Por: Gustavo Pereira
La novela Esa larga, infinita distancia, del periodista Clodovaldo Hernández, es una coedición de Vadell Hermanos Editores y el nuevo sello La Iguana Ediciones. Será presentada en la 18ª Feria del Libro de Venezuela, el próximo martes 15, a las 3 de la tarde en el salón Cumbe, en los espacios de la Galería de Arte Nacional.
Incapaz de expresar con claridad sus sentimientos y después de una humillante ruptura amorosa, presa de la desilusión y la zozobra, el protagonista de esta historia se ve acosado por reiterados e inexplicables sucesos que lo llevan a dudar hasta de su propia existencia. Deambulando entre sí mismo, abatido, ha intentado suicidarse sin lograrlo gracias a la acción oportuna de un amigo, tras lo cual, de regreso al edificio donde habita y siguiendo un repentino mandato del subconsciente, emprende febril carrera en el parque cercano. El jogging parece liberarlo de un peso inescrutable y resuelve convertirlo en rutina. Solo que lo hará en altas horas de la noche y hasta más allá del amanecer. Por desérticas calles y avenidas de la gran ciudad, sumido en sus pensamientos, el compungido corredor intenta desprenderse de la reciente humillación hasta que un día, en un parque, es abordado por un gran amigo de la infancia fallecido hace tiempo, quien a la par de él corre como súbita aparición y le interpela. A partir de este encuentro la realidad, o lo que cree la realidad, lo subsume en otro mar de confusiones, interrogantes y equívocos.
Tales son los temas centrales abordados desde el primer capítulo de esta apasionante novela, narrada a cuatro manos en primera y tercera persona y estructurada cual damero fascinante que atrapa de inmediato en su laberinto al lector o la lectora. Sabia y sobrecogedora, punto nodal entre el thriller psicológico y el realismo fantástico, oscilando entre filosofía y esoterismo, psiquiatría y religión, penetrar en su trama significa sumergirse en la Gran Interrogante de toda materia consciente, puesto que en ella se bifurca el camino que es al mismo tiempo uno y otro, un antes, un ahora y un después en la gran cosmovisión en donde los contrarios se concilian. En esta encrucijada los enfebrecidos trotes y carreras del protagonista parecieran, más que una forma de liberación, guiño o alegoría a la condición humana en su eterna dubitación.
Al capturar y mantener en un clima de permanente expectación el interés de quien la lea, Esa larga, infinita distancia lo hace no solo por los atractivos enigmas que plantea, abordando además, con propiedad, temas considerados pseudocientíficos; sino porque la sostiene una prosa de alta factura, seductora, precisa y transparente. Estoy convencido de su éxito y trascendencia puesto que, como bien sabemos, el desprestigio del primer sustantivo, también en materia editorial, revela en ocasiones piedras mágicas.