“Lidiamos con pandemias y bloqueos, pero ya tenemos 12 mil 444 intervenciones realizadas, entre operaciones, cateterismos y otras modalidades de atención especializada”, dice Isabel Iturria, directora del Hospital Cardiológico Infantil Latinoamericano Gilberto Rodríguez Ochoa, que está cumpliendo 16 años de actividades.
“Son 16 años en el corazón de un pueblo y por el corazón de quienes más lo necesitan: esas niñas y esos niños que tuvieron la mala fortuna de nacer con una patología cardiovascular”, afirma esta doctora que egresó magna cum laude de la Universidad Central de Venezuela en 1991 y se especializó en Medicina Interna, Cardiología y Hemodinamia.
Y añade: “90 % de nuestros pacientes sale con bien, a una vida normal, productiva, sabrosa, como ha puesto de moda decir ahora la vicepresidenta colombiana, Francia Márquez”.
—¿Qué porción de los niños y las niñas con cardiopatías atiende el hospital?
—Prácticamente la totalidad de la cirugía cardiovascular pediátrica en Venezuela se hace en el Cardiológico Infantil, pues solo algunos casos se atienden en el Hospital Militar y en el Hospital de Niños J. M. De Los Ríos y una cantidad aún más pequeña en clínicas privadas.
El abominable y obsceno bloqueo
—De esos 16 años, los últimos han sido realmente difíciles, ¿cierto?
—Totalmente; durante la pandemia se interrumpieron por cierto tiempo las intervenciones electivas, para concentrar esfuerzos en la atención de la emergencia; pero ya se ha restablecido el ritmo de actividades. Incluso, hemos podido volver a operar, a recién nacidos, con cirugías correctivas que habíamos tenido que suspender. Pero peor que la pandemia ha sido el bloqueo económico. Tenemos que traer de manera secreta y oculta, por los caminos verdes, los insumos para salvar vidas, como si fueran drogas o material explosivo; es absurdo. El bloqueo afecta al Cardiológico Infantil de forma abominable, obscena, incalificable.
—Es de imaginar que la medicina cardiológica en general, y la infantil en particular, dependen mucho de insumos, equipos y repuestos importados, que no se pueden comprar normalmente debido al bloqueo. ¿Es así?
—Sí, pero eso se suma a una característica inicial de la industria médica y del capitalismo en general: las grandes empresas de equipos quirúrgicos y las farmacéuticas no se ocupan de las cardiopatías infantiles porque no es negocio. Por ejemplo, las válvulas cardíacas mecánicas no se hacen para niños. Solo se fabrica lo que da más dinero, que son esas mismas piezas para adultos. El capitalismo mundial no atiende primero al más necesitado, sino al que da más ganancias. Pero a esa característica estructural hay que agregarle que no se nos permite comprar lo que hay en el mercado en la forma en que lo hacíamos antes, por las vías regulares, sino recorriendo mil vericuetos. Hemos tenido que aprender a reciclar y reutilizar recursos y hasta fabricar algunos repuestos e insumos.
—El Ministerio de Ciencia y Tecnología ha estado incentivando a los talentos locales para producir en el país diversos equipos y materiales. ¿Esto es posible en el caso de lo requerido para la cardiología infantil?
—Podríamos producir algunas cosas, pero en la mayoría de los casos es extremadamente difícil; porque las grandes empresas tienen mecanismos para asegurarse de que al comprar un equipo quedes obligado a comprarles luego los repuestos y los materiales que se deben utilizar con cada paciente.
—¿Cómo se ha visto afectado el Hospital Cardiológico Infantil por el éxodo de profesionales de la salud?
—Muchísimo; el éxodo de personal ha tenido un impacto enorme: hemos perdido más de la mitad de las médicas y los médicos que formaban parte de nuestros equipos en los primeros años. Uno puede decir que, bueno, están ayudando a niños y niñas en otros países, pero en numerosos casos no es así. Muchos de los que se fueron a otros países, están siendo subutilizados en actividades en las que no pueden brindar al máximo sus capacidades profesionales. Por fortuna seguimos teniendo un equipo humano comprometido, que es el principal activo del Cardiológico Infantil; después de muchos años, muchos hemos tenido que volver a hacer guardias; pero lo hacemos con gusto porque es por nuestros pequeños pacientes. Cuando se entiende la salud como derecho y compromiso colectivo, y no como negocio, se le da una lección al mundo. En los dos últimos años se ha reactivado el interés y tenemos más estudiantes de posgrado en nuestro hospital, lo cual es una garantía de futuro.
Causas de las cardiopatías
—¿Cuáles son las causas principales de enfermedades del corazón en niñas y niños en Venezuela?
—La principal causa de las cardiopatías congénitas sigue siendo el azar; es como decir que si te toca esa “suerte” te toca. Cinco de cada mil niños y niñas nacen cada año con alguna cardiopatía congénita. La formación del corazón en el feto es un proceso muy complejo y no se completa sino luego del nacimiento del bebé, cuando este deja de recibir el sustento de la placenta de la madre y debe comenzar a respirar solo.
—¿Algunas enfermedades de los padres predisponen a estos padecimientos?
—La diabetes de la madre, ciertos medicamentos y drogas de abuso en los padres pueden predisponer a las cardiopatías infantiles. Quienes padecen otras condiciones, como el síndrome de Down, tienen mayor propensión a tener problemas del corazón y otros órganos. Pero insisto en que el factor fundamental es el azar.
—¿Cómo es el procedimiento para que un niño o una niña reciba atención en el Cardiológico Infantil?
—Nuestro hospital no recibe directamente los casos; sino que deben venir referidos por alguno de los hospitales públicos, de todo el país, que tienen servicios de Cardiología. Los niños o niñas son atendidos en el hospital más cercano a su residencia y, si es necesario, se les remite al nuestro. En muchos casos, las gobernaciones colaboran para el traslado de los pacientes a Caracas.
—Al lado del Hospital Cardiológico Infantil Gilberto Rodríguez Ochoa, en la urbanización Juan Pablo II de Montalbán, comenzó a construirse el que debió ser un hospital similar, pero para adultos. Se quedó en obras, ¿qué le pasó?
—No tengo detalles de cuál es la situación del Cardiológico de Adultos. Ciertamente es vecino nuestro y la obra está inconclusa, pero no estoy informada sobre su estado actual.
—Es lamentable porque se trata de una gran necesidad.
—Así es; antes de que llegara el COVID, las enfermedades cardiovasculares ya eran una pandemia en la población adulta.
—A los 16 años, ya el Cardiológico Infantil no es un niño; sino un hospital adolescente que pronto será mayor de edad.
—Sí, incluso tenemos expacientes, operados por nosotros, que están casados y tienen hijos; siempre están en contacto con nosotros y saber de sus vidas es una gran emoción.