Recientemente, el presidente Maduro, ratificó uno de los ejes de la línea política para esta etapa; producir alimentos y prepararnos para exportar, en medio de la convulsión que se deriva de la guerra, la pandemia, y de un problema no resuelto desde 2008: La inviabilidad de una economía mundial cuyo sistema financiero no está en correspondencia con la producción y el comercio real; y por un hecho tangible, el mercado petrolero global cambió.
Si captamos la complejidad del asunto y comprendemos que el presente de la economía venezolana está vinculado a la producción de petróleo, de alimentos, y de ciencia y tecnología, estaremos avanzando en la dirección correcta.
En nuestro estado Aragua contamos con las mejores tierras para la producción agrícola intensiva, agua en abundancia, y por encima de todo, fuerza de trabajo; si eso es así, entonces, es posible sugerir que:
1.- Acelerar la constitución del Polo Científico de Aragua para que resuelva dos problemas de suma importancia; por un lado, la producción de semillas y fertilizantes, y por otro, los alimentos para aves y cerdos.
2.- Las empresas privadas grandes que aquí procesan alimentos deben ser receptoras de lo que se produzca en Aragua, y en las mismas, los CPT han de asumir la responsabilidad de elevar al máximo la producción y la productividad, al mismo tiempo, luchar por el aumento del salario integral de los trabajadores, de los que cuentan con contrato colectivo y de los que no lo tienen aún.
3.- Las comunas de producción de alimentos deben tener un plan único y centralizado, y ser beneficiarias de altos créditos de la banca.
4.- Reestructurar el transporte de alimentos y los mercados libres.
5.- En cuanto al consumo: Sustituir el consumo de trigo por maíz, yuca, papa y plátano, y aumentar sustancialmente el consumo de pescado.
La Revolución productiva y la transformación cultural están en marcha.
Por: Roy Daza