Un episodio lleno de lecciones, en América Latina y más allá, porque los enemigos son los mismos de entonces, no solo en Venezuela, considerando que la globalización capitalista utiliza a los mismos actores para imponer su hegemonía
Lealtad absoluta: a la revolución, a los principios del socialismo bolivariano y al legado del Comandante Chávez. Así lo reafirmó la marcha de este 13 de abril, a 21 años del golpe de Estado que intentó destruir el laboratorio bolivariano. «A cada 11 le sigue su 13» gritaban todos los manifestantes, de todas las generaciones que han construido o se han beneficiado de un sueño que se renueva; a pesar de las dificultades y los problemas.
Afuera del palacio de Miraflores, recordando la terquedad de un pueblo que había venido a exigir el regreso de su presidente legítimo, Hugo Chávez, Maduro no ha eludido esos problemas: primero la corrupción, contra la cual se abre una amplia acción legal; pero también una discusión generalizada en todos los niveles del poder popular, para prevenir y contrarrestar los «antivalores» del modelo capitalista que corren el riesgo de propagarse a casi 25 años del inicio de esta revolución.
Maduro ha reafirmado su firme voluntad de rechazar las trampas y provocaciones del imperialismo que ─dijo─ “ha vuelto a amenazar con más sanciones si el Gobierno bolivariano no vuelve a negociar con la parte más extremista de la oposición”. Destacó que al socialismo bolivariano se le oponen los enemigos de todos los tiempos, los mismos que organizaron el golpe de abril y que, como entonces, el pueblo se encargará de derrotar.
A unos pasos de Miraflores, el monumento a los caídos en Puente Llaguno recuerda la acción de los francotiradores que, el 11 de abril de 2002, dispararon contra manifestantes de ambos bandos, un hecho que los medios golpistas intentaron atribuir a las fuerzas chavistas.
La revolución se alimenta de la memoria, y así es también en esta marcha. Fluyen los recuerdos y testimonios; y se añaden nuevos detalles.
Detrás de las banderas, ministros y militantes de todos los sectores muestran la fuerza de la unión cívico-militar. Los más jóvenes escuchan las historias, ahora es de ellos la responsabilidad de defender los avances. Un muchacho que forma parte de Chamba Juvenil dice: “miren lo que está pasando en los países capitalistas, donde los jóvenes no tienen trabajo; hay que aprovechar lo que hemos obtenido, y seguir adelante”.
Una joven marcha detrás de las banderas del Cuerpo Combatiente, ─estructura sindical de docentes y trabajadores de la educación─ ella es sargenta segunda de la milicia; recuerda los días del golpe, y los primeros círculos militares bolivarianos; quiere rendirle homenaje a la Ministra de Educación Superior, Tibisay Lucena, quien acaba de fallecer. “La masa trabajadora” ─interviene otro manifestante─ “no cae en la trampa de la oposición, sigue defendiendo el socialismo al lado de Nicolás Maduro y recuerda con alegría a nuestro eterno Comandante, que nos dio conciencia y valor”.
Orlando Becerra, “militante de primera hora del Psuv”, recuerda que el golpe de abril también tuvo otros escenarios: él estaba en Mérida, entonces era estudiante de economía en la Universidad de Los Andes, e integrante de la estructura juvenil del Partido V República, que llevó a Chávez al gobierno. “Incluso allí” –dice– “vimos el fascismo de frente. Atacaron las estructuras del gobierno, tuvimos que escondernos, dispuestos a luchar con todos los medios. Desde entonces venimos defendiendo la revolución de un golpe continuo que nunca ha cesado”.
Muy numerosa fue la representación de los trabajadores de PDVSA, quienes reiteraron que “los honestos somos más” y que los trabajadores de todos los sectores petroleros, empezando por los Cpt, están en las trincheras como en los días del golpe y su largo seguimiento por el cierre patronal petrolero. Con varios acentos, confirmaron su apoyo a las 3R.Nets ─Resistencia, Renacimiento, Revolucionar todo para una Nueva Etapa de Transición al Socialismo─ también en PDVSA.
Son muchos los debates organizados en estos días de abril. El programa “Con el mazo dando”, conducido por el Capitán Diosdado Cabello, se llevó a cabo en la Universidad Internacional de la Comunicación (LAUICOM), dirigida por Tania Díaz: uno de los lugares más significativos para conmemorar aquel “golpe mediático”. El vicepresidente del Psuv relató los momentos más destacados del estallido popular, exponiendo con su habitual ironía, las mentiras de la oposición.
También fueron de gran impacto las conferencias de Iris Varela y Freddy Bernal. Este último contó detalles poco conocidos de aquella conspiración, que él había visto venir, y sobre la cual le había advertido al presidente Chávez. Bernal también mostró evidencias directas de la participación de Estados Unidos, cuyo embajador le había prometido posiciones «en un futuro gobierno de transición» si se pasaba al lado de los golpistas.
El día 14, todas las autoridades del proceso acompañaron al presidente Maduro en una actividad de gobierno, para conmemorar el décimo aniversario de su primera toma de posesión, a un mes de la desaparición física de Chávez. Una elección que, de inmediato, tuvo que enfrentar el mismo odio visto en los días del golpe de abril, organizado por los mismos rostros y con los mismos objetivos. Maduro hizo enlaces con diversos estados, gobernadores y representantes del poder popular.
Particularmente significativo fue el informe desde Barinas del Ministro de las Comunas, Jorge Arreaza; y el Ministro de Planificación, Ricardo Menéndez, acompañados de varios representantes del poder popular que, con la fuerza de sus principios y propuestas, están dando un nuevo impulso al proyecto de Chávez, hacia la construcción de la ciudad comunal.
Un poder popular organizado y consciente, permanentemente movilizado por un partido que representa sus reivindicaciones más avanzadas; y que sabe sintetizar las expresiones más emblemáticas de la organización popular. Así podemos resumir la fuerza principal de la revolución bolivariana, que hizo sus primeros ensayos en la resistencia al golpe de abril. Un episodio lleno de lecciones, en América Latina y más allá, porque los enemigos son los mismos de entonces, no solo en Venezuela, considerando que la globalización capitalista utiliza a los mismos actores para imponer su hegemonía.
“Nunca he aspirado a tener cargos”, ─dijo Maduro─ “la vida y la historia me han llevado a asumir diversas responsabilidades; con la única ambición, primero de acompañar al Comandante y ahora de mandar obedeciendo al pueblo. El único antídoto contra los antivalores del capitalismo,” ─añadió, flanqueado por algunos representantes indígenas─ “es recurrir a los principios originales que construyeron la independencia y la soberanía popular».