Por: Carolys Pérez @Carolyshelena
“El arte supremo de la guerra es someter al enemigo sin luchar”. Sun Tzu.
La matriz de la guerra psicológica, es la guerra política. Según la define Paul M. A. Linebarger: (también llamada “diplomacia de crisis”, “guerra de nervios” o “diplomacia de intimidación dramática”) consiste en enmarcar la política nacional de tal forma que facilite la propaganda o las operaciones militares, ya sea respecto a las relaciones políticas directas de los gobiernos entre sí, o en relación con grupos de personas que poseen un carácter político.
Es decir, la guerra psicológica es contra nuestra intimidad; pues lo personal es político.
El pueblo venezolano, lleva más de 500 años de ataques y contrataques contra el consciente y el inconsciente colectivo, y al menos un cuarto de siglo en una batalla cuerpo a cuerpo por la defensa de su dignidad.
En estos años de combate que han incluido: la batalla por la desmoralización de todas y todos, el bloqueo, todas las medidas coercitivas unilaterales y la violencia; la construcción individual de un sistema amoroso, coherente y respetuoso de autocuidados es indispensable para aprender a defendernos de los abusos, la explotación y la violencia de los demás; y eso incluye los sistemas políticos.
Para ello, resulta ineludible la comprensión de que el autocuidado es político, como todo aquello que resulta en nuestras intimidades, pues lo que somos impacta en lo colectivo.
Debido a esto, aun cuando los orígenes de la guerra por la dominación de nuestra autoestima siguen siendo motivo de debate, sabemos las repercusiones de sus objetivos.
La consolidación de redes de sostenimiento y autocuidado, son como un puente que sitúa al sujeto en una relación diferente respecto al malestar; entendiendo el mismo como todo lo que lacera la relación paz ─buen vivir─ persona.
Desmejorar las condiciones de salud mental y buen vivir, produce además, ─de manera colectiva─ un sufrimiento psíquico relacionado con el miedo, la incertidumbre, la incapacidad de controlar la vida en su totalidad; en respuesta, mi invitación es a construir redes de cuidado basados en el amor compañero, pues solas, solos no podemos; en cambio juntas y juntos todo es posible.