El resultado de la primera vuelta permite avizorar los aires de la segunda
Todos contra Petro
No hace falta ser pitoniso ni un excelso colombianólogo para saber que la parte del espectro político neogranadino que va desde la derecha moderada (y modosa) hasta la ultraderecha narcoparaca va a votar por Rodolfo Hernández, aun a sabiendas de que es un sujeto impresentable, solo por evitar el triunfo de la llave integrada por Gustavo Petro y Francia Márquez.
El uribismo, derrotado y humillado en esta elección (su candidato, Federico “Fico” Gutiérrez, terminó con las tablas en la cabeza), se recompondrá sin rubor alguno alrededor de Hernández, un personaje que, en última instancia, le es afín por ser de tendencia fascista, violento, misógino, xenófobo, aporofóbico, malhablado y corrupto.
El cuento de que Hernández es un candidato antisistema es puro marketing político. Cuando fue alcalde de Bucaramanga tuvo el apoyo de Uribe y ahora lo tendrá aún más notablemente porque el imperio del expresidente depende de que este hombre le gane a Petro la segunda vuelta.
La estrategia de aglutinar a todos contra Petro tiene a su favor la polarización que el uribismo y sus medios de comunicación han logrado establecer y la arraigada actitud anticomunista de una porción importante de la población neogranadina, incluso de la más pobre y oprimida por siglos de gobiernos oligarcas.
A pesar de que Petro no va con posiciones de izquierda dura, la derecha y la ultraderecha así lo presentan para desatar el miedo y vencerlo, una vez más, en el balotaje.
Venezuela en primera línea de ataque
Tampoco se necesita una bola de cristal con poderes mágicos para profetizar que arreciará la campaña contra Petro centrada en la advertencia de que un gobierno dirigido por él convertirá a Colombia en “otra Venezuela”.
El abanico del conservadorismo neogranadino repite este mantra sin cesar, sostenido en la matriz de opinión de que Venezuela es una dictadura y un país en crisis humanitaria, mientras Colombia es una democracia robusta y una nación próspera.
Esta visión es sostenida a pesar de la terrible realidad cotidiana de Colombia con sus graves violaciones a los derechos humanos, falsos positivos, fosas comunes, masacres, represión, pobreza extrema, reinado del negocio de la droga y demás expresiones de un Estado fallido.
De poco le ha valido a Petro, hasta ahora, su empeño en tratar de marcar distancia de la Revolución Bolivariana, repitiendo algunos de los irresponsables asertos de la derecha. Sus enemigos internos no han reparado en eso y siguen calificándolo como un futuro imitador o títere del gobierno venezolano. Y en el breve lapso entre la dos vueltas, van a repetir estas afirmaciones hasta la saciedad.
EEUU, Europa, oligarquías locales apoyarán al “viejito sabroso”
Las facultades adivinatorias no se necesitan en absoluto para prever que tanto EEUU como sus satélites y lacayos de Europa y América Latina van a respaldar a Hernández, procediendo primero que nada a lavar su imagen, relativizando sus acciones y sus dichos y haciendo ver que se trata de excentricidades propias de un liderazgo fuera de la caja.
La maquinaria mediática al servicio del poder hegemónico hará buena parte de este trabajo, convirtiendo al “viejito sabroso” (como él mismo se define) en un candidato-espectáculo, como lo fue Donald Trump en su momento o, yendo más atrás en el tiempo, Boris Yeltsin, en la Rusia postsoviética.
No será la primera vez que hagan esta labor de perfumar lo imperfumable en la región latinoamericana, pues eso fue lo que hicieron muy recientemente con Jair Bolsonaro en Brasil. Ya tienen experiencia.
Oposición venezolana, ni hablar
Por supuesto que la oposición venezolana se va a alinear con Hernández, tal como ya lo han hecho con los peores especímenes del continente, incluyendo el ya mencionado Bolsonaro, la dictadora Jeanine Añez y sus secuaces, el pinochetista confeso José Antonio Kast, el banquero pillo (valga la redundancia) Guillermo Lasso y, por supuesto, el magnate corrupto Mauricio Macri.
Quedará demostrado una vez más que ese sector de nuestro tablero político es capaz de respaldar a cualquier individuo (sin limitaciones morales ni racionales) con tal de ir en contra de aquel que sea presentado como chavista en su respectivo escenario. En este caso, para cierto segmento de la oposición venezolana (los del ala pirómana) es una cuestión de propia supervivencia evitar el desplome total del uribismo porque esa pervertida corriente política colombiana ha sido clave en sus acciones violentas contra el gobierno constitucional de Venezuela; en el sostenimiento de la ficción de la presidencia interina; y en el robo de importantes activos nacionales como la empresa petroquímica Monómeros.