I
En nuestra entrega anterior de este seriado, orientado a sistematizar la génesis de la Revolución Bolivariana, profundizamos en los antecedentes que nos llevaron a la realización en la ciudad de Valencia del estado Carabobo, de la Asamblea Nacional del Movimiento Bolivariano Revolucionario-200 (MBR-200), el 19 de abril de 1997; importante evento político en el cual se decidió, en sintonía con el sentir de las venezolanas y los venezolanos, que el Comandante Hugo Chávez se presentara como candidato presidencial en las elecciones del siguiente año.
Sin duda, aquella decisión causó una auténtica euforia nacional, ya que la inmensa mayoría del Pueblo venezolano venía manifestando en las calles su respaldo al líder bolivariano; quién tenía prácticamente tres años recorriendo el país, explicando a lo largo de toda la geografía nacional su proyecto político para la salvación de la Patria.
De manera que, la gente comenzó a sentir que, pese a los riesgos que seguían corriéndose, con dicha opción electoral se aceleraba como nunca la marcha para lograr la utopía concreta de la que hablaba el propio Hugo, que se presentaba la posibilidad real de luchar para consolidar el viejo sueño de libertad y soberanía que nos legara el Padre Libertador Simón Bolívar.
El Comandante Eterno lo expresó así: “Estamos relanzando la Utopía Bolivariana, que está pendiente desde hace casi dos siglos. Por momentos ha renacido, pero siempre la han vuelto a sepultar. Nosotros decidimos rescatarla definitivamente, no olvidando que, como decía Víctor Hugo, las utopías de hoy son las realidades de mañana”.
II
Se inició, entonces, una intensa precampaña electoral, que prácticamente fue la continuidad del recorrido nacional que el Comandante Chávez venía realizando, con todas las limitaciones que teníamos por aquellos años; enarbolando como bandera el programa político expresado en la denominada Agenda Alternativa Bolivariana (AAB), que tenía como antecedentes los documentos de Yare: Cómo Salir del Laberinto y el Proyecto Nacional Simón Bolívar.
Dicho programa, que contemplaba propuestas muy concretas para lograr las grandes transformaciones que el país demandaba; se convirtió además en un poderoso instrumento para el debate y la participación popular; y es que como se lo planteó el Comandante Chávez a Ramonet: “para nosotros, en aquel momento, no era concebible que un programa de transformación del país, fuese elaborado por una sola persona, …un ´salvador´ aislado en la soledad de su despacho… No, solo podía resultar de una amplia discusión, del Pueblo mismo como intelectual colectivo”.
De manera muy resumida, podemos decir que aquel documento caracterizaba el momento de crisis que estábamos viviendo, percibiéndose claramente la ocurrencia de dos fenómenos interdependientes: el camino hacia el fin del viejo modelo oligárquico de la IV República y el parto histórico de lo nuevo, que como lo expresara el propio Hugo aún no tenía “…nombre ni forma definida y…ha sido concebido con el signo embrionario aquel de Simón Rodríguez: la América no debe imitar modelos… o inventamos o erramos”.
En correspondencia con ello, la Agenda Alternativa Bolivariana (AAB) planteaba que había que “…echar las bases y poner en marcha un nuevo modelo de desarrollo que supere el actual esquema de dominación económica y social…”; cometido para cuya consecución resultaba necesario adoptar un conjunto de medidas urgentes que nos permitieran alcanzar un objetivo primordial: “…reducir drásticamente los niveles de pobreza de la gran mayoría de la población…”, implementando “…una serie de proyectos sencillos, viables y coherentes en dirección a los siguientes objetivos sectoriales:
- Reducir el costo de la vida hasta un umbral mínimo tolerable;
- Incrementar el empleo productivo mediante la autoconstrucción de viviendas, planes de saneamiento ambiental, reforestación, suministro de servicios básicos, agricultura, etc;
- Lograr un adecuado nivel de autoabastecimiento y seguridad alimentaria, mediante la creación a escala nacional y regional de un sistema simplificado y funcional de producción, circulación, distribución y consumo de los bienes y artículos básicos y de primera necesidad”.
III
Siempre contrarrestando la propuesta neoliberal de los defensores de la IV República, en la Agenda Alternativa Bolivariana (AAB) se proponían nuevas formas económicas, entre las cuales se contemplaba “…un proyecto nacional de cooperativas y autogestión, …que se oriente definitivamente hacia un modelo de economía solidaria”.
También, se insistía en la necesidad de reducir, como parte de una nueva política económica, el tremendo déficit fiscal que presentaba el país, “…mediante una profunda reforma impositiva que tienda al logro de una justa distribución del ingreso y una racional reducción del gasto público”; este último un propósito en el cual, como lo reconociera posteriormente el propio Comandante Chávez en sus conversaciones con el compañero Ignacio Ramonet, nos dejamos atrapar por lo que era en el momento una corriente generalizada, incluso en la izquierda venezolana.
Sin embargo, y tal como lo acota el Comandante Eterno, de una manera que me parece contundente: “…estaba lo estratégico: la Asamblea Constituyente. Y lo importante: que se desarrollara un proceso de transición para darle cauce a un amplio proyecto de educación popular orientado a lograr una profunda participación de la población en la planificación, preparación y desarrollo de los diversos proyectos que orientaban la transición… en suma, estábamos proponiendo una verdadera Revolución”; una revolución que “…requiere un gran esfuerzo dialéctico de teoría sin duda, pero también de praxis. Es más, mi convicción es que la praxis, definitivamente, es lo que hace, o no hace, que una revolución lo sea de verdad. Es la praxis transformadora la que cambia una realidad”.
En la Agenda Alternativa Bolivariana (AAB) se proponían, además, dos nuevos poderes del Estado que pensábamos debían contemplarse en una nueva Constitución Nacional, surgida —como en efecto ocurrió— de un intenso debate junto al Pueblo, desde la Asamblea Constituyente: el Poder Moral y el Poder Electoral; así como un sistema de gobierno acorde al nuevo modelo de país que aspirábamos construir: la democracia participativa y protagónica.
Ese fue el proyecto con el que las bolivarianas y los bolivarianos enfrentamos la campaña electoral del año 1998, con Hugo, el Comandante de la rebelión bolivariana del 4F-1992, como candidato a la Presidencia de la República.