La ratificación socialista en cada una de las acciones del gobierno bolivariano se expresa en el propósito central de construir el poder popular. Asimismo, se mantiene intacto el propósito de la regeneración moral de la sociedad, de suprimir la descomposición capitalista que representan corruptelas y burocratismo,
Con el dolor de la desaparición física del comandante Chávez a cuestas, hace 10 años el pueblo chavista conquistó una victoria crucial llevando por primera vez al camarada Nicolás Maduro a la presidencia de la República.
A este desafío de gigantescas dimensiones le sucedieron otros de mayor envergadura. En cada una de esas grandes batallas, la tarea fundamental era darle continuidad a la Revolución Bolivariana, perseverar la construcción del socialismo.
A partir de la trágica pérdida de nuestro máximo líder, la contrarrevolución llevó a cabo una estrategia de creciente violencia y terror contra la independencia, el sistema político democrático y la convivencia pacífica de la nación. Como era de esperase, cada uno de estos despiadados ataques desarrollados cíclicamente durante los años 2013, 2014, 2016-2017, 2017-2021, fue el resultado de una descarada y criminal injerencia imperialista.
De tal manera que organizar y mantener unido a las fuerzas bolivariana se convirtió en una tarea de primer orden. Estas se desplegaron en función de la vieja lección de que la vitalidad de cualquier revolución radica en la movilización de las masas populares. Al frente de ella se ubicó invariablemente su vanguardia organizada, el PSUV.
En tal sentido, podemos afirmar con la contundencia de los hechos que los diez años del presidente Nicolas Maduro al frente de la patria fueron de durísimas batallas y de muy significativas victorias en el ámbito político, que preservaron la independencia de nuestro país, además de recuperar la estabilidad política interna.
Por otra parte, se desato una inclemente Guerra Económica y, posteriormente, un criminal el bloqueo yanqui contra el pueblo venezolano, que no solo interrumpieron el poderoso proceso de expansión productiva registrado durante la década previa, sino que deterioraron dramáticamente los indicadores sociales, donde habíamos conquistado niveles históricos de bienestar y justicia social sobre la base de principios socialistas.
En este ámbito, el gran logro de estos diez años radica en haber ratificado el rumbo socialista de la política económica de atender prioritariamente las necesidades de nuestro pueblo, aunque con recursos terriblemente afectados por las brutales sanciones yanquis.
Asimismo, a partir de las importantísimas victorias bolivarianas en los actuales momentos se reactiva el aparato productivo, lo cual va cimentando las bases para recuperar el bienestar aniquilado por la agresión imperialista.
Por cierto, la estrategia yanqui del estrangulamiento económico, como ha ocurrido en otras revoluciones, tiene como propósito la destrucción de la economía de las naciones para socavar las bases sociales de la revolución y provocar el colapso de la misma. En nuestro caso, no solo preservamos el poder político del pueblo, sino que ratificamos el curso socialista del empelo de la riqueza creada.
De cara a las cruciales elecciones presidenciales del 2024, la derrota sufrida por el imperialismo pone a la contrarrevolución en el peor escenario, pues el fracaso de su política golpista ha dividido sus fuerzas domésticas y las ha desconectado de su base social. Continuar con las políticas de abierta agresión económica y política, los continuará hundiendo; mientras tanto, pasar a otro mecanismo de presión sin esas formas extremas de destrucción dará más oxígeno a la economía y fortalece política y socialmente a las fuerzas bolivarianas
Finalmente, la ratificación socialista en cada una de las acciones del gobierno bolivariano se expresa en el propósito central de construir el poder popular. Asimismo, se mantiene intacto el propósito de la regeneración moral de la sociedad, de suprimir la descomposición capitalista que representan corruptelas y burocratismo, que nos consumió intensamente a lo largo del s. XX. En tal sentido, la actual cruzada del presidente contra estas inmundicias confirma nuestra fortaleza, así como la determinación del presidente de avanzar en esa crucial batalla de la transición socialista. .