Los dirigentes de la oposición venezolana no muestran interés alguno por aprender, aunque sea de la historia reciente. Tampoco parece importarles ser identificados como caraduras, vividores, sinvergüenzas, y cual buenos mercenarios, subordinados -por la paga, valga la aclaratoria- a las directrices de quien ocupe la Casa Blanca.
Ni siquiera guardan la compostura y su imagen entreguista se ve cada vez más comprometida, o por errores propios, como los surgidos tras los reiterados y aún no tan añejos pedidos de sanciones e invasiones de marinas y contratistas gringos y colombianos, o por la incontinencia mediática de sus aliados del imperialismo estadounidense o del neocolonialismo europeo.
A finales de la semana pasada vimos un claro ejemplo de las afirmaciones de arriba. Pues casi inmediatamente después de que la Plataforma Unitaria anunciara el reglamento que tiene como objetivo realizar (no hay fecha) unas primarias con miras a elegir un candidato presidencial (de este segmento opositor) para el venidero proceso electoral previsto para 2024, el subsecretario del Departamento de Estado para América Latina, Brian Nichols, sale al ruedo de las redes sociales y por medio de Twitter anuncia haberse reunido “con representantes de la Plataforma Unitaria Democrática, a quienes ratificó que Estados Unidos sigue siendo un socio firme para recuperar la democracia en Venezuela”.
En otras palabras, Nichols les leyó la cartilla a quienes aun aceptan la jefatura de Juan Guaidó: “Me reuní con miembros de la Plataforma Unitaria de Venezuela para reafirmar el apoyo de Estados Unidos a una solución política y humanitaria negociada, liderada por Venezuela, para las crisis del país”.
La Plataforma Unitaria es una especie de remix de la Coordinadora Democrática y de la Mesa de la Unidad Democrática. Está conformada por mitades, tercios y retazos de viejos partidos como Acción Democrática y Copei; de derivados mejor tratados por el mercadeo y los medios de comunicación, como Primero Justicia, Voluntad Popular y Un Nuevo Tiempo, y por grupetes al borde de la extinción como La Causa R, Convergencia, Proyecto Venezuela, Encuentro Ciudadano y Movimiento por Venezuela.
Pero aunque no tienen votos, si han contado con la generosidad de quien administra los fondos robados por al Tesoro Nacional por parte de Washington. Tal vez por eso, solo para conformar la fulana Comisión Nacional para las primarias, hay 80 aspirantes para ocupar 10 cargos. Segurísimo estamos de que esa nómina será alimentada por algo más que los “buenos consejos” de Nichols.