Estados Unidos y la UE contra los oligarcas rusos
La pauta de las insólitas protestas de los grandes patrocinantes del capitalismo en contra del enriquecimiento obsceno de otros sujetos y corporaciones, la marcan Estados Unidos y la Unión Europea cuando hablan pestes de “los oligarcas” rusos.
Es algo muy raro, porque los oligarcas rusos no se diferencian mucho del resto de los oligarcas del mundo, incluyendo los estadounidenses y europeos. Pero se oye hablar a los jerarcas del llamado “Occidente colectivo” y pareciera que los ricos de sus países son carmelitas descalzas, mientras los rusos son malvados y sanguinarios explotadores.
El llamarlos así es un mecanismo para preparar el ambiente y luego robar a las empresas de la Federación Rusa y a los ricachones de esa nacionalidad. Después de estigmatizarlos como oligarcas perversos, los despojan de sus fondos y, al parecer, el dinero se purifica.
La hipócrita actitud la sostienen personajes poderosos de Estados Unidos y la Unión Europea, claramente identificados como propietarios o grandes gerentes de corporaciones de los sectores bélico, financiero, alimentario, farmacéutico, energético y tecnológico, es decir, oligarcas de primer nivel a escala planetaria. Puros fariseos.
Cierta derecha venezolana versus los enchufados
La derecha venezolana lleva 23 años llorando porque en el país opera un régimen comunista, enemigo de la libertad de empresa. Los partidos fachada de esta oposición son defensores a ultranza del capitalismo.
Pero cuando ven resurgir a la economía venezolana de las ruinas en las que quedó sumida por la guerra económica, las medidas coercitivas unilaterales y el bloqueo, se convierten en odiadores de quienes han invertido recursos y están obteniendo ganancias.
¿Son bipolares o algo así? Tal vez algunos lo sean, pero el asunto de fondo es que a esos sectores partidistas y mediáticos solo les gusta el capitalismo cuando los reales van a parar a las arcas de la burguesía tradicional o de sus financistas particulares, casi todos extranjeros.
Si quienes se están llenando son otros, los llaman nuevorricos, recién vestidos, y de un tiempo a esta parte, enchufados. Y de inmediato se dedican a afirmar que esos no son empresarios ni emprendedores verdaderos, sino corruptos o testaferros.
Se nota demasiado que su problema no es que haya empresas y propietarios metiéndose billetes por toneladas, sino que esas empresas y sus dueños no sean amigos de ellos.
Amantes de todo lo gringo indignados con el Black Friday
Otra de las disonancias cognitivas de estos tiempos se da en las mentes de cierta clase media (real o aspiracional) que ama todo lo gringo, pero anda indignada porque en los días finales de noviembre miles de personas han salido, desaforadamente, a comprar ofertas de Black Friday, un ardid estadounidense para incrementar el consumismo.
Los críticos de esa modalidad histérica de compras tienen mucha razón, pero es realmente ridículo que entre esos cuestionadores se encuentren los que han luchado por todos los medios a favor del imperialismo yanqui, sujetos que celebran Hallowen y comen pavo el Día de Acción de Gracias.
No les quedan bien esas actitudes censuradoras de la locura desatada por entrar a las tiendas y botar el dinero en cachivaches de alta tecnología y no menos alta obsolescencia planificada. Se siente la hipocresía, es evidente que no están molestos porque nos estemos equiparando al nivel de estupidez promedio de la población de Estados Unidos. Lo que les fastidia es que eso se perciba como una señal de recuperación económica. Eso es algo que no pueden soportar.
Un Mundial de Fútbol comprado (hablan los que siempre lo compran)
Doce años después de que la FIFA concedió a Catar la sede del Mundial de Fútbol 2022, las grandes potencias futbolísticas respiran por la herida y dicen que fue una decisión tomada gracias a los sobornos que los gobernantes del pequeño, pero rico, país pagaron a la directiva del organismo rector del balompié.
Es otra hipócrita postura de quienes siempre han actuado en complicidad con la muy corrupta FIFA y que, de un modo u otro, también han comprado las sedes de sus mundiales previos.
Esa falsa preocupación por la transparencia, sólo se compara en descaro con la actitud que asumieron esos países respecto al tema del trato de los inmigrantes en Catar. Se rasgaron las vestiduras acusando al emirato de violar los derechos humanos de los extranjeros, especialmente de los trabajadores que participaron en la construcción de las infraestructuras para el Mundial.
Objetivamente hablando, cualquiera puede preguntarse qué autoridad legal o moral tienen Estados Unidos y los países de la Unión Europea para criticar a nadie en este planeta por maltratos a los migrantes. Antes de hacerlo tendrían que declararse culpables de daños mucho peores y de varias de las crisis migratorias más vergonzosas para toda la humanidad.