El doctor Simón Pérez, médico egresado de la UCV, cirujano general del Hospital Periférico de Catia “Ricardo Baquero González”, es el actual director del Hospital Miguel Pérez Carreño, –el mayor centro de salud del Seguro Social– que atiende entre 460 y 520 pacientes hospitalizados.
En el Pérez Carreño, con más de 50 años de fundado, fue donde se realizó el primer trasplante de corazón abierto en Venezuela. Es un hospital-escuela de donde egresan excelentes especialistas, y brinda todos los servicios quirúrgicos: cirugía laparoscópica avanzada, cirugía bariátrica, urología, ginecología, obstetricia, traumatología, cirugía de la mano, cirugía plástica, medicina interna, nefrología. Cuenta con un servicio de cardiología que llegó a realizar entre 20 y 30 cateterismos diarios y su servicio de pediatría es reconocido a nivel nacional.
El galeno, en ocasión del Día del Médico, convoca a humanizar la atención sanitaria, en un país que todavía se recupera de la crisis asistencial generada por la pandemia y está sometido a un férreo bloqueo que limita el acceso a medicinas y equipos médicos con tecnología de punta.
–¿Medicina como negocio o como derecho? ¿Capitalismo vs socialismo?
–El comandante Chávez llegó marcando un precedente al defender los derechos del pueblo, entre los que se destaca el derecho a la salud. Por eso surgieron la Misión Barrio Adentro, Misión Milagro y se abrieron consultorios populares basados en la humanización de la salud. Con el neoliberalismo la salud es mercantilizada, en cambio, en un modelo socialista el pueblo tiene acceso a la salud. La Misión Cubana, nos ha apoyado en la atención primaria a la salud. Existe la medicina curativa y la preventiva, nuestras universidades, a nivel ideológico, debieron formarnos para ejercer tanto la medicina preventiva como la curativa, pero solo nos enseñaron a curar. En Cuba se hace medicina preventiva, lo que ha permitido descender los índices de muchas patologías. Realizan planificación de salud, lo que no había en Venezuela.
Cuando Chávez llegó a la presidencia los ambulatorios estaban abandonados, y los sectores más vulnerables eran desasistidos. A nosotros nos enseñaron a ejercer la medicina curativa y debíamos especializarnos para trabajar en una clínica y dedicarnos a la empresa privada.
Cuando la Misión Cubana llega a Venezuela, se comienza a implementar la medicina preventiva, casa por casa; el médico salía de su consultorio, puerta por puerta visitaba a su comunidad, y establecía un control para tratar las patologías antes de que se agravaran e incluso evitar el surgimiento de algunas enfermedades.
La medicina preventiva permite mejorar los índices de salud sin necesidad de invertir grandes recursos económicos. Este concepto no existe en los países capitalistas.
–Durante la pandemia de Covid 19 estos dos modelos fueron puestos a prueba, ¿cuál demostró ser más efectivo?
–A causa de las sanciones económicas y el bloqueo, se les prohibió a muchos países y organismos internacionales darle apoyo a Venezuela. Pero gracias al legado de nuestro comandante, quien estableció vínculos con países hermanos como China, Irán, India, Rusia; tuvimos manos amigas en tiempos de pandemia. Nos aportaron tapabocas, guantes, lencerías, medicamentos, vacunas, etc.
Las primeras vacunas que llegaron a Venezuela fueron las chinas, luego las rusas y cubanas. ¿Qué paso? Nosotros vencimos, ya que obtuvimos el menor índice de mortalidad de todos los países latinoamericanos, incluso del mundo. Nos ubicamos entre los primeros diez países con menor tasa de mortalidad.
Recuerdo cuando el presidente Nicolás Maduro comenzó con su equipo multidisciplinario a establecer estrategias durante la pandemia, aplicamos modelos únicos como el 7×7 (una semana de confinamiento y otra de trabajo), hubo un llamado masivo a la vacunación, casi el 80% de la población fue inmunizada, pese a que no llegaban vacunas de los laboratorios privados, quizás pensando que habría un caos, pero Venezuela sobrevivió.
–En Brasil, Perú y Ecuador, por poner un ejemplo, los índices de mortalidad por la pandemia fueron, en cambio, muy altos. ¿A qué se debió?
–Bolsonaro se atrevió a decir que la Covid 19 era solo una gripe, un invento de China, pero él se contagió y estuvo muy grave, incluso en terapia intensiva. En esos países solo tenían acceso a los tratamientos y al oxígeno quienes pudieran pagarlos; lo que propagó la mortandad. Se dispararon los casos y se necesitaron fosas comunes para los fallecidos. Muy distinto a como lo asumimos en Venezuela, donde todo el que se enfermaba era atendido ya que el Estado asumió en un 98% los costos que generó la pandemia en medicinas, equipos, vacunas, lo que permitió poner barreras y contener la expansión de los casos.
–¿Cómo han afectado las sanciones al ejercicio de la salud?
–Nos han llevado a una merma en el nivel de los recursos para sobrellevar los gastos y la cancelación de deudas. Venezuela tiene represados en el exterior más de 20 mil millones de dólares, recursos que se podrían aprovechar para la compra de medicamentos, equipos médicos. Muchos tomógrafos para resonancias magnéticas que no son chinos, sino alemanes y americanos, están sin operar por falta de repuestos. Imagine un hospital sin un tomógrafo, sin un equipo de rayos X, situación que se ha superado gracias a los vínculos con países aliados, quienes nos aportan equipos, repuestos y asistencia técnica.
–¿Las sanciones constituyen un crimen de lesa humanidad?
–Negarle cualquier ayuda a un país en medio de una pandemia es un crimen de lesa humanidad. Es un tiempo de ayuda a todos, más allá de ideologías o modelos políticos. La salud es un derecho de todo ser humano, y debido al bloqueo de EEUU y sus aliados nos han negado todas las ayudas en el ámbito de la salud.
–¿Quiénes han sido las mayores víctimas del bloqueo?
–Nos han limitado el acceso a los antibióticos para tratar patologías infecciosas como neumonías, infecciones urinarias, gastrointestinales. También se dificulta la compra de fármacos anticoagulantes para pacientes con problemas cardíacos, el acceso a tratamientos antihipertensivos, la insulina para los diabéticos, por lo que debimos recurrir a proveedores de India y China. Pero el sufrimiento generado no nos hará sucumbir, porque hemos sobrevivido a las medidas anti-Venezuela.
–¿El modelo de salud de Chávez ha impulsado la solidaridad entre los pueblos?
–Cuba, con la Misión Milagro, nos dio un ejemplo del ejercicio de la solidaridad entre pueblos hermanos. Pacientes que por años esperaban por una operación oftalmológica fueron enviados a la isla para ser atendidos. En contraprestación en Venezuela se abrieron centros de salud con tecnología médica avanzada, como los CDI de Chuao y Montalbán, donde se atendía no solo al pueblo venezolano, también acudían de otros países que requerían de esos servicios. El Cardiológico Infantil se concibió como el mayor centro de Latinoamérica a nivel de patologías cardiológicas a nivel infantil, con equipos de alta tecnología y los mejores especialistas, realizando en promedio entre 15 y 20 cirugías diarias, en donde atendía a pacientes, no solo de Venezuela, sino también de otros países de Latinoamérica y El Caribe.
–¿Luego de las sanciones qué sucedió?
–Ciertamente, hubo proyectos que no se terminaron; por ejemplo, por falta de recursos no se pudo construir el Centro Cardiológico para adultos; como lo había concebido el Comandante Chávez. Pedimos que nos levanten las sanciones para seguir edificando un eficiente sistema de salud.
–Cuba tiene más de 60 años bloqueada ¿qué pasaría si tampoco levantan las sanciones contra Venezuela?
–Hay que buscar soluciones endógenas, por órdenes de la ministra de Salud y del presidente Maduro estamos, por ejemplo, formando a los próximos técnicos para que reparen nuestros equipos.