Entrevista exclusiva al diputado Fernando Soto Rojas
Debemos abrir más caminos con los países emergentes, comenzando por China, Rusia, Irán, considerando que Venezuela tiene inmensos recursos, no solo de petróleo sino también en términos de agricultura, ganadería
-En sus 88 años de vida, Fernando Soto Rojas pasó por la historia de Venezuela como protagonista: primero como comandante guerrillero y luego como líder político. En la actualidad, el «Comandante Ramírez» es el miembro del parlamento de mayor edad. Como viejo comunista, sin embargo, prefiere definirse a sí mismo como «un militante de toda la vida, feliz de perseverar durante 70 años en favor de la causa de los pueblos por un mundo mejor; de haber atravesado por diferentes coyunturas históricas en esta transición universal del capitalismo al socialismo; de haber visto al pueblo venezolano despertar de nuevo su conciencia patriótica en forma significativa con la Revolución Bolivariana, dispuesto hoy, a ayudar; en la medida de las posibilidades a otros pueblos de América del Sur a luchar por su liberación”.
Esta entrevista se realizó el 30 de junio en Caracas y luego se actualizó vía telefónica. Conversamos con Soto en la Casa de la Historia Insurgente, durante la presentación del libro de Manuel Gutiérrez, “La Desaparición Forzada de Víctor Ramón Soto Rojas” (libro publicado por la editorial El Perro y La Rana), que contó con la participación del ministro de Cultura, Ernesto Villegas, y otros militantes de la causa bolivariana.
El joven Víctor Ramón, hermano del diputado, fue capturado en 1964 y desaparecido por los cuerpos de seguridad de estado del régimen puntofijista. No todo el mundo sabe que los gobiernos nacidos del «Pacto de Punto Fijo» (pacto acordado entre partidos de centroderecha y centroizquierda —Acción Democrática, COPEI y Unión Republicana Democrática— que daría lugar a las democracias consentidas por Washington en Venezuela), fueron los precursores de esta práctica que se convertiría en una parte integral de las políticas de exterminio durante las dictaduras del Cono sur. El régimen puntofijista practicaba una política de terrorismo de Estado patrocinado por el Estado norteamericano.
-Con la Revolución Bolivariana la situación cambia sustancialmente, con la constituyente de 1999 y cuando se asume el texto Constitucional Bolivariano; en particular, con la aprobación de la Ley para Sancionar los Crímenes, Desapariciones, Torturas y otras Violaciones de los Derechos Humanos por Razones Políticas en el Periodo 1958-1998; y la conformación de la Comisión por la Justicia y la Verdad, «a pesar del desinterés de la exfiscal general Luisa Ortega, salimos en busca de los desaparecidos; rastreando un 10% de un total que podría llegar a 50.000 víctimas”. Si la Revolución Bolivariana supo alcanzar la solidez que tiene hoy —dice el exguerrillero— es también gracias a la conciencia de que sin conocimiento y sistematización histórica no se puede construir el futuro. Y debemos seguir por este camino”.
-El libro de Manuel Gutiérrez, explica Soto, es un testimonio con pruebas fehacientes que demuestran una vez más la figura del desaparecido político; que se inició en América Latina con el gobierno de Raúl Leoni. Soto Rojas recuerda que, por la década del 70, en un campamento guerrillero «Una vez discutimos por seis meses el libro Qué Hacer, de Lenin, insuperado teórico de la revolución y de la necesidad del partido revolucionario. Buscábamos una línea programática común que organizara al pueblo para tomar el poder y lograr la plena independencia del país, pero esto no fue posible por la ausencia de una vanguardia revolucionaria que expresara la historia, las luchas, las reivindicaciones sociales y políticas de todo nuestro pueblo; y que permitiera vernos, como diría el General Zamora, de bis a bis. La historia ya demostró que las organizaciones que se autodefinieron: partido del pueblo, partido de la clase obrera, partido de la revolución; no eran tales, salvo saldos históricos respetables de la historia venezolana en la lucha antiimperialista. En la Organización de Revolucionarios (OR) y en la Liga Socialista, nos propusimos revisar a fondo nuestro trabajo, dentro del balance histórico de la lucha por el socialismo. Reconocer el papel de Lenin y un uso adecuado de la dialéctica en la lucha revolucionaria fue fundamental; y también lo es hoy”. Por eso —añade el diputado— “con Manuel nos comprometimos a terminar este año un pequeño libro sobre el tema de la dialéctica como herramienta fundamental para entender la realidad concreta de nuestra revolución y deslindar de un cierto misticismo que no ayuda a esclarecer la situación planteada en la geopolítica local y mundial”.
-¿Cuánto ha influido Cuba en tu militancia? ¿Y cómo evalúas los intentos de desestabilización que se están produciendo ahora?
-Habría que narrar muchos detalles que llevarían mucho más tiempo que esta entrevista; pero sí te puedo decir que la Revolución cubana siempre ha sido solidaria con nuestro pueblo, ayer y hoy. Las misiones entre Cuba y Venezuela no comienzan ahora. Tuve el privilegio de asistir al proceso de reunificación de las fuerzas revolucionarias de Cuba, que conllevó un largo proceso; de la Organización de Revolucionarios Integrados (ORI), al Partido Único de la Revolución; y finalmente la fundación del Partido Comunista de Cuba en 1975. Fidel, el líder revolucionario más importante de Latinoamérica y el Caribe durante el siglo XX y XXI, levantando la bandera de nuestro procerato civil y militar con Bolívar y Martí al frente, ha dejado una enseñanza extraordinaria. Fidel nos dejó una base de resistencia, la esperanza de una revolución popular. Con la revolución cubana unida a la Revolución Sandinista, y luego la nuestra, la Revolución Bolivariana, se ha establecido en la región una trinchera antiimperialista y socialista, que unida a los demás pueblos, regiones del mundo y los Estados emergentes (China, Rusia, Irán, Turquía, Bolivia, Corea del Norte, entre otros), donde enfrentamos juntos al hegemonismo yanqui. No hay que olvidar que el imperialismo yanqui vive una decadencia histórica y no tiene salida para resolver su crisis estructural, ni con el neoliberalismo ni con el retorno al keynesianismo; están desesperados y pueden cometer cualquier locura. Lo cierto es que los esquemas que impusieron en nuestra región —tanto los regímenes militares autoritarios como el de Batista en Cuba o Pérez Jiménez en Venezuela, como los regímenes liberales burgueses representativos— se han agotado políticamente y no son una perspectiva para nuestro pueblo. Por ello, recurren a políticas intervencionistas, belicistas y fascistas de la mano del paramilitarismo que, en gran parte, se ejercen a través del gobierno lacayo de Colombia. Con la Revolución Cubana no han podido, ni podrán; porque su partido, su ejército popular y su pueblo están organizados en la concepción popular de la lucha de todo el pueblo; así lo han demostrado en más de 60 años de resistencia activa y también en la guerra de Angola y Sudáfrica.
-Ahora, en la Revolución Bolivariana se suele hacer referencia a la Nueva Política Económica (NEP) de Lenin. ¿Qué análisis haces del momento económico y político que atraviesa el país, Comandante Ramírez?
-En nuestra lucha por la transición del capitalismo al socialismo, podemos identificar 4 grandes ejes teóricos conceptuales: En primer lugar, el Estado, que es el tema central para el debate; por eso es importante plantearse la cuestión de la transición a la sociedad comunal, sobre la que es necesario tener una visión clara. Y luego, el partido. El tercer tema importante es la línea programática común para unificar a todo el pueblo, a todos los sujetos de la revolución, comenzando por la clase obrera. El cuarto tema es el socialismo. Centramos nuestro razonamiento en esto cuando se fundó el PSUV ; el punto de partida de estos 4 ejes es el preámbulo de la constitución. En este contexto, hemos avanzado en la construcción de un cuerpo de leyes, tenemos más de 500. En los próximos cinco años, sin embargo, debemos avanzar en el establecimiento de los códigos del poder popular, con los cuales reorganizamos el conjunto de la sociedad y tendremos una nueva base jurídica sólida de acuerdo con el texto Constitucional de 1999. En política exterior, hemos llegado a un discurso de consenso, una línea política clara y compartida que permanece igual aunque cambien los ministros, porque hay unidad de mando y debate. Por eso, Delcy y Arreaza pueden vencer con tanta eficacia a los emisarios del imperialismo en las instituciones internacionales. Lo mismo puede decirse de la Doctrina Bolivariana sobre soberanía y defensa. Nuestros altos mandos están formados, tienen ideas políticas y una visión del mundo como nunca antes. En el aspecto económico, sin embargo, todavía estamos tratando de lograr una unidad similar. No en vano, nuestro presidente siempre nos representa en este terreno. Hay una lenta recuperación de nuestra economía, pero creo que necesitamos estudiar más la política económica y financiera, y discutir más internamente las estrategias para derrotar la política imperialista yanqui. Sin perjuicio del propósito de desarrollar alternativas al extractivismo, debemos considerar de manera realista que somos un país petrolero y que, en el corto plazo, solo la recuperación de la industria petrolera y la venta de nuestros materiales preciosos como el oro, aportan divisas. No hay que olvidar que el Presidente Maduro plantea 5 revoluciones en este período, la del Estado, la de las misiones y grandes misiones, la productiva nacional, la revolución de la seguridad y la defensa y la revolución territorial, todas unidas como una totalidad dialéctica. Por ello, es de gran importancia el papel que deben jugar los trabajadores de la industria petrolera, que deben abandonar la visión reivindicativa y asumir la Ley Orgánica del Trabajo y la gestión de la producción en un terreno diferente. Nos estamos preparando meticulosamente para las diversas leyes que el Parlamento debe derogar a raíz de la apertura económica para romper el cerco imperialista que ha afectado a todo nuestro sistema productivo y política financiera. Debemos abrir más caminos con los países emergentes, comenzando por China, Rusia, Irán, considerando que Venezuela tiene inmensos recursos, no solo de petróleo sino también en términos de agricultura, ganadería. Debemos desarrollar una especie de triángulo virtuoso: elevar la producción en todos los ámbitos, intensificar el proceso de formación de nuevos gerentes y administradores, quienes, sin embargo, no solo deben estar preparados técnicamente, sino también tener conciencia histórica y formación política. Y el tercer elemento, es la defensa integral de la nación, ya que se trata de enfrentar una guerra de todo el pueblo. Tres elementos que deben formar un todo dialéctico, y quien gobierne el país debe tenerlo muy claro y entenderlo bien.
-¿Cómo responde a las objeciones al establecimiento de Zonas Económicas Especiales?
-Formo parte, junto con el Coronel Luis Reyes Reyes, de un órgano consultor del PSUV, que no es público, pero que tiene la tarea de elaborar material interno y propuestas. No creo que exista ningún peligro de desviación política. Sabemos que el problema central es el del poder. Y en Venezuela, ahora, hay personas en el poder cuya trayectoria política es clara y conocida. Somos resultado de una larga lucha, venimos de la izquierda radical y la guerrilla, ¿cómo se nos puede desviar y corromper? El presidente Chávez dejó sentada una oficialidad venezolana que tiene el control total del ejército y la milicia venezolana; esta es la garantía de la unidad cívico-militar.
-¿Y cómo le va al PSUV? ¿Cómo juzga la elección de las primarias?
-Nadie en este país había llamado públicamente a los militantes a expresarse así sobre las candidaturas. Esto revivió la militancia y las organizaciones de base. La gente pide ser tomada en cuenta, pide participación y libertad, como han aprendido a hacerlo desde el día en que Chávez llegó a Miraflores y dijo: hoy somos un país libre, y de inmediato se apoyó a un grupo de historiadores que aún hoy continúan haciendo un trabajo valioso, fuera del centro de atención. Somos un país libre porque sabemos de dónde venimos; pero aún queda un largo camino por recorrer para democratizar el saber y el conocimiento. Debemos hacer más para desarrollar la conciencia, el conocimiento histórico y el conocimiento científico, sin dejarnos abatir por debates subalternos, por juegos de poder, por un cargo u otro. Si el imperialismo hasta ahora no ha logrado destruirnos es porque hemos conjugado esta conciencia patriótica y socialista con la guerra de todo el pueblo, con la unión cívico-militar. La política es razón y fuerza. La razón sucumbe si no tiene fuerza.