también hemos formado los cuerpos de seguridad del Estado desde una perspectiva de género. Desafortunadamente, la idea de que cuanto más violento es un hombre, más poderoso es, todavía está extendida. Empezando por el ministerio, debemos hacer una alianza con esa masculinidad positiva de los hombres feministas que rechazan el machismo.
Y en términos de poder ¿Cuál es el techo de cristal para las mujeres en Venezuela?
La mejora de la formación ha aumentado la participación política de la mujer, que es la otra área de competencia del ministerio. Ya hemos construido la hegemonía en el poder popular, lo que nos ha llevado a otro gran debate sobre la tercera o cuarta jornada laboral de la mujer, cuando asume el trabajo político en el poder popular con esta fuerza. Recordamos que somos el 69,9% de la jefatura de calles, y que el Clap está gestionado en casi un 80% por mujeres, así como más del 70% de la vocería de los Consejos comunales es mujer. Nos preguntamos dónde están los hombres y cómo los involucramos. Sin embargo, encontramos que la hegemonía en los órganos del poder popular no se tradujo en tantos cargos a nivel electoral. Por el contrario, mirando las estadísticas, parecía que nuestro techo de cristal era del 20-22% y no pasamos de ahí. En las gobernaciones, las alcaldías, incluso en la Asamblea Nacional Constituyente llegamos al 23%. Un cambio, apoyado por el presidente, el vicepresidente del PSUV, Diosdado Cabello y la dirección del partido, se produjo en las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre, cuando el total de escaños obtenidos por mujeres fue del 43%. Un abismo frente a la derecha, que eligió a una sola diputada. Ahora el desafío es romper el techo de cristal en las mega-elecciones del 21 de noviembre y conseguir cargos legislativos en las regionales y comunales. Es un buen augurio que los militantes del Psuv hayan propuesto como precandidatos a 103.043 mujeres y 80.763 hombres. Estoy segura que la revolución dará un nuevo salto en la construcción del socialismo feminista, popular y fuertemente inervado al territorio, donde la lucha de las mujeres transforma su propia realidad. Por eso, desde el ministerio, hemos impulsado los Centros municipales de la mujer, para construir y territorializar este poder bajo el criterio de corresponsabilidad social.
¿Qué importancia tuvo la experiencia en el sector metalúrgico en su formación feminista?
El estudio de la tecnología metalúrgica, que me llevó a graduarme en Tecnología de Materiales, un campo tradicionalmente dirigido por hombres, me hizo darme cuenta de que nada es imposible para una mujer. Por eso también admiro mucho a las mujeres que construyen las casas de Misión Vivienda con sus propias manos. En Antímano hay un colectivo de mujeres que construyen su propio edificio. En la revolución, las mujeres están ocupando todos los espacios tradicionalmente considerados prerrogativa de los hombres, por ejemplo en la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. El año pasado, por primera vez, tuvimos Alférez mayores en el ejército, después de 200 años de historia del ejército, y una Alférez importante en la Guardia Nacional Bolivariana. Y la Almiranta Carmen Meléndez fue una de las pocas mujeres a cargo del Ministerio de Defensa en el mundo. Esa primera experiencia mía también me puso en contacto con la riqueza de nuestro país, especialmente en la parte sur. Me hizo entender por qué Chávez quería construir grandes ciudades en el sur, para aprovechar al máximo nuestros recursos. Porque el verdadero poder no es tanto tener las primeras reservas de petróleo del mundo, ni tener coltán y otros minerales importantes, sino reconocernos como pueblo, saber que esos recursos nos pertenecen y que debemos defenderlos, por tanto, ocupar y organizar el territorio. La técnica metalúrgica me acercó a la industria básica de nuestro país y me permitió observar la organización de los trabajadores. Me siento muy orgullosa de esa profesión, que ejercía durante algún tiempo, antes de que la política y el huracán bolivariano me llevaran a otros cargos. Mantengo el método de planificación, una necesidad constante en cualquier tipo de cargo político. Es necesario planificar con la misma precisión con la que se planifica un proceso productivo o la construcción de una estructura, midiendo siempre los avances y generando las condiciones de mejora. El método impuesto por Chávez a los servidores públicos, antes llamados funcionarios, es muy exigente, nos lleva a planificar y actuar constantemente. Al dirigir una institución, hay momentos para debatir, y otros para hacer planes y cumplir instrucciones, reuniéndose con otras metodologías que nos indican las comunidades.
¿Cuáles, por ejemplo?
La cartografía social, un ejemplo de planificación consciente del poder popular en el ejercicio del gobierno que te hace entender que la revolución llegó para quedarse, y por qué la derecha insiste en leer una sociedad que existió hace treinta años y ahora está cambiada. Con este sistema de mapeo, una de nuestras jefas de comunidad puede decirle cuántas personas viven en su comunidad, cuál es la clasificación de edad, cuántos estudian, cuántos están registrados en el sistema Patria, qué infraestructuras gubernamentales funcionan. Todo esto está centralizado y nos permite conocer lo que está pasando en las comunidades en base a esta metodología chavista de gobierno, que ahora también se aplicará a los servicios, para optimizar lo poco que tenemos.
Desde el ministerio se propone el debate sobre el sujeto-mujer como sujeto histórico de esta nueva etapa. ¿En qué términos se desarrolla la discusión?
Sí, estamos abriendo este debate. La pandemia ha puesto de relieve la bajeza que mueve el sistema capitalista: basta con mirar los intereses que operan en la comercialización de vacunas. La pandemia también ha puesto todos los datos sobre la pobreza extrema bajo los ojos. Según el Banco Mundial, poco más del 50% de los 700 millones de personas en situación de pobreza extrema son mujeres. La FAO dice que el 80% de los alimentos cultivados y procesados es el resultado del trabajo de las mujeres, quienes, sin embargo, reciben solo el 1% de la ayuda técnica y financiera que se brinda. Si cruzamos estos tres datos, nos damos cuenta de que estas trabajadoras son las más explotadas de los explotados, el sujeto histórico llamado a construir el socialismo y transformar esta realidad que nos oprime. Un sujeto que, actuando unido y consciente de su propia fuerza, puede des-patriaralizar la sociedad, liberando a la humanidad de todas las formas de opresión. Como feministas invitamos a los hombres a unirse, abandonando los estereotipos con los que el sistema capitalista intenta descalificar nuestra lucha. Ahora mismo, somos el sujeto histórico que está construyendo el socialismo del siglo XXI, luchando contra el capitalismo y contra la explotación de la Madre Tierra, y con la conciencia de estar a la vanguardia en todos los ámbitos de lucha, como la pandemia también ha mostrado. En el sector salud, a nivel global, las mujeres representan el 75%, pero solo tienen acceso al 20% de los espacios de toma de decisiones. Partiendo de la escuela de formación feminista, hacemos un llamado a definir este feminismo del siglo XXI, respetando los orígenes de nuestra teoría, que es fundamentalmente europea, pero reconociendo también nuestras raíces específicas indígenas afrodescendientes latinoamericanas desde las que lanzamos esto debate diciendo “Mujeres de todo el mundo unidas”.