Entrevista a Francisco Ameliach
El coronel Francisco Ameliach Orta, egresado de la Academia Militar de Venezuela en 1984 como integrante de la Promoción G/B. Juan Gómez Mireles, fue protagonista de la rebelión militar del 4 de febrero de 1992, y de manera exclusiva comparte sus vivencias con Cuatro F.
—¿Por qué decide participar en el 4F?
—Fue un proceso de toma de conciencia y de formación ideológica de la juventud militar de los años ochenta del siglo pasado, que en mi caso se inició con los círculos de estudios y de formación ideológica clandestinos activados en la Academia Militar de Venezuela en el año 1982 en la víspera del bicentenario del natalicio del Libertador Simón Bolívar que se celebraría en 1983. Para esa fecha yo tenía 18 años de edad y el líder de los círculos de estudio era el Teniente Hugo Chávez que tenía 27 años. Fue un movimiento de la juventud militar con base en el análisis histórico del siglo XX donde se instauró en Venezuela un sistema político de conciliación de élites, tutelado y al servicio de los intereses de Estados Unidos, que traicionaba la doctrina del Libertador Simón Bolívar. No fue una decisión de un día, fue un proceso de toma de conciencia que duró diez años; pero que su impulso final lo dio la masacre de febrero y marzo de 1989 conocida como el Caracazo. Chávez dijo días antes del 4F que la juventud militar tenía un compromiso moral con el pueblo y debía demostrar con hechos concretos que esa juventud estaba dispuesta a sacrificar su vida si era necesario por acompañar sus luchas más sentidas. Ya teníamos sembrada en nuestra conciencia la necesidad de la unión civico-militar para hacer realidad el sueño de Bolívar.
—¿Cómo era aquella Venezuela en materia social, política, económica y en derechos humanos?
Precisamente, la pregunta que me haces es la que analizábamos en los círculos de estudio de hace 40 años. Entre la rebelión civico-militar del 23 de enero de 1958 a la del 4 de febrero de 1992 hay una historia de engaño, masacre y traición al pueblo venezolano.
La verdad histórica es que meses después de la rebelión cívico militar que produjo el derrocamiento de Marcos Pérez Jiménez el 23 de enero de 1958, se firmó un acuerdo de élites tutelado y al servicio de los intereses de Estados Unidos conocido como Pacto de Punto Fijo. El pacto tuvo sus antecedentes en Nueva York, donde Rómulo Betancourt (AD), Jóvito Villalba (URD) y Rafael Caldera (COPEI) reeditaron el acuerdo del 19 de febrero de 1909 establecido entre Juan Vicente Gómez y el comisionado estadounidense William Buchanan, en el cual Gómez obtuvo protección para mantenerse en el poder a cambio de favorecer las demandas de corporaciones petroleras estadounidenses, en detrimento del interés nacional.
De esta manera los firmantes del Pacto de Punto Fijo, que fueron acérrimos críticos de la política entreguista de la soberanía petrolera de Juan Vicente Gómez, hacían lo mismo, pero esta vez con mayor apoyo de los sectores económicos del país que ya obtenían abultadas ganancias de la renta petrolera y se agruparon en Fedecámaras, creada en 1944, impulsada por las trasnacionales para incidir en el derrocamiento del Presidente Isaías Medina Angarita quien proponía justos impuestos sobre sus ganancias.
A partir de 1958 se estableció la costumbre no sancionada en ninguna norma, ley, ni acuerdo escrito, de que las decisiones políticas más importantes del gobierno, además de contar con la aprobación de los tres partidos firmantes del pacto, debían contar con el visto bueno de cuatro grandes corporaciones: la máxima jerarquía de la iglesia, el alto mando militar, la CTV y Fedecámaras.
Ocurría entonces que en aquellos casos en que estos sectores temían que sus intereses pudieran verse perjudicados por la regla de la mayoría; se adoptaba la regla de la unanimidad a favor de esos sectores minoritarios, reconociendo a éstos un derecho a veto sobre aquellas decisiones que afectaran sus intereses; pero el prestigio adquirido por la palabra democracia hacía que se tratara de ocultar que, en tales casos, la nueva realidad política que resultaba ya no era una democracia.
—¿Dónde quedaba el pueblo? Totalmente excluido de las decisiones políticas.
—Otro gran engaño fue el pregonado respeto a los derechos humanos, porque a partir de 1958 se cometieron innumerables asesinatos, torturas y desapariciones forzadas en contra de los disidentes políticos. La cantidad de crímenes políticos ejecutados en los gobiernos del Pacto de Punto Fijo fueron considerablemente superiores a los cometidos durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.
La violencia contra la disidencia fue adoptada como política de Estado antes de que se iniciara la lucha armada. Solo en el mes de enero de 1962 asesinaron a 35 personas en manifestaciones, hubo 202 heridos y 1.053 detenidos.
Entre los crímenes individuales más sonados podemos mencionar el de Alberto Lovera, lanzado al mar en 1965 y reflotado su cadáver en las playas de Lecherías, estado Anzoátegui; el de Fabricio Ojeda, ahorcado en 1966 en las oficinas del servicio de inteligencia militar (SIFA); y el de Jorge Rodríguez, muerto en salvajes torturas por la DISIP en 1976.
Durante la década de los años sesenta del siglo XX, se empleó en Latinoamérica una nueva táctica represiva contra la disidencia política, conocida como la desaparición forzada, algunos historiadores señalan que fue en Venezuela, durante el gobierno de Raúl Leoni que se inició esta funesta práctica. Según José Vicente Rangel, ya para el año 1966 los desaparecidos pasaban de 200.
El más reciente informe de la Comisión por la Justicia y la Verdad, reporta sobre crímenes políticos del régimen puntofijista, denunciados y registrados ante el Ministerio Público de Venezuela, los siguientes datos: 10.071 víctimas generales de la violencia política; 1.412 personas asesinadas por motivos políticos; y 459 víctimas de desaparición forzada. Incluso el informe contiene el listado de las víctimas.
Los datos anteriores no incluyen las miles de víctimas de la masacre ordenada por Carlos Andrés Pérez en febrero de 1989, que marca el inicio del quiebre definitivo de las relaciones del pueblo con los gobiernos y representantes del Pacto de Punto Fijo.
En 1983, en la Academia Militar de Venezuela, analizábamos con detenimiento la campaña electoral de Jaime Lusinchi, en la cual hacía críticas al sistema político implementado en Venezuela desde 1958, por haber relegado a un segundo plano las demandas sociales y por los niveles de corrupción alcanzados por el aparato burocrático del Estado. Ante tales argumentos la principal promesa electoral de Jaime Lusinchi fue gobernar con prioridad hacia los sectores más necesitados de la población, mediante lo que llamó “El Pacto Social” y realizar una profunda reforma del Estado.
El Presidente Lusinchi culminó su mandato y no hubo ni pacto social ni reforma del Estado; lo que hubo fue un pacto con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que fue anunciado 24 días después de culminar su mandato, lo cual hace ver que el pacto ya se estaba tramitando en su gestión de gobierno.
Carlos Andrés Pérez había sido electo Presidente en diciembre de 1988 y tomó posesión del cargo el 2 de febrero de 1989, pero la desigual distribución de la renta petrolera y la aplicación de un proyecto neoliberal pactado con el FMI, que representaba mayores sacrificios para la población sin haberle consultado por ninguna vía, causaron la rebelión popular 25 días después de su investidura como Presidente de la República.
En el marco de estas circunstancias se produce una rebelión popular que inició un tiempo coyuntural en nuestra historia que conduce a las rebeliones militares de 1992 y la posterior elección de 1998 donde Hugo Chávez es electo Presidente de la República, marcando el fin del sistema político de conciliación de élites tutelado y al servicio de los intereses de Estados Unidos, conocido como Pacto de Punto Fijo que gobernó el país durante cuarenta años.
La principal promesa de Chávez fue activar el poder constituyente originario del pueblo para la elaboración de una nueva Carta Magna con el propósito de refundar la República. Chávez cumplió su promesa y con la aprobación de la Constitución de 1999, se inició una etapa de transición entre la democracia representativa y la democracia participativa, donde los factores que conformaban el sistema político de conciliación de élites tutelado y al servicio de los intereses de Estados Unidos, se niegan a aceptar la regla de la mayoría.
En la actualidad el imperio de Estados Unidos aplica una guerra multifactorial sobre Venezuela, teniendo como principal arma el bloqueo económico. Pretende imponer un gobierno títere y reeditar el pacto de élites con el cual gobernó a Venezuela durante casi todo el siglo XX adueñándose de nuestras riquezas, especialmente la petrolera. Pero el Pueblo de Venezuela en unión cívico militar, guiado por su Presidente Nicolás Maduro resiste de forma heroica y está decidido a defender su soberanía y su herencia bolivariana.
Hace 203 años nuestro Padre Libertador Simón Bolívar nos alertó en el Congreso de Angostura el 15 de febrero de 1819:
«Por el engaño se nos ha dominado más que por la fuerza»
Por la toma de conciencia de la situación fue que insurgimos, todo lo que te expresé lo aprendí en la decada de los 80 del siglo pasado y cada día de mi existencia consigo más prueba de que esa fue la realidad, por eso te afirmo con mi más profunda convicción que el futuro de la Revolución Bolivariana está en la formación ideológica de nuestra juventud basada en el análisis histórico. Como dijo el historiador francés Marc Bloch: “La incomprensión del presente nace fatalmente de la ignorancia del pasado”.
—¿Éramos la democracia ejemplo en una región con varias dictaduras?
—¡Para nada! Éramos el modelo perfecto de un pueblo dominado por el imperio estadounidense, de donde tomaban lo que les daba la gana. Éramos su patio trasero.
—¿Qué recuerda de aquel 4F y cómo cambió su vida?
El sacrificio de muchos jóvenes realmente decididos y con conciencia plena para estar dispuestos a dar la vida por un ideal. Recuerdo clarito a mi padre que en la despedida me dijo: “Todos debemos tener un gran ideal y por él vivir y morir”.
—¿Qué significó él por ahora de Chávez?
No solo significó, ese “por ahora” tiene un significado permanente contenido hoy en las 3R que propone nuestro Presidente Nicolás Maduro, se trata de resistir las agresiones del imperio para renacer y revolucionar las esperanzas de un pueblo que más nunca debe ser traicionado; el compromiso con nuestra herencia histórica y nuestros héroes que lo dieron todo para que hoy tengamos una Patria Soberana; el compromiso permanente por materializar el Proyecto Nacional Simón Bolívar hecho Constitución por el líder Constituyente y el heroico pueblo de Venezuela; el compromiso de fortalecer cada día la unión cívico-militar para hacer irreversible la Revolución Bolivariana y materializar “la mayor suma de estabilidad política, la mayor suma de seguridad social y la mayor suma de felicidad posible para nuestro pueblo”.
—¿Qué diferencia a los militares venezolanos de los militares chilenos que apoyaron a Pinochet?
—Tuve la dicha de presenciar los debates del Estado Mayor Superior de la FANB donde por unanimidad se declararon y aprobaron incluir en el Artículo 1 de la Lay Constitucional de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana su carácter bolivariano, antiimperialista y antioligárquico. También en la misma Ley plasmaron su férrea conviccion de la unión cívico – militar como principio rector en la defensa integral de la Nación. Es una gran diferencia y pilar fundamental de la Revolución Bolívariana.
—¿Quién era Chávez ?
—Chávez es en esencia el líder que recogió la banderas traicionadas y mancilladas de nuestro Padre Libertador Simón Bolívar, trayendo al presente su pensamiento, su genio, su acción; es el líder que activó el potencial del poder originario de un pueblo despreciado y despolitizado durante casi todo el siglo XX; es un ejemplo mundial de dignidad antiimperialista; es el Padre fundador de la República Bolivariana de Venezuela. En lo personal es el gran líder sembrador de conciencia patria, maestro y amigo. Mi sentido de vida, como el de muchos jóvenes de las generaciones que pasamos por la Academia Militar de Venezuela en los años 80 del siglo pasado es ser leales a Chávez y declararnos chavistas de pensamiento y acción.
—¿Se han mantenido vivos los ideales del 4F?
Los ideales del 4F están vivos y plasmados en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela que constituye nuestro mayor sistema conceptual en la construcción del Estado democrático, social, de derecho y de justicia. Hay que materializar muchos conceptos, principios, valores, derechos y deberes consagrados en la Constitución, eso es lo que plantea el Presidente Nicolás Maduro con las nuevas 3R.Nets que significan el resistir los ataques de las fuerzas imperiales para renacer y revolucionar todo lo que se tenga que renacer y revolucionar para hacer realidad el contenido de nuestra Carta Magna donde está contenido el Proyecto Nacional Simón Bolívar y los ideales del 4F. El .Nets significa que ese resistir, renacer y revolucionar tienen que adaptarse a un cambio de época marcado principalmente en Venezuela por el fin del rentismo petrolero, las nuevas formas de comunicación política con el máximo uso de las tecnologías existentes y las restricciones que impone la pandemia del COVID-19.
—¿Qué importancia tiene el próximo Congreso del PSUV y por qué empieza el 4F?
—Según los estatutos el Congreso es la máxima instancia de planificación y toma de decisiones del Partido Socialista Unido de Venezuela, de este Congreso debe salir la agenda concreta de acción para la aplicación de las 3R.NETS, es decir, el plan general de la Revolución Bolivariana para los próximos 4 años. Lo que decida el V Congreso del PSUV y cómo lo pone en práctica marcará el destino de la República Bolivariana de Venezuela, tomando en cuenta que estatutariamente el próximo Congreso debe convocarse en el 2026 y antes de esa convocatoria por mandato constitucional habrá elecciones presidenciales en 2024 y en el 2025 coinciden elecciones de Asamblea Nacional, gobernaciones y alcaldías.
Hace 30 años el 4F marcó un cambio de época, el próximo 4F con la convocatoria del V Congreso del PSUV se inicia una nueva época que como ya te expresé está marcada principalmente por el fin del rentismo petrolero, las nuevas formas de comunicación política con el máximo uso de las tecnologías existentes y la restricciones que impone la pandemia del COVID-19. Pero es un proceso de adaptación con base a los principios del 4F hoy plasmados en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Por: Verónica Díaz y Gustavo Villapol