Por: Roberto Hernández Montoya.- Legendaria y pasmosa la manera en que Rockefeller se hizo millonario. Un día le regalaron una manzana y la vendió en vez de comerla. Compró dos y sagazmente también las vendió. Al día siguiente murió su padre y le dejó una chorrera de millones.
Pero hay modos mucho más astutos y veloces, sigue leyendo y verás.
En toda sociedad de clases prevalece el mito del ascenso social. Gran parte del esfuerzo de la ciudadanía se concentra en ese ascenso. Estudias y te deslomas en el trabajo para recibir el premio de la sublime promoción. Dios arriba y el infierno abajo son el mapa mitológico de ese itinerario, que por tanto se vuelve sagrado. Abajo está el averno, el orco, el abismo, la chusma, el infierno, pues. Allí reina el hampa, el crimen, la anomia, la corrupción, la prostitución, la deshonra. En cambio, en el Empíreo todo es bendición y beatitud.
Por supuesto que todo eso es mentira, pero la mentira no le importa a la mitología, que es mentira pura toda entera. Ni las clases altas son nobles ni las bajas son ruines. La mitología nos atrapa de tal manera que no nos deja ver la realidad. Gracias a la magia sublime de la mitología la realidad no hace falta. Para nada.
Por eso hay un tip infalible para la elevación social que no requiere cambiar un Casio por un Rolex, ni cambiar un Twingo por un Ferrari, ni atravesar la selva del Darién, ni hacer el ridículo pintándote la melena de pelirrojo, ni comer en restaurantes elevados con grúa, ni pasar de pies descalzos a tacones Louboutin. Todo eso es burda de caro, pana. El tip que te regalo es instantáneo y no requiere invertir un platal, que poca gente tiene. Tener un billete gordo no tiene ninguna gracia porque ya estás en lo alto, ya lo lograste, así cualquiera. No necesitas cabello vikingo, ni ojos claros, ni los modales de MariCori, ni vivir al lado de Leopoldo López en el exclusivo barrio Salamanca de Madrid, ni haber participado en la ruina de Monómeros, ni correr en el maratón de Nueva York, ni ser cliente de Avanti o de Cine Città, ni andar de farra alcohólica de madrugada por Las Mercedes y demás marcas de status, de esas que ranquean y ponen a valer.
Mi tip es sencillo, facilón, no requiere esfuerzo: milita en la oposición, preferiblemente la más radical.
Suerte.