EEUU y la OTAN buscan por todos los medios un conflicto bélico a gran escala
Primer intento: Ucrania
El año comenzó con la escalada de provocaciones a Rusia, materializada en el empeño de sumar a Ucrania a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y así emplazar armamento estratégico a escasa distancia de Moscú y otras capitales rusas.
Con una arrogancia característica, Estados Unidos y sus socios de la OTAN, desafiaron a Rusia y generaron una guerra delegada (proxy), en la que esos países no combaten, sino que lo hacen los ucranianos. No han tenido empacho en valerse de un gobierno filonazi que ya venía aplicando tácticas genocidas contra sus propios compatriotas en la región más próxima a Rusia.
La guerra proxy no ha tenido los resultados que esperaban y su política de medidas coercitivas unilaterales contra Rusia ha terminado por hacer vivir a los pueblos europeos las calamidades típicas de una guerra real, que van a incrementarse cuando lleguen las estaciones de otoño e invierno en el norte planetario.
Segundo intento: Taiwán
El afán de buscar una guerra que frene su acelerado declive imperial lleva a la élite armamentista de Estados Unidos a retar también a un enemigo potencial aún más grande y fuerte que Rusia: China.
Para avanzar en la provocación, Washington ha tenido que renegar de su propia doctrina respecto al gigante asiático: un pacto que data de los años 70, cuando (para evitar que China forjara una alianza con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), dejaron de reconocer a Taiwán y aceptaron la tesis de Pekín de Una sola China.
En un gesto que revela la decadencia de Estados Unidos como fuerza hegemónica, se produjo la visita a Taipei de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, contraviniendo los reclamos y advertencias del gobierno chino.
Igual que ocurre en el caso de Ucrania y Rusia, se trata de un empeño del decaído imperio por establecer dominios territoriales y militares en zonas estratégicas que constituyen el espacio vital de otras superpotencias. Es algo equivalente a que Rusia o China pretendieran emplazar armamento en México o alentar la independencia de Texas.
La maniobra publicitaria no derivó en un conflicto de rango global debido a que China tuvo suficiente paciencia y prefirió optar por represalias de otra naturaleza aprovechando su ya marcada superioridad económica; sin embargo, durante varios días ha habido un innecesario y muy peligroso clima de guerra nuclear.
Tercer intento: Kosovo
En la Europa trastornada por el efecto bumerán de las sanciones contra Rusia, la OTAN busca la manera de generar otro foco de conflicto bélico.
Para ello han recurrido a atizar los fuegos de viejas disputas entre componentes de un antiguo país que la misma OTAN desintegró y destruyó con sus bombardeos humanitarios en los años 90: Yugoslavia.
No es casualidad que el conflicto haya surgido en Kosovo y en contra de Serbia, uno de los pocos países europeos que se ha negado a secundar a la OTAN en sus actitudes hostiles contra Rusia.
Todo apunta a que, frente al fracaso de la guerra proxy de Ucrania, se pretende buscar otro foco para inducir a Rusia a abrir un segundo frente de batalla.
Conflictos latentes
La lista de posibles focos de guerra que manejan los estrategas imperiales, incluye otros que les podrían servir para hostigar a Rusia o a China. Uno de ellos es el conflicto territorial entre Armenia y Azerbaiyán, que llevó a los dos países a una breve guerra en 2020. Aunque luego se asumió la vía diplomática, no falta quien pretenda reanimar las hostilidades, teniendo en consideración que Rusia respalda a Armenia. Es un escenario altamente complejo pues implica a otras naciones militarmente poderosas como Turquía e Irán.
Un asunto que bien podría aunar los conflictos entre Rusia y la OTAN; por un lado, y Estados Unidos con China; por el otro, es la disputa por la soberanía de las islas Kuriles entre Japón y Rusia, que data del siglo XIX, cuando estaban en expansión tanto el imperio ruso como el nipón.
Y también en la zona más lejana de Oriente, Estados Unidos busca prender un candelero en las islas Salomón, luego de que las autoridades de esos territorios suscribieran un acuerdo de seguridad con China.
A pesar de estar a miles de kilómetros de su territorio, Estados Unidos lo considera una amenaza contra su propia seguridad y la de sus aliados en el llamado Indo-pacífico, donde ahora pretenden reinar mediante la alianza AUKUS (siglas en inglés de: Australia, Reino Unido, Estados Unidos,).
No queda duda: el imperio venido a menos está loco por una gran guerra.