La perturbación que ha sufrido el mercado cambiario en los últimos días obedece a una diversidad de factores, algunos estructurales, otros coyunturales; algunos internos y otros del contexto geopolítico. Lo importante es enfrentar ese cuadro con coherencia, haciendo los ajustes necesarios y manteniendo el enfoque en el horizonte estratégico que es un desarrollo del proyecto socialista, estima el diputado Jesús Faría, presidente de la Comisión de Economía, Finanzas y Desarrollo Nacional de la Asamblea Nacional.
Faría, economista egresado en la Universidad Central de Venezuela, de la Friederich-Whilhems Universität y de la Universidad de Constanza (Alemania), ha sido figura fundamental en el programa económico que se desarrolla en el país desde 2018. Desde esa posición, reivindica como logro principal el haber abatido una hiperinflación de 400.000 % anual, en medio del feroz bloqueo estadounidense.
A su juicio, en lo inmediato es necesario “frenar el clima especulativo, crear confianza, un ambiente de credibilidad y tranquilidad” para conjurar esta turbulencia cambiaria.
El parlamentario respondió las preguntas de 4F sobre la actual coyuntura económica.
-¿El salto irregular del tipo de cambio responde a causas económicas reales o es inducido?
-El desempeño reciente de la tasa de cambio, ese salto que experimentó el precio del dólar, responde a una gran diversidad de factores. Unos son de carácter coyuntural y otros, estructural. Hay factores nacionales y externos. Hay factores económicos y factores extraeconómicos. En ese contexto, considero que la economía venezolana se encuentra en un proceso de recuperación admirable, dadas las condiciones en las que nos encontrábamos: un bloqueo asfixiante y criminal contra nuestro pueblo. A pesar de ese ataque, la economía comienza a dar signos de recuperación con un crecimiento portentoso, muy significativo, que demuestra la vitalidad de nuestro aparato productivo. Sin embargo, se revela que hay fragilidades importantes, sobre todo en el desempeño del precio del dólar. Esas fragilidades han incidido en la alteración y perturbación del mercado cambiario que había exhibido una estabilidad muy importante en los últimos meses. Debido al bloqueo, que no ha cesado en absoluto, no estamos recibiendo la cantidad de divisas necesarias para que el mercado cambiario esté abastecido. Con un mayor flujo de divisas, esas fuerzas especulativas en el mercado no tendrían tanto espacio para impactar en la cotización del dólar. Lo mismo podemos decir en relación al ingreso fiscal, que ha sido devastado por el bloqueo y las medidas coercitivas unilaterales. Esa condición nos impide desarrollar en toda su intensidad nuestras políticas sociales y de fomento del desarrollo productivo desde el Estado. Eso genera trastornos monetarios y financieros que se reflejan en el mercado cambiario. Nuevamente, sin el bloqueo criminal estaríamos en una posición mucho más sólida y solvente. Estas son razones de fondo que atentan siempre contra la estabilidad de esta variable en el tiempo. Por otra parte, cuando hay crecimiento económico y expansión productiva se genera una mayor demanda de divisas. La mayor capacidad de compra de los consumidores y su comportamiento, también aumenta la demanda de divisas y presiona hacia arriba el precio, sobre todo en estas condiciones de restricciones y bloqueo. Hay que tener en cuenta que la cotización de las divisas extranjeras es un indicador macroeconómico que impacta en todo el desempeño de la economía, es un tema central en esta discusión, como también lo es la especulación, un rasgo definitorio del modelo económico rentista que actúa potenciando cualquier alteración o perturbación que se produzca en la economía, y en este caso en un mercado tan crucial como el cambiario. Entonces, tenemos una constelación de factores adversos que ha provocado el alza de la tasa cambiaria con la repercusiones que ya todos hemos conocido muy bien desde que se activó una terrible guerra económica contra Venezuela y que tuvo como arma principal el ataque al precio del dólar. Quienes están detrás de estas maniobras saben que cuando aumenta el precio del dólar, aumentan todos los demás precios y se deterioran los ingresos de la población, en especial de los trabajadores. Ese elemento especulativo tiene una dinámica, una lógica económica. Hay actores que poseen la capacidad para intervenir en estas situaciones y obtener ganancias jugosas. Pero también tenemos actores con propósitos políticos que alientan dentro y fuera del país esta situación económica. Si estamos hablando del bloqueo como política abierta y descarada del imperialismo, es coherente la actuación de estos factores desestabilizadores. Su propósito es que el país retroceda todo lo que ha avanzado no solo en lo económico sino también en lo político. Afortunadamente, esta perturbación se produce cuando la economía tiene dos semestres en ascenso importante, donde las variables vitales siguen fortaleciéndose, en especial el eje central de nuestra economía, que es el petróleo, está recuperando progresivamente sus niveles de producción. Entonces, estamos en mejores condiciones para defendernos frente a estos ataques viles.
-¿En qué medida influyó la inyección masiva de bolívares derivada del pago de prestaciones a los trabajadores de los sectores salud, educación y otros del campo público?
-Estamos en un escenario de expansión de la economía y en ese contexto, uno de los factores que influye con mayor dinamismo es la demanda. Y aquí vemos un crecimiento importante de la inversión pública, privada, social y productiva, y del consumo de la población. Es claro que la mayor demanda interna implica más importaciones y esto impacta en términos alcistas porque, como ya dije, no disponemos de las cantidades necesarias debido al bloqueo criminal. Aquí se puede observar el peso que tiene el factor geopolítico en todo esto. Si hacemos escenarios hipotéticos, al suprimir estas restricciones al ingreso de divisas, producto del bloqueo, la mejoría es muy superior a la que genera una modificación en cualquiera de las otras variables en juego. Esto que está pasando nos demuestra, de nuevo, que estamos creciendo y que ese crecimiento debe descansar sobre unas bases sólidas que estamos construyendo, a pesar de que depende de factores externos sobre los que no tenemos control suficiente. Sabemos que estas perturbaciones van a seguir presentándose y que dependerá de la coherencia, cohesión y carácter integral de la política económica y de su arraigo en la realidad, la capacidad de nuestro gobierno de contener tales perturbaciones y que se mantenga el crecimiento con alto impacto en los niveles de vida del pueblo. No podemos sacrificar las condiciones de vida de la población en aras de la expansión productiva. La recuperación económica está en marcha, pero tendremos que seguir enfrentando grandes desafíos para consolidarla.
-¿Las autoridades monetarias actuaron oportunamente o hubo retraso?
-Las autoridades económicas, no solo las monetarias, han tenido una actuación que se desprende de las políticas económicas en marcha. Sin pretender evaluar o juzgar las medidas que se tomaron para recuperar la estabilidad cambiaria en esta coyuntura, podría decir que toda política económica debe ir ajustándose mediante un seguimiento sistemático, minucioso y permanente a las realidades económicas, sociales y políticas, que son muy dinámicas y cambiantes, dada la misma situación en la que se encuentra el país. Esto permite corregir distorsiones y consolidar avances. Ese es un aprendizaje obtenido no en esta última coyuntura, sino en todos estos años de enfrentar el bloqueo y las medidas coercitivas unilaterales. Sabemos que la política económica debe adaptarse a los escenarios reales, siempre dentro de una visión integral, de un enfoque coherente que se centra en el propósito programático, estratégico, que es ir hacia el objetivo histórico del socialismo, lo que implica desarrollar las bases sólidas de la economía para beneficiar a la población y apuntalar la soberanía del país. Para ese propósito de largo plazo, hay que atravesar constantemente coyunturas que la política económica debe abordar en el día a día.
-¿Cómo se va a corregir la distorsión creada?
-Tiene que ser corregida con la activación de múltiples iniciativas. Lo principal es frenar el clima especulativo, crear confianza, un ambiente de credibilidad y tranquilidad para conjurar esta onda especulativa. Un segundo punto es ajustar nuestras expectativas en materia cambiaria, es decir, estimar cuál será el nivel de la cotización, ajustándolo a la realidad, a la expansión de la economía, a la cantidad de divisas que tenemos y a la demanda existente. Debemos valorar lo que hemos logrado: venimos de una inflación altísima, mayor de 400.000 % anual, con un mercado cambiario absolutamente caotizado y debemos seguir trabajando en la alineación de cada uno de esos factores. Un instrumento importante es la intervención en el mercado cambiario, que algunas voces insensatas desestiman, pero que es clave porque a través de ella se dotan los recursos para las importaciones y se garantiza la estabilidad en la tasa. Sin esa política, todavía estaríamos metidos en el huracán de la hiperinflación. No olvidemos eso. Pero también hay que alinear otros indicadores, como el gasto público y las tasas de interés, para diseñar una estrategia, no para tomar decisiones parciales sobre esos factores. Hay que integrarlos con gran disciplina y tomando en cuenta el componente social. Hay gente que dice que no ha habido resultados, pero tenemos que la economía privada creció 18 % el primer trimestre, y el año pasado la economía en su conjunto se expandió en 7 %. Los salarios públicos aumentaron en 1.700 %. Fue un gigantesco esfuerzo que debe preservarse y la variable fundamental es la producción de bienes y servicios para el consumo interno y la exportación. Eso es lo que genera riqueza para distribuir en el ámbito social, invertir en los servicios públicos y divisas para fortalecer la tasa de cambio y darle gran estabilidad a la economía. En este escenario hay políticas muy coherentes, aun cuando puede elevarse su eficiencia. Un punto clave es el petróleo, pero, como ya lo dije, el gran obstáculo es el bloqueo.
-¿Hay riesgo de una nueva etapa de inflación descontrolada?
-Ya no existe ese riesgo porque las condiciones y causas que condujeron a eso han desaparecido. Lo que sí está planteado en los actuales momentos es que con nuestro esfuerzo se consigan dos objetivos que pudieran parecer antagónicos. El primero es mantener la estabilidad en los precios y el segundo es seguir creciendo económicamente. La estabilidad de los precios se ha logrado bastante bien si se considera que venimos de esa inflación anualizada de 400.000 % y este año estamos proyectando que termine en dos dígitos o tres dígitos bajos. Siempre se ha dicho que las medidas económicas de expansión productiva conducen a la inflación, mientras las políticas antiinflacionarias conducen a la recesión. Nosotros estamos aplicando políticas de estímulo al crecimiento, pero con políticas antiinflacionarias que lejos de propiciar la recesión, apuntan a la expansión. Es una mezcla muy importante que hemos experimentado con un éxito muy significativo que puede medirse en términos económicos pero también sociales, pues las condiciones de vida de nuestro pueblo comienzan a mejorar de forma progresiva y los impactos terribles que provocó la crisis generada por el bloqueo los vamos a seguir superando. Tenemos que trabajar en este foco de perturbación cambiaria porque cada una de las variables de la economía depende de la tasa de cambio: los precios, los ingresos fiscales del país, el ingreso real de los trabajadores, el estímulo para la exportación y muchos otros factores. Es una variable clave que debemos ajustar para crecer con estabilidad macroeconómica y traducir los frutos de ese crecimiento en bienestar social.