Uno de los sectores que más ha sufrido en esta guerra multifactorial, en esta guerra híbrida que Estados Unidos y la Unión Europea le infligen al pueblo de Venezuela; es la juventud. Una parte de ésta es emigrante. Otra parte se llena de desesperanza ante un futuro incierto que cada vez se aleja más del “american dream”. Algunos jóvenes esperan graduarse para apostillar sus títulos universitarios e irse a ejercer allende los mares. Muchas familias están desintegradas. Sus hijos trabajan hasta 16 horas al día para sobrevivir. Muchas jóvenes se prostituyen. Pero la gran mayoría ve en la doctrina bolivariana, el ideal proyectado al porvenir.
José Félix Ribas y la Batalla de La Victoria
El 12 de febrero de 1814 el general patriota José Félix Ribas, ante la merma de soldados, preparó en el arte militar a 85 estudiantes del Seminario de Santa Rosa de Lima de Caracas y a otros estudiantes de la Real y Pontificia Universidad de Caracas. La Batalla de La Victoria era, si se atiende a la enorme diferencia numérica, imposible de ganar. Sin embargo, el coraje estudiantil bolivariano logró el portento del triunfo. Captar a estos estudiantes no fue tarea sencilla puesto que, bajo las condiciones que el régimen colonial imponía, la universidad formaba ciudadanos súbditos al Rey y a todo su imperio sustentado en la Iglesia Católica.
El ejército realista tenía una baja. El comandante José Tomás Boves había sido herido de gravedad en una pierna el 3 de febrero en la Primera Batalla de La Puerta; en el hoy estado Guárico. Este ejército tenía en sus filas un gran número de hombres esclavizados que veían en Boves a un compañero de clase. El segundo de Boves, Francisco Tomás Morales, tenía la misión de tomar La Victoria para aislar a Simón Bolívar, que estaba en Valencia y Caracas, cuya defensa dirigía el general José Félix Ribas, quien ejercía el cargo de Gobernador militar de la misma.
La CIA Contracultural y la juventud hoy
En agosto de 1940, el Presidente Franklin Delano Roosevelt crea la Office for Coordination of Commercial and Cultural Relations Between the American Republics (Oficina del Coordinador de Asuntos Interamericanos) colocando a la cabeza de este ente, encargado de la “ofensiva cultural norteamericana en Latinoamérica”, a Nelson Rockefeller. Esta especie de CIA contracultural se plantea hacer de los jóvenes de hoy seres marcadamente individualistas, sin referentes históricos ni arraigo con su espacio local o nacional, sin compromiso con ideal alguno, sin lazos afectivos duraderos ni respeto por las normas y la autoridad, insensibles ante las penurias sociales y ambientales, indiferentes al arte y la cultura, subsumidos en el metaverso, consumidores compulsivos de mercancías de moda, sin formación política alguna, negados a realizar cualquier esfuerzo físico o intelectual, sin hábitos de lectura y con escaso vocabulario, dados a la diversión pueril, profundamente racista y clasista, sin escrúpulos morales.
Quieren destruir “lo afirmativo venezolano”
No se trata de formarlos políticamente como ocurrió en Chile, donde con décadas de anticipación al triunfo de Allende, se decidió enviar a jóvenes de clase media a educarse en la Universidad de Chicago; para formar así los cuadros políticos de la derecha y alinearlos con el Pentágono. Con Venezuela la estrategia imperial es otra: la teoría sobra. El Estado Profundo se plantea incidir en el cerebro límbico y reptil, que es donde se incuban las bajas emociones y los instintos. El objetivo es crear un ser lleno de odio, sin arraigo en lo nacional, con una actitud de desprecio hacia los valores humanos, sin sensibilidad ante la injusticia social, con mal gusto y baja capacidad de análisis, que desdeñe el ejercicio democrático, siempre dispuesto al ataque y a la agresión. El fin es destruir eso que Augusto Mijares llamó “lo afirmativo venezolano”. De este modo crea el prototipo de joven que Estados Unidos necesita: inculto, despiadado, violento, alienado e insensible. El sujeto ideal del fascismo. Todo este programa de enajenación que ataca el subconsciente y las emociones se viene desarrollando silenciosamente desde hace décadas. Se ejecuta a través de los medios de comunicación, las redes sociales, los videojuegos, las ONG, etc. La migración de buena parte de la juventud venezolana a otros países es parte de este perverso plan. Si alguien lo duda, lean el siguiente diario de una joven de clase media alta del este de Caracas.
Venezuelan way of life
Querido diario, hoy martes 24 de julio amanecí como nostálgica. Es extraño sentirme así porque nadie de mi familia ni mis friends cumplen año hoy. Aunque Bogotá es bella confieso que extraño mi amada Caracas. Tuve muchos sueños durante mi entrega a Morfeo y estoy segura que alguno de ellos transmutó en esta melancolía, razón por la cual la combatiré escribiendo mi autobiografía.
Nací en la policlínica Las Mercedes el 28 de octubre de 1993. Mi papá tiene un alto cargo en la Procter and Gamble y mi mamá es profesora titular de la Universidad Simón Bolívar. Nací y crecí en una hermosa quinta de Cumbres de Curumo. Mi infancia transcurrió de lunes a viernes en el Colegio Mater Salvatoris y sábados y domingos entre el Sambil, el San Ignacio de Loyola y el Tolón. Tuve todas las Barbies que le pedí a Santa en navidad. Aún tengo en mi cuarto los 101 dálmatas que obsequiaban en el McDonalds cuando mi papá me compraba la cajita feliz.
Escuché (y oigo) como toda mi generación Chino y Nacho, Maluma, Shakira, Daddy Yankee, Don Omar, Plan B, Farruko, Ñengo Flow, J Balvin, De La Ghetto, Yandel, Nicky Jam, Wisin, Zion, la banda Green Day, Karol G y Bad Bunny. A Hillary Duff la vi en el concierto que dio en la Ciudad Universitaria en el año 2005. Mis padres son amantes de la música clásica como Richard Clayderman, Jean-Claude Borelly y cosas por el estilo, ¡ah y de Guillermo Dávila y hasta de los Menudo! Mis abuelos, tanto maternos como paternos, aún oyen piezas de la prehistoria en las voces de Julio Iglesias, el papá de Enrique, Frank Sinatra, Barbra Streisand y The Mamas and the Papas, que a mí y a mis amigos nos gustan.
Mi adolescencia estuvo de la mano de Hannah Montana y That’s So Raven. Esas series me gustaban tanto que aprendí inglés pegada a DirecTV. Crecí viendo las series Friends, Two and Half Men, Charmed, Grey’s Anatomy, 30 Rock, E.R., The Simpsons, Will and Grace, Seinfield y C.S.I. y ahora no me pelo una temporada de Game of Thrones, Heathers, Starz, Outlander, American Gods, Roseanne, Little Women, Black Mirror, The alienist, True detective, Here and Now, Rise, Good Girls, The assassination of Gianni Versace: American crime story, Altered Carbon, Castle Rock, Maniac, Mosaic y disfruto mucho de las ocurrencias de los físicos nucleares Leonard y Sheldon de The Big Bang Theory porque no tienen ni la menor idea de cómo relacionarse con las chicas.
Amo los superhéroes The Avengers, Superman, Batman, Captain America, Ironman, Spiderman, The fantastic 4, The X-Men, Flash, Supergirl, Legends of Tomorrow, Luke Cage, Jessica Jones, Daredevil, Iron Fist, The Runaways, Agents of SHIELD y Black Lightning. Mis comidas de fines de semana y una que otra tarde oscilaba entre bigmacs, whoppers, papitas fritas, cheese cakes, cocacolas, condensed milk y ice creams. De niña mis padres me llevaban a ver películas en Cinex y Cines Unidos de Walt Disney, Dream Works, Pixels y Warner Brothers. Ellas son parte de mi vida, formaron mi esencia.
Cada cumpleaños de la familia lo celebrábamos en el Club Los Cortijos, si caía en día de semana o en el Club Tanaguarena, si caía en un happy end. Una vez al año brindábamos en algún Club Mediterranée. De los tres somos accionistas desde hace mucho tiempo. Cantar el Happy birthday to you alrededor de la cake sembrada de velitas era un inolvidable ritual.
Me gradué de bachiller en el año 2010. Mi papá me regaló un Toyota Corolla por ese mi primer logro. Mi tío Alfera Emir Zar me llevó de vacaciones a su apartamento de Miami. Le pedí llevar a cinco amigas y seis amigos y aceptó. Todos sabemos que tiene mucho dinero. La pasamos súper entre piscinas y roller coasters. Al poco tiempo entré a la Universidad Central de Venezuela a estudiar Comunicación Social. Mi mamá quería que estudiara en la USB, pero yo me negué.
En la UCV hice nuevas amistades. Eran como yo, vivían en Altamira, La Florida, Los Chaguaramos, Santa Mónica, La Castellana, El Cafetal, Chuao, Caurimare, Santa Fe, Prados del Este, El Marqués, La California, La Floresta, La Tahona, La Trinidad y El Hatillo. Nos gustaba ir de vez en cuando a comer helados en Versalles en Las Mercedes. Tuve que leer burda, unas guías larguísimas, periódicos como El Nacional, Tal Cual, El Universal y páginas web al estilo de Caraota Digital, Efecto Cocuyo, El Pitazo y La Patilla. Ver noticias en canales como Globovisión, CNN, Caracol y Antena 3 era parte de mi formación.
Roman Jakobson, Willburg Schramm, Harold Dwight Lasswell, Claude Elwood Shannon, Gerhardt Maletzke, David K. Berlo, Richard A. Lanham, Erving Goffman, Peter Schulz, Paul Cobley, Daniel Chandler, John Fiske, William Randolph Hearst, Joseph Pulitzer, Henry Kissinger, Gene Sharp y Joseph Goebbels formaron parte del marco teórico que le dio solidez a mis estudios.
El 7 de octubre de 2012 caí en profunda depresión. Mi primer voto fue para Capriles y le robaron el triunfo. Fue un descaro. Todo el mundo votó por él. Yo a todo el que le preguntaba me decía que votaría por Radonski. ¿No sé quién pudo haber votado por Chávez? Bueno, sí lo sé. Ramona, la señora que limpia es chavista porque una vez mi mamá cuando le revisó su cartera antes de salir de la casa encontró el Plan de la Patria con la foto del mono ese. ¡Qué asco! Mi mamá le preguntó ¿y qué haces tú con esto si tú no saber leer? – ¡Claro que sé, señora, aprendí a leer y a escribir en la Misión Róbinson! – respondió la tierrúa esa. Mi tío Alfera, aunque tiene fotos de Chávez en su casa, no es chavista (tiene que fungir como tal porque es gerente de Pdvsa y tiene negocios muy buenos). El domingo 14 de abril de 2013 volví a votar por Henrique ¡Y volvimos a perder! Otra depre y, nada, no nos la calamos, y salimos a la calle a descargar la arrechera.
En diciembre de 2014 me gradué. Conocí el Aula Magna ese día. Comencé a trabajar en Globovisión. En enero de 2016 supe que había otra Caracas que quedaba después de Plaza Venezuela ya que, a raíz de nuestro triunfo en las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre de 2015, fuimos invitadas (algunas colegas) por Henry Ramos Allup y su esposa Diana D´Agostino al Palacio Federal Legislativo. Nos llevaron y nos regresaron en carro. Vimos mucha gente chabacana en las calles. En una plaza que se llama Bolívar, ¡Sí, igual que la de Chacao!, pululan cual hormigas mucha gente vestida de rojo. -¡No las vean, pueden ser peligrosas! -nos recomendaban.
Desde que ganó Maduro me uní a las protestas contra su gobierno. La gente de Voluntad Popular nos daba kits de marchas que incluían máscaras antigases, t-shirts, visors, koolers y gatorade. ¡Qué fashion! Gozábamos a rabiar. Me metí en grupos de WhatsApp y en Instagram, Facebook y Twitter donde subíamos fotos posando en las guarimbas.
Lamentablemente en Caracas ya no se puede pasear. Con la mesada que me seguía dando mi papá más mi sueldo no podía comprar nada, todo está carísimo. ¡Por unos Nike o unos Adidas hay que dejar varios sueldos! Todo es una cola. Los profesores tenían razón cuando nos decían que en Venezuela no hay esperanza. Los jóvenes no tenemos ningún tipo de oportunidad. El futuro está preñado de infortunio. Mi tía que vive en Cumbres de Curumo está horrorizada con la chusma que vive en uno de esos edificios para marginales que construyó el gobierno allí. Una hermana de Ramona vive en uno de ellos con su marido y sus hijos. Mi tía la ha visto. Los vecinos, tú sabes, gente normal, están preocupados porque esa gentuza compra en nuestros supermercados y panaderías ¡de lo más igualados! Odio a todos los chavistas y por lo que veo nadie los va a sacar del gobierno. Por eso un buen día decidí venirme con algunos amigos para esta ciudad. Extraño mucho mi país. Allí están mis raíces. Me hacen falta mis padres y mis abuelos. Extraño aquellas reuniones familiares, los días en que celebrábamos Halloween y el Thanksgiving Day. Extraño las rumbas, las beers, el perreo, el trap, las parties en casa de mis friends. Nunca olvidaré a mis primas y primos alrededor del arbolito de navidad cantando Rudolph, the Red-Nosed Reindeer; Caroling, Caroling; Frosty the Snowman; Carol of the Bells; Santa Claus Is Coming to Town y Jingle Bells.
Siempre quise vivir en United States, pero lamentablemente no se logró. P and G, la empresa donde trabaja mi papá se fue del país, y a mi tío lo desenchufaron del alto gobierno. Por suerte tiene billete parejo en Andorra, pero no me transfiere porque dice que está siendo vigilado. Todo pasó tan rápido. Hoy, cuando visito los supermarkets confitados y repletos de enlatados y fritochips de todas las marcas, observo preocupada que con lo que gano me es difícil hartarme como antes.
Querido diario, debo dejarte. Mi jefe me está llamando. Los clientes gritan ¡la veneca, la veneca! Ya me toca salir al ruedo. Ya debo bailar en el tubo.
Una revolución para que sea irreversible debe ser cultural
El problema es sumamente grave y complejo. Si no lo abordamos de manera integral y sólo enfrentamos sus manifestaciones políticas y judiciales, no lo estaremos combatiendo de raíz. De este modo, aunque ganemos la batalla política y conservemos el Poder, estratégicamente perderemos la batalla cultural que es la base de la Revolución. Por tanto, debemos tomar medidas profundas de orden cultural. Lo que está en juego es la condición humana, la identidad nacional y la sociabilidad. Se enfrentan una Cultura de la Muerte basada en el ejercicio del mal, que produce terroristas sin sentido de Patria movidos por el odio; contra la Cultura de la Vida fundada en el altruismo, arraigada en la venezolanidad, en la latinoamericanidad, centrada en hacer el bien y orientada por el amor.
La juventud del Bolivarianismo
El 22 de agosto de 1815 desde su exilio en Jamaica, el Libertador se dirige al triunvirato que presidía las Provincias Unidas de la Nueva Granada, señalándole el peligro que significaba darle asilo a Napoleón Bonaparte, luego de su derrota en Waterloo, ya que “él ha segado la flor de la juventud europea en los campos de batalla para llenar sus ambiciosos proyectos”. La juventud, dice Simón Bolívar (1783-1830), es “la edad de la esperanza”. Para Simón Rodríguez (1769-1854) ella “obra más por pasión que por cálculo” puesto que a la juventud le “es dado el arriesgar, con serenidad, las cosas más importantes”. Y agrega: “la juventud americana necesita abrir los ojos sobre su situación política”.
Las Tres R.net
Para resistir, renacer, y revolucionar; es necesario prever la creación de un movimiento para la defensa de la psique y el alma de la juventud; que forje su conciencia de clase a través de la lectura y el estudio; que politice, luche y se organice. Nuestra guía es la R de Rodríguez, nuestra actitud la R de Reciprocidad, nuestra posición la R de rebeldía, nuestra aula la R de Realidad. Defendamos la juventud para que, quienes por ella transiten estén siempre en constante renovación del pleno goce de su espontaneidad, y el total disfrute de la alegría; para que abra los ojos sobre su situación política, y sea definitivamente un ideal proyectado al porvenir; la edad de la esperanza.
¡Necesario es vencer!
Momentos antes de comenzar la batalla de la Victoria, José Félix Ribas pronuncia una arenga dirigida a los seminaristas y estudiantes que tenían entre 12 y 20 años y demás hombres del pueblo:
“Soldados: lo que tanto hemos deseado va a realizarse hoy. He ahí a Boves; cinco veces mayor es el ejército que trae a combatirnos; pero aún me parece escaso para disputarnos la victoria. Defendéis del furor de los tiranos la vida de vuestros hijos, el honor de vuestras esposas, el suelo de la patria; mostradles vuestra omnipotencia. En esta jornada que va a ser memorable, ni aún podemos optar entre vencer o morir: ¡necesario es vencer! ¡Viva la República!”.