Entrevista exclusiva al intelectual Ignacio Ramonet
Ignacio Ramonet, intelectual español de renombre internacional, vuelve a ser uno de los acompañantes (alrededor de 500) presentes en las mega-elecciones del 21 de noviembre. Lo entrevistamos en la Filven, donde presentó el libro Hugo Chávez, mi primera vida, reimpreso por Vadell hermanos en volúmenes separados, para hacer más útil la última y larga entrevista (200 horas) con Hugo Chávez.
¿Cómo encontró el país y cómo le pareció la elección de organizar el Filven dentro del Palacio Legislativo de la Asamblea Nacional?
Llevo 6 meses fuera de Venezuela y encontré Caracas más hermosa, más organizada, más limpia, más segura y con mayor dinamismo. Caminando de noche, incluso por los cerros, noto una gran tranquilidad y seguridad. En cuanto a la Filven, en realidad es muy simbólico que tuvo lugar en el Palacio legislativo, porque fue una forma de llevar al pueblo a la sede de la Asamblea Nacional para un evento que articuló política, democracia y cultura. Una gran idea a la que el pueblo de Caracas ha respondido muy positivamente.
¿Cómo analiza este proceso legislativo?
El 21 de noviembre se realizan elecciones locales y regionales, para elegir gobernadores y gobernadoras, y para los parlamentarios de las cámaras federales de cada uno de los estados. Cabe recordar que Venezuela es un estado federal y que cada uno de los estados que integran los «estados unidos» de Venezuela tiene su propio parlamento, gobernadores y legisladores. Ese día también se eligen alcaldes y miembros de los consejos municipales. Son, por tanto, elecciones muy importantes que, anteriormente, se celebraban en diferentes momentos. Sin embargo, a pedido de la oposición, el presidente Nicolás Maduro acordó unificarlos en una sola jornada electoral, definida megaelección. Luego de años de boicots, por primera vez concurren a las miles de cargos municipales y regionales prácticamente todas las fracciones de la oposición, incluidas las radicales. Maduro logró un gran resultado al llevar a la oposición a la mesa de negociaciones, en una serie de reuniones en México que se realizaron paralelamente a la preparación del proceso electoral. Estas elecciones tienen un altísimo nivel de representatividad.
¿Qué escenarios se abren si, como sugieren ciertas declaraciones, algunas instituciones internacionales desconocen los resultados de la votación?
No cabe duda de que existe una voluntad, especialmente por parte de la Unión Europea o de algunos de sus miembros, de no aceptar el carácter legítimo y democrático de estas elecciones. Sin embargo, cabe recordar que se firmó un acuerdo previo entre la UE y el gobierno venezolano para el envío de una misión de observación que circula en el país desde octubre y que, hasta el momento, no ha realizado ninguna declaración que vaya en este sentido. Las cosas son diferentes para los parlamentarios en Bruselas o para Borrell que hicieron declaraciones que fueron mal recibidas por Caracas porque sugirieron que la misión de la UE tenía la tarea de establecer si las elecciones eran democráticas o no. La misión de la UE, en cambio, solo debe observar si todo se desarrolla de acuerdo con la ley electoral existente en el país, establecida y admitida tanto por el oficialismo como por la oposición. Sabemos que el PPE, el Partido Popular Europeo, en Bruselas declaró que no enviará representantes de derecha a la misión de la UE, pero por otro lado hay muchas organizaciones reconocidas, provenientes del continente americano, Asia, África y el Oriente Medio, que estarán presentes junto a instituciones como el Centro Carter y otras. Cabe recordar que en las negociaciones con la oposición se decidió ampliar la composición del CNE, que ahora también incluye a dos miembros de la oposición, cuya actitud es abiertamente hostil al gobierno bolivariano. Sin embargo, este Cne está funcionando. Por otro lado, Venezuela tiene una larga tradición electoral que comenzó con la aprobación de la nueva constitución en 1999. Esta es la elección número 29, es difícil encontrar argumentos para censurar o criticar el proceso electoral.
¿Qué importancia asumen Venezuela y América Latina para Estados Unidos en esta fase?
Washington, sin duda, mantiene una actitud hostil hacia Venezuela. El secuestro del diplomático Alex Saab en Cabo Verde y su extradición forzada a Estados Unidos fueron un torpedo lanzado contra el diálogo en México. Mientras tanto, en España, está siendo extraditado a Estados Unidos, para obligarlo a realizar declaraciones hostiles contra las autoridades venezolanas, el exjefe de contrainteligencia venezolano que huyó del país. Cabe recordar también que, hace apenas una semana, llegó a Caracas el Fiscal General de la Corte Penal Internacional para acusar a las autoridades venezolanas de violaciones de derechos humanos. La misma Cpi, por su parte, declaró que no hay ningún problema en Colombia. Tres ejemplos que indican el intento de preparar a la opinión pública internacional para la idea de que las autoridades venezolanas están al borde de la legitimidad internacional. Un relato que podría justificar cualquier tipo de acción con respecto a estas elecciones. Biden no modificó las medidas coercitivas unilaterales contra la Venezuela bolivariana, continuando por la senda de Trump, ya tomada por Obama sin justificaciones. Tras la retirada de Afganistán, la política estadounidense se está redefiniendo sobre la base del antagonismo con China y el papel de Rusia, pero aún no está claro si pretende reposicionarse más en América Latina. Por ahora, Biden no le ha dado a Centroamérica la importancia que prometió darle. Solo su diputada Kamala Harris fue a Guatemala y luego a México. Ciertamente, Biden sigue manteniendo a Colombia como el principal aliado militar en la región, como lo confirmó el secretario de Estado Antony Blinken quien estuvo recientemente en Bogotá. La región, sin embargo, está cambiando en la sucesión de elecciones de este año en la que las fuerzas progresistas, en Perú, en Chile, en Bolivia y ojalá pronto en Centroamérica con las elecciones en Honduras, ganan terreno y vuelven a ser requeridas luego de dos años de covid y un aumento de la crisis y de la marginación que también se está produciendo en EE. UU. Las mega-elecciones también son importantes porque nos permitirán ver cómo se definirá Estados Unidos ante la nueva situación, tanto en Venezuela como en América Latina.