Mayte García, líder campesina
Los daños causados por el bloqueo y las medidas coercitivas unilaterales han sido de tal magnitud, que no basta con atenuarlos o suspenderlos. En justicia, Estados Unidos debe también indemnizar al país por las destrucciones causadas, opina la Fundación contra el Sicariato Campesino, en la voz de una de sus activistas, Mayte García.
La dirigente, diputada a la Asamblea Nacional, explicó que la Fundación ha realizado una amplia consulta entre la población campesina, en torno al impacto del bloqueo y las mal llamadas sanciones, sobre la actividad económica rural y respecto a los derechos humanos de los productores y consumidores de rubros agrícolas.
Esta organización, surgida como respuesta a los crímenes por encargo cometidos contra líderes campesinos en el contexto de la lucha contra el latifundio, tiene una significativa hoja de servicios en lo que a propuestas se refiere. En el pasado presentó una ley penal para sancionar con la pena máxima a los autores materiales e intelectuales del sicariato.
“Este año, en enero, nos preguntamos cómo podíamos aportar al esfuerzo por hacer irreversible la Revolución, para que el proyecto político por el que murieron nuestros familiares perdure en el tiempo, y para apoyar a nuestro valiente presidente Nicolás Maduro. Decidimos consultar a los compañeros y las compañeras para explicar, por la voz del campesinado, como este perverso bloqueo está afectando su trabajo y vulnerando los derechos humanos en todo el país”, dijo García, hija de Armando “el Pelaíto” García, asesinado por sicarios en 2002.
Las metas que se impusieron inicialmente eran realmente modestas: 120 consultas, que serían suficientes para demostrar el impacto negativo en aspectos como el derecho al trabajo agrario y el derecho a la alimentación de la población en general.
“Comenzamos en el sur de Aragua, en San Sebastián y San Casimiro y allí ya nos advirtieron que 120 consultas no eran suficientes, pues solo en esa zona había más gente interesada en opinar. Luego de pocos meses de recorrido por el país ya teníamos 17 mil consultas realizadas y realizamos un primer corte, aunque las asambleas continúan. Entonces comenzamos a debatir sobre qué hacer con ese cúmulo de información: si nos lo íbamos a quedar para nuestro consumo o lo compartiríamos con el país y el mundo. Por eso comenzamos a pedirles a los participantes que suscribieran una autorización para elevar sus denuncias ante instancias y organismos internacionales”, explicó.
Surgió allí la propuesta de acudir ante la Organización de Naciones Unidas para exigir que sea esta entidad la que exija a Estados Unidos el cese del bloqueo y de las medidas coercitivas unilaterales. “Los mismos campesinos señalaron en las asambleas que no debíamos utilizar la palabra ‘sanciones’ porque no hemos cometido ningún delito —puntualizó García—. Tenemos que exigir el cese del bloqueo y las medidas coercitivas unilaterales y, además, solicitar que indemnicen al país. En el debate, algunos expresamos dudas sobre esto último; pero los campesinos —con claridad política y moral impetuosas— insistieron en que deben reparar los gravísimos daños que nos han causado”.
Presentó ejemplos concretos de tales daños: los efectos negativos de la apropiación indebida de CITGO y Monómeros, fundamentales para el combustible y los fertilizantes.
Principales afectaciones
Los datos recopilados, hasta ahora, indican que la falta de combustible para el transporte y la maquinaria agrícola fue señalado como efecto negativo del bloqueo por 22 % de los productores. Las carencias de agroinsumos, herramientas e implementos agrícolas se mencionó en 23 % de las encuestas. 15 % reportó falta de medicamentos y 20 % se refirió a dificultades para obtener financiamiento y ayuda técnica.
“Aquí se manifiesta claramente como los campesinos han sufrido este perverso bloqueo económico y estas medidas coercitivas unilaterales. Incluso indagamos sobre los problemas emocionales que esta situación crítica ha generado en los campesinos y las campesinas. 49 % de los consultados manifestó haber sentido depresión; 17 % se dijeron víctimas de ansiedad y 34 % experimentaron estrés. Esto es una demostración de algo que los campesinos saben muy bien: el bloqueo está dirigido a provocar desaliento, tristeza y rabia en la población, con la finalidad de que reaccione contra el gobierno y nuestra Revolución”, expuso la diputada.
Documento entregado a la ONU
García señaló que la Fundación y una parte de los participantes en la consulta decidieron entregar un documento exigiendo el cese del bloqueo y las medidas coercitivas unilaterales en la representación de la ONU en Caracas. Se realizó una marcha de 3000 personas aproximadamente, con transporte y alimentación propia, organizada por los mismos manifestantes.
“Lo digo con mucho orgullo: fuimos a Naciones Unidas con mucha pasión, amor, ímpetu y por esfuerzo propio. Los amigos de la Minka (panadería comunitaria de La Pastora) nos apoyaron haciendo panes con los materiales que trajimos para poder aguantar el día. Y lo mejor es que fue un movimiento más allá de los colores partidistas porque este es un problema que está vulnerando los derechos humanos de todos. Hemos encontrado familias campesinas que nos han dicho, de entrada, que ideológicamente no nos apoyan, pero están de acuerdo en que hay que unirse para evidenciar los efectos que el bloqueo nos causa”, subrayó la dirigente campesina.
Destacó el esfuerzo hecho por las campesinas y los campesinos que, a pesar de padecer todos esos daños económicos y malestares emocionales, se han sobrepuesto y han sido piezas clave para garantizar la seguridad alimentaria de las ciudades y pueblos; en tiempos en que los grandes supermercados y abastos tenían las neveras y los anaqueles vacíos. “A pesar de todo, no dejaron de creer y de trabajar todos los días, sacaron a relucir su talante patriota y guerrero”, enfatizó.