El internacionalista, Alejandro Fleming, explicó el significado de la reciente decisión de la Corte Internacional de Justicia sobre la controversia con Guyana y los próximos pasos. Exigimos que se nos devuelva ese territorio porque nos lo robaron, fuimos despojados de él, tenga petróleo, diamantes y oro; o aunque sólo tenga arcilla. Sería temerario que, después de demostrar que el Laudo es nulo e írrito, le digamos a Guyana que nos conformamos con el norte. Es una tontería, por no decir una estupidez; aunque sería una palabra más precisa.
─Durante la Semana Santa, mientras mucha gente disfrutaba de un merecido descanso, se produjo una decisión de la Corte Internacional de Justicia en torno a la controversia de Venezuela con Guyana por el territorio Esequibo. ¿Qué significó esta decisión para nuestro país? ¿Quién ganó este round de la pelea?
─Es complejo el tema. Para comenzar hay que decir que la CIJ no va a delimitar el territorio. Guyana demandó a Venezuela pidiendo a ese tribunal que dictamine si el Laudo Arbitral de 1899 es válido o no. Guyana, evidentemente, busca que la Corte ratifique el Laudo, y Venezuela se opone a ello porque siempre lo ha considerado nulo e írrito. Guyana llevó la demanda ante la CIJ, basándose en la decisión del secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, António Guterres, quien resolvió que el caso se llevara ante este tribunal, en vista de que, luego de varias décadas, no se había resuelto mediante el mecanismo de buenos oficios. Para Guyana no existe un diferendo territorial, sino un problema de interpretación jurídica. Eso es totalmente falso y lo demuestra el solo hecho de que el Reino Unido (potencia colonial de la Guayana Británica, ahora República Cooperativa de Guyana) se haya sentado a discutir con Venezuela, en la década de los 60, sobre la posesión del Esequibo.
─¿Por qué Guterres tomó esa decisión?
─Se basó en lo establecido en el Acuerdo de Ginebra, en el que se estipuló que si las partes no logran ponerse de acuerdo acerca del método de resolución de la controversia, el secretario de la ONU resolverá ese punto. En el pasado, los secretarios lo hicieron en consulta con las partes, pero en esta oportunidad, Guterres lo decidió sin consulta. El Acuerdo de Ginebra no lo obliga a buscar una decisión consensuada, aunque eso hubiese sido lo más adecuado.
─¿La demanda de Guyana ocurrió en 2017?
─En 2018. Y Guyana esperaba que la CIJ decidiera de inmediato sobre el fondo, es decir sobre si es o no válido el Laudo de 1899. Pero Venezuela no reconoce la jurisdicción de la CIJ en este tipo de casos (en otros sí lo hace), por una posición histórica de no someter los asuntos territoriales al fallo de terceros. De hecho, sentamos un precedente en el que me tocó participar, cuando se dirimía la controversia entre Serbia y Kosovo, una provincia que pretendía independizarse, y al final, lo logró. Nosotros defendimos el derecho de Serbia a preservar su integridad territorial, reivindicamos que a los Estados no se les puede cercenar el territorio ni por la fuerza ni por vías de arbitraje. Al no reconocer la jurisdicción de la Corte, Venezuela decide no participar, pero envía un memorándum en el que pide a la CIJ que decida previamente si ella es o no competente. Finalmente, en 2020, la Corte se declaró competente para conocer el caso. A partir de allí, la parte demandante debía presentar una memoria y la parte demandada, una contramemoria. Guyana entregó su memoria en marzo de 2022 y la CIJ estableció que en marzo de 2023, Venezuela entregara su contramemoria. Pero Venezuela decidió interponer unas excepciones preliminares sobre la admisibilidad de la demanda, en la que expuso que si bien la Corte se había declarado competente, eso no significa necesariamente que la demanda sea admisible.
─¿Cuál fue el argumento central de esas excepciones preliminares?
─Que ese territorio fue usurpado por el Reino Unido y que, por tanto, este país debería estar en la controversia, como actor fundamental en la reclamación venezolana. A mí me sorprendió esa excepción porque debió hacerse antes, cuando se estaba cuestionando la competencia de la Corte. Adicionalmente, después del Acuerdo de Ginebra la controversia siempre se ha abordado con Guyana porque se independizó y debe asumir el hecho de que una porción de su territorio es producto de un robo. Al sugerir que se incorpore al Reino Unido estamos abandonando una política histórica de Venezuela, que es la posición anticolonial. Cuando Guyana se independizó, poco después del Acuerdo de Ginebra, nosotros reconocimos a Guyana, a pesar de la controversia territorial, señalando, de un modo muy inteligente, que ese reconocimiento abarca el territorio que legítimamente le corresponde, el que está al este del río Esequibo.
─¿Entonces fue un error pedir la participación del Reino Unido?
─Me parece que lo fue, porque siempre hemos contemplado los mecanismos bilaterales para esta controversia. Incluso los primeros intentos, que se produjeron cuando Guyana acababa de independizarse, con la Comisión Mixta, era bilateral, allí ya no estaba el Reino Unido. Y a lo largo de estos años, cuando se discutió sobre los métodos y en el tiempo de los Buenos Oficios, nunca se recurrió a la participación del Reino Unido. Por eso no debimos invocarlo ahora.
─¿Esta decisión de la CIJ deja sin efecto el Acuerdo de Ginebra?
─No. Al contrario, la CIJ se apoya en el Acuerdo de Ginebra para declararse competente porque, aunque no nos guste, la vía judicial es una de las opciones contempladas en ese acuerdo. Allí se establece que si los países no logran ponerse de acuerdo, recurrirán al secretario de la ONU, quien escogerá el método de solución de controversias establecido en la Carta de ese organismo para estos fines. Y someter el diferendo a un juicio es uno de esos métodos.
─¿En esta última decisión, la CIJ rechazó la excepción de Venezuela y negó que deba llamarse al Reino Unido?
─Sí, se apoyó en el desarrollo histórico de la controversia, pues nunca ninguna de las partes había exigido la participación del Reino Unido. Adicionalmente, el Reino Unido se sustrajo de la controversia cuando le otorgó la independencia a Guyana y jamás ha solicitado incorporarse.
─¿Este paso significa que vamos a perder el Esequibo o que ya lo perdimos?
─No. Mucha gente ha salido a decir eso, pero no es cierto. No hemos perdido el Esequibo porque tenemos todos los argumentos para seguir luchando, poseemos los títulos históricos y jurídicos para demostrarle al mundo, y a Guyana, que ese territorio nos pertenece porque fue usurpado, nunca ha formado parte del territorio de Guyana, aunque tenga posesión de él. Y no se trata solo de las tierras, sino también del río Esequibo en su totalidad y todas las áreas marinas y submarinas que se proyectan a partir de ese territorio y permiten preservar la desembocadura del río Orinoco.
─Ahora bien, la decisión pendiente de la CIJ sería de todo o nada porque si declara válido el Laudo, Venezuela ya no podría seguir reclamando ese territorio. ¿Es así?
─En el supuesto, negadísimo, de que la CIJ decida que el Laudo es válido, estaría resuelta la controversia territorial a favor de Guyana y solo quedaría pendiente
delimitar áreas marinas y submarinas. Pero, reitero que Venezuela tiene los argumentos para demostrar que ese territorio le pertenece y también los argumentos para probar que el Laudo es nulo e írrito.
─¿Está preparada Venezuela para asumir este juicio en la CIJ?
─Este es un tema que se ha venido discutiendo desde hace muchos años en la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad Central de Venezuela, de la que egresé. Allí analizábamos todos los escenarios posibles, incluyendo este de la CIJ, porque Guyana lo ha invocado desde el principio. Nosotros siempre nos hemos opuesto porque nuestra doctrina es privilegiar los acuerdos bilaterales, como país pacifista que somos, aunque nunca podemos renunciar al derecho de defender el territorio, incluso con el uso de la fuerza; algo que está contemplado en la Carta de la ONU.
─¿La Cancillería también debe tener la opción judicial previamente estudiada?
─Sin duda alguna, debe tener ese seguimiento porque es un asunto vital para el país.
─¿Qué pasaría si la CIJ dictaminara que el Laudo Arbitral es nulo e írrito, es decir, si le concediera la razón a Venezuela? ¿Volveríamos a buscar un mecanismo, según el Acuerdo de Ginebra o la CIJ pasaría a conocer el fondo y fijar los límites?
─Ahora, la Corte debe establecer una nueva fecha tope para que Venezuela presente su contramemoria, en la cual deberán incluirse todos los títulos jurídicos e históricos que permitan demostrar que ese Laudo es nulo e írrito. Una vez que se presente ese conjunto de documentos, los jueces fijarán las audiencias orales en las que cada parte defenderá sus argumentos. Después de eso viene el temido capítulo final de esta historia. Si la Corte decide que el Laudo es nulo e írrito, implicará que las dos partes, Guyana y Venezuela deben sentarse y trazar su frontera. Así volveríamos al momento anterior al Laudo. Por cierto, en nuestra contramemoria deberíamos incluir nuestro cuestionamiento al Tratado de Washington de 1897, en el que se establecieron las pautas del Laudo Arbitral, y debemos hacerlo; porque allí comenzó la componenda para robar a Venezuela. Esas reglas de juego fueron infames y nefastas para nuestro país, y todo indica que Venezuela fue obligada a firmar ese tratado porque nos estábamos enfrentando a la primera potencia mundial del momento; el imperio británico. En ese caso, cada una de las partes propondrá una frontera y se buscará un acuerdo para establecerla. Evidentemente, en ese caso, la frontera no será la que los guyaneses consideran como la suya con Venezuela, pero hay que establecer los límites territoriales y luego ir a la fijación de las áreas marinas y submarinas, porque ese era un tema que no se consideraba en el siglo XIX. De no lograrse un acuerdo, podría acordarse otro mecanismo, incluyendo la misma CIJ.
─En la época de las negociaciones con los buenos oficiantes, se habló de una hipótesis de delimitación (que nunca fue reconocida como tal por ninguno de los negociadores) en la que Venezuela aceptaría reivindicar solo una franja territorial costera que le permitiera luego una delimitación de áreas marinas y submarinas favorable, para preservar la desembocadura del Orinoco y una vía franca hacia el Atlántico. ¿Qué piensa de este tipo de arreglo?
─Hay muchas hipótesis, algunas tan creativas como esa. Pero esa en particular, aunque se difundió públicamente, nunca se llevó a la comisión. Hubo personajes que hicieron referencia a lo que sería realmente vital para Venezuela. Sobre eso yo pienso que si mi brazo es mío ¿por qué voy a estar de acuerdo con que me
amputen la mano o el dedo pulgar? La reivindicación a la que aspira Venezuela es todo el territorio Esequibo, incluyendo el río Esequibo y la proyección en áreas
marinas y submarinas. Esas propuestas son temerarias e irrespetuosas porque la reclamación de Venezuela no es un asunto económico; sino de soberanía.
Exigimos que se nos devuelva ese territorio porque nos lo robaron, fuimos despojados de él, tenga petróleo, diamantes y oro; o aunque sólo tenga arcilla. Sería temerario que, después de demostrar que el Laudo es nulo e írrito, le digamos a Guyana que nos conformamos con el norte. Es una tontería, por no decir una estupidez; aunque sería una palabra más precisa.
─¿De qué plazos estamos hablando para estos pasos que faltan en la CIJ?
─Creo que en los próximos meses Venezuela deberá presentar la contramemoria. La CIJ debe publicar la nueva fecha tope. Por el comportamiento que ha tenido
esta Corte en los últimos años, creo que las audiencias orales tendrán lugar en 2024 y ese mismo año podría tomar una decisión sobre el fondo. Como mucho, tal
vez quede para 2025.
─Para Venezuela hay una diferencia nada sutil entre 2024 y 2025; porque el 24 es un año electoral…
─Sutilezas o no, mala suerte o no, estoy casi seguro de que la Corte decidirá en
2024.
─Durante todos estos años, Guyana ha venido explotando las riquezas minerales y madereras del Esequibo y de un tiempo para acá, también los yacimientos petrolíferos de las áreas submarinas. ¿Cómo queda todo eso en este proceso?
─El Acuerdo de Ginebra protege los derechos venezolanos sobre ese territorio. Por eso cada vez que Guyana ha realizado allí ese tipo de actividades, Venezuela
ha protestado y ha dejado claro que no reconocemos nada de lo que han hecho en ese territorio usurpado. El que explote ese territorio no le otorga derechos de
soberanía. Cuando recuperemos el Esequibo no vamos a reconocer ninguna inversión que haya hecho Guyana porque ese es un espacio usurpado.