«Huellas de una memoria», de Jehad Yousef, es un emotivo diario de viaje publicado por Editorial Trinchera en Venezuela. Después de un vagar por Medio Oriente, España y Cuba; Venezuela terminó siendo el lugar de residencia de Jehad. Médico pediatra exiliado desde 1979, militante del Frente Democrático por la Liberación de Palestina, Jehad es diputado del Consejo Nacional Palestino y director general de la Unión Palestina de América Latina.
Sobre los temas del libro y sobre su compromiso, tuvimos una conversación con el escritor.
–En el libro “Huellas de una memoria”, su peregrinación toca los principales escenarios del drama de su pueblo entre el siglo pasado y el actual: la ocupación, pero también la actitud de los países árabes y la situación en los campos de refugiados. ¿Qué balance ha sacado?
–La situación del pueblo palestino es difícil, complicada y dramática, porque a lo largo del siglo pasado, hasta la Primera Guerra Mundial, estuvo bajo ocupación turca u otomana, y después bajo ocupación británica. A continuación, más de la mitad de Palestina bajo ocupación israelí. En 1948, Cisjordania y Jerusalén oriental quedaron bajo la administración civil y militar del reino jordano y la franja de Gaza bajo administración egipcia. Luego, en 1967, toda Palestina quedó bajo la ocupación israelí.
Así trataron de borrar la identidad independiente del pueblo palestino. También nuestra tierra, mares y ríos fueron repartidos entre esos países. Sin embargo, gran parte de nuestro pueblo quedó atrapado bajo los regímenes de estos Estados; como ciudadanos de segunda y cómo refugiados. Estos últimos, en muchos países han estado privados de derechos elementales y básicos, incluso han sido perseguidos no solamente por el estado de apartheid, sino también por algunos regímenes árabes. En lo personal, aprendí que sin lucha, sin constancia y perseverancia, es muy difícil lograr las metas; y uno en la vida debe tener metas y horizonte.
–En “Crónica de siete días en Palestina”, Ud. cuenta su viaje de regreso en 2006. ¿Puede resumirlo?
–Mi viaje a Palestina se dio después de 27 años de exilio forzoso: adquirí la nacionalidad venezolana, solicite una visa, como venezolano, en la embajada israelí en Caracas; antes de que fuese cerrada por el comandante Chávez.
Mi objetivo era visitar mi tierra natal y mi familia en Palestina. La ironía de la vida y del estado de ocupación es que un palestino, nacido en Palestina de padres y tatarabuelos palestinos, necesite permiso o visa del estado de ocupación para visitar a su familia y transitar por sus días de la infancia y adolescencia. Mi odisea comenzó con los interrogatorios por las fuerzas de seguridad israelíes en los aeropuertos de Paris y Tel Aviv, hasta pasar los check points (puntos de control), y llegar –muy tarde en la noche– a mi casa. Estos check points dificultan la vida y el tránsito de los palestinos, sobre todo para llegar a sus escuelas y universidades; trabajos y hospitales. De hecho, decenas de mujeres han parido en las ambulancias por la larga espera en estos puntos. Me impactó y sentí mucha impotencia al ver los asentamientos judíos construidos en la tierra de nuestra propiedad confiscada por el estado de ocupación; así como los demás pueblos y aldeas palestinos. El muro de la vergüenza que separa a palestinos de palestinos, me hizo recordar al muro de Berlín. Tierras, aldeas y familias quedaron unos fuera y otros dentro del muro. A los que viven en Cisjordania y tienen menos de 60 años, se les niega visitar los lugares santos de Jerusalén, y a los de tercera edad se les exige solicitarle permiso al ocupante. Sin embargo, un israelí puede visitar libremente todo el territorio palestino. Aun visitar el mar es muy restringido para los palestinos, a pesar de que la distancia entre Cisjordania el mar Mediterráneo no es de más de una hora en automóvil.
–Cuando Ud. era muy joven, también trabajó en empresas del ocupante, y habla de las duras condiciones impuestas a los trabajadores palestinos. ¿Cuál es la situación actual? ¿Qué opina sobre el giro fascista del régimen israelí y las protestas que se están dando?
–Los palestinos, para trabajar en “Israel”, necesitan permiso y se lo otorgan a muy pocos. Sin embargo, la gran mayoría de ellos trabajan y cruzan la frontera de forma ilegal; aunque son tratados como mano de obra barata, en la construcción, o en el campo. Su sueldo es la mitad del sueldo de un obrero israelí y no tienen seguro de vida ni seguro social; se les prohíbe afiliarse a sindicatos obreros; las muertes y accidentes laborales no son indemnizados. La situación actual es peor, porque leyes racistas como la ley nacionalista aprobada por el knesset (parlamento israelí), otorga los derechos civiles y nacionales solo a los judíos, marginando así a la minoría palestina que vive dentro del Estado israelí, o sea en la zona ocupada en el año 1948.
La llegada de los fascistas y la extrema derecha al poder, intensifica sus planes de asentamientos, asesinatos, detenciones, destrucción de casas y expulsión de los palestinos de Jerusalén; y los intentos de usurpar los lugares sagrados. Juntos con las leyes de Pena Máxima a los prisioneros y amenazas de expulsión y de quitarles la ciudadanía a los que resisten; todo esto dificulta la vida y amenaza a la población palestina. Estamos frente a un régimen de ocupación colonial y apartheid peor que el régimen de apartheid de Sudáfrica, en las décadas del siglo pasado.
–En tu libro hay un homenaje a la figura materna. ¿Qué es para ti la libertad de la mujer después de tantos años de vida personal y profesional en países como Cuba y Venezuela? ¿Cuándo, por qué medios y con qué aliados, la liberación de Palestina?
–Mi madre fue una figura importante en mi vida, todas las mujeres palestinas tienen doble rol: uno, luchar por sus derechos contra las leyes machistas, para conseguir la igualdad de derechos en la sociedad palestina; y el otro es luchar junto al hombre palestino contra la ocupación.
Nosotros luchamos por la liberación de los palestinos y las palestinas, por la tierra palestina; porque la tierra es nuestra identidad. La única forma y el único medio es la resistencia popular y la unidad de nuestro pueblo, con el apoyo de todos los hombres y mujeres libres de este planeta, con los partidos y gobiernos progresistas que creen en la justicia de la causa de nuestro pueblo.