Recordar los acontecimientos históricos de Venezuela siempre deja un aprendizaje, las líneas que por años han descrito el devenir de una tierra llena de gestas emancipadoras, crean toda una realidad colectiva apegada estrictamente a los ideales libertarios, si se repasa ese transitar, es bien sabido que, como herederos de esas ideas, el pueblo siempre saldrá en defensa de sus principios.
Abril de 2002, se presenta como fiel ejemplo de esa realidad, fue el momento exacto para que el poder popular forjado en su carácter rebelde saliera como defensor de un proceso político del cual ha sido el principal protagonista, demostrando gran comprensión del momento histórico durante los días de aquel mes.
“Estos acontecimientos que trajeron sangre y dolor, son sin embargo y debe ser una gigantesca lección para todos nosotros; que todos seamos capaces de mirar allí, que todos seamos capaces de leer esa lección, que todos seamos capaces de extraer de allí conclusiones, enseñanzas”,
El gigante Hugo Chávez, hombre valiente confrontó la oligarquía nacional e internacional que Venezuela era un país libre y soberano, que los destinos de esta patria estarían en manos del gobierno y del pueblo venezolano y no del gobierno estadounidense, aseveración que fue un elemento fundamental para que todas las oligarquías y burguesías del mundo se plegaran e hicieran un plan para acabar con la naciente democracia participativa de este país.
Los hechos que se suscitaron durante los días 11, 12 y 13 de abril de 2002 fue una demostración de cuánto puede hacer el pueblo venezolano, en unidad monolítica con su Fuerza Armada Nacional Bolivariana para resguardar su libertad, su soberanía e independencia; digo además, fue un grito al mundo: en la patria de Bolívar, cuna de los libertadores de América, no tiene cabida el despotismo pues aquí hay un pueblo virtuoso con profunda consciencia política y fuerte, un pueblo que defenderá los sagrados decretos de la soberanía popular.
Nuestro glorioso pueblo, desde el mismo instante en que decidió democrática y constitucionalmente adoptar un nuevo proyecto político nacional cuyo pilar fundamental es la verdadera independencia, la justicia social, la dignificación de la humanidad, que ha sufrido los abyectos embates del imperialismo que se niega a aceptar que Venezuela ha decidido irrevocablemente ser la dueña de su propio destino, siendo el golpe de Estado del 11 de abril del 2002 uno de sus intentos fracasados.
Por: Juan Carlos Aleman