A cuatro años de la Batalla de los Puentes Venezuela y Colombia, gracias a la victoria del presidente Gustavo Petro, da los primeros pasos para la construcción de una agenda de trabajo común y basada en la confianza mutua.
Cuando bajo la maniobra de un adefesio jurídico llamado estatuto de transición y un esperpento llamado gobierno interino, la élite del poder en EEUU y sus mandatados de la oposición en Venezuela procuraron fraguar, en 2019, una nueva maniobra para derrotar al chavismo y despojarlo por vías no constitucionales ni democráticas del poder político; la amenaza real hacia la integridad territorial de la República Bolivariana de Venezuela cobró forma en el occidente de nuestra Nación.
En ese punto, el carácter geopolítico se exacerbaba con mucha fuerza; ya que la presencia de todo un aparataje mundial de artistas, periodistas, presidentes, medios de comunicación; la puesta en escena de un concierto y la falsa visión de entrega de «ayuda humanitaria» hacia nuestro país; fueron ni más ni menos que una amenaza real a la paz de Venezuela; y posiblemente la chispa que prendería en violencia a una región levantisca como se caracteriza tradicionalmente a los pueblos de América Latina.
La disposición de elementos en los cuatro puentes principales que nos hacen frontera con la República de Colombia: Puente Internacional Simón Bolívar, Puente Internacional Francisco de Paula Santander, Puente Internacional Las Tienditas y Puente Unión; y cuya institucionalidad –entonces encabezada por Iván Duque– respaldaba abiertamente esta agresión, sumándola a las amenazas provenientes desde la República Federativa del Brasil, dirigida por Jair Bolsonaro.
Desde del punto de vista geopolítico, era la concreción de las diversas amenazas políticas y diplomáticas vertidas por el Gobierno de Donald Trump, y elevadas por el hoy extinto por la fuerza de los pueblos «Grupo de Lima»; quienes abiertamente urdieron dicha maniobra al occidente de Venezuela con dos tácticas claramente definidas en una estrategia general de cambio de régimen político en nuestra patria:
- Generar una cabeza de playa en toda la fachada occidental y sur de la República Bolivariana de Venezuela, tendiente a fomentar un estado de guerra con el acumulado de experiencia de los procesos insurreccionales de 2014 y 2017, sumando poder de fuego extranjero y control de áreas de territorio nacional, emulando así casos como el de Siria y Libia, solo por mencionar dos de muchos que bien pueden ser presentados para el estudio correspondiente.
- Construir masa crítica en territorio venezolano para crear condiciones de ruptura del orden constitucional y quiebre de la institucionalidad democrática dispuesta en la Constitución Nacional de 1999, apalancando el rol de la Asamblea Nacional 2015-2021 de destrucción del sistema político y conjugándolo con una proclamada ruptura, quiebre o división dentro de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), como apuesta definitiva en el objetivo de estas acciones.
Ahora bien, la caracterización geopolítica de esta maniobra contra la paz de Venezuela, su independencia e integridad territorial, como últimos rasgos que perfilan la existencia de cualquier Estado Nación, resulta esencial debe ser incorporada en el proceso de análisis del cuarto año de una victoria política y estratégica de la unión cívico-militar de Venezuela contra un plan de agresión directa hacia nuestra patria; que altera significativamente nuestro espacio vital como país soberano.
Quien de manera más clara caracterizó aquel trance nacional convertido en la «Batalla de los Puentes», que nos convocaba a una victoria en toda la línea, para evitar desde una invasión extranjera hasta la construcción de masa crítica hacia una guerra civil, fue el Primer Vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela PSUV, Diosdado Cabello, al afirmar:
«Nos ha tocado en más de una ocasión saber que camino escoger, y los que no tenemos nada lo único que podemos perder es nuestro pellejo defendiendo la patria, nuestra vida defendiendo la patria, y las veces que la patria nos llame, en las veces que nuestro pueblo lo necesite, así sea con el último respiro; ahí estaremos junto a nuestro pueblo, junto a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana; preservando la paz, nuestra soberanía y nuestra Independencia. Que la gloria de Bolívar, del grande Bolívar nos acompañe a todos, nos de fuerzas, que los débiles entiendan, que los tibios entiendan; que cuando la patria está en peligro, lo único que no debe hacerse es dejar de defenderla, todas y todos estamos obligados a defenderla; esto no es un tema de chavistas nada más (…) pero aquí habrá patria libre, patria para siempre como lo dijo nuestro Comandante Hugo Chávez”.
Nada más con observar y valorar esta fecha histórica, en prospectiva, podemos ver cómo la resistencia del pueblo venezolano y la unión inquebrantable de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana lograron repeler un intento de agresión directa desde el extranjero; abriendo el campo temporal para fraguar la derrota de toda la maniobra estadounidense ejecutada a partir de enero de 2019, dotar de tiempo a los pueblos de Colombia y Brasil para fomentar un proceso interno de cambio democrático y, por ende, disipar en un todo no definitivo; ya que en política todo se mueve, la reedición de modelos de intervención de esta naturaleza.
Y es que debemos afirmarlo cuando celebramos el cuarto aniversario de esta victoria contra una fuerza invasora que pretendía arrebatarnos la independencia nacional. Generar un estado de guerra en la República Bolivariana de Venezuela hubiera tenido consecuencias incalculables en la paz del continente, especialmente en la paz de nuestros vecinos en Colombia al punto que nuevamente nuestra patria, hoy y luego de derrotada esta conjura internacional, ha abierto caminos para la consolidación del proyecto de paz total del Presidente Gustavo Petro contribuyendo en el diálogo con el Ejército de Liberación Nacional ELN.
Otro ejemplo tangible es que hoy vemos cómo parlamentarios jóvenes de Venezuela, Brasil y Colombia se encuentran para generar lazos a partir de una agenda de trabajo común y construcción de confianza mutua en el proceso.
Tal acción sería poco menos que imposible, si hace cuatro años miles de patriotas no hubieran entregado todo para preservar intacto el suelo nacional en la victoriosa Batalla de los Puentes, que geopolíticamente derrotó la agenda belicista imperial, dándole un golpe certero al macabro plan de guerra contra la patria venezolana.
Es esencial no olvidarlo nunca.