Un pequeño homenaje a Tibisay Lucena
Encabezó el perfeccionamiento del sistema electoral.
El aporte fundamental de la expresidenta del Consejo Nacional Electoral, Tibisay Lucena, a la democracia participativa y protagónica; fue encabezar el proceso de perfeccionamiento del sistema electoral venezolano, considerado hoy ─por los verdaderos expertos, no por los que posan de tales para torpedearlo─ como uno de los más completos y confiables del mundo.
Bajo la conducción de Lucena se avanzó en todas las variables importantes en este campo, dándole continuidad a un proceso iniciado en 1999. Una de esas variables es el acceso de grandes masas de la población que habían estado excluidas por una logística electoral que ubicaba los centros de votación lejos de los barrios y los pueblos, favoreciendo así el predominio de las maquinarias partidistas en las jornadas electorales.
También mejoró la confiabilidad del sistema, al erradicar por completo el voto manual y hacer posible que Venezuela pudiera tener los resultados oficiales definitivos (o de “tendencia irreversible”, como ella solía decir) pocas horas después del cierre de las mesas. En la mayoría de las otras naciones, solo se dan escrutinios parciales o resultados de encuestas a boca de urna. Así ocurría en la Venezuela previa a 1999, cuando era un canal de televisión quien anunciaba el ganador de las elecciones.
La rectora Lucena mantuvo, además, una postura vertical en defensa de la soberanía nacional respecto a los procesos electorales, enfrentando las pretensiones de tutelaje de potencias extranjeras y de falsas organizaciones no gubernamentales financiadas por aquellas.
Resistió presiones, chantajes, extorsiones e infamias
Una de las cualidades ejemplares de Tibisay Lucena fue su firmeza en la dura tarea de resistir todas las tentativas de hacerla abandonar su posición de árbitro electoral.
La oposición nacional y extranjera, partidista y mediática arremetió siempre contra ella, la convirtió en el blanco de sus peores infamias. La sometieron a presiones, chantajes y extorsiones. No tuvieron límites en su afán de bombardearla con ruindades, llegando a los extremos de atacar a sus familiares, a su casa de habitación y de aprovechar su grave enfermedad como arma en el debate político.
Ella siempre tuvo la capacidad de repudiar esas acciones, sin dejarse nunca capturar por la vileza que las caracterizaba. Se quitaba esos golpes bajos y sobrevolaba a sus enemigos con una ligera sonrisa, de esas que solo pueden esbozar los que están en paz consigo mismos.
La abyección de los adversarios quedó en evidencia con la noticia de su fallecimiento. Los comentarios al respecto fueron tan ignominiosos que no merecen ni siquiera una réplica. Ella, seguramente, los habría ignorado.
Siempre dio los resultados auditables
Digan lo que digan sus detractores, Tibisay Lucena siempre que tuvo esa responsabilidad se puso frente al país y dio los resultados que emergieron de las mesas electorales.
La mejor prueba de ello es que a ella le tocó anunciar la derrota de la reforma constitucional, en el referendo de 2007, un descalabro estratégico tremendo para la Revolución Bolivariana porque ese remozado texto de la Carta Magna iba a marcar la ruta hacia el socialismo y el Estado comunal. Si el CNE hubiese sido tan fraudulento y tramposo como alegaban los opositores, ¿no habría torcido un resultado que, por lo demás, fue muy cerrado?
También le correspondió a Lucena dar los números que marcaron la derrota más contundente (en términos numéricos) sufrida por el chavismo: la de las elecciones parlamentarias de 2015, cuando las fuerzas contrarrevolucionarias conquistaron la mayoría calificada. Nuevamente, cabe preguntarse, si un ente comicial viciado no hubiese al menos recortado la ventaja para favorecer al gobierno.
Y si hablamos de las presidenciales sobrevenidas de 2013, el directorio liderado por Lucena ofreció el balance oficial: una victoria por poco más de 200 mil votos para Nicolás Maduro sobre Henrique Capriles Radonski. Ese margen, pequeño para los que acostumbraba a lograr el comandante Hugo Chávez, permitió al despechado perdedor llamar al desconocimiento del resultado, acción que costó 14 muertes.
Una vez más: ¿Un CNE parcializado no habría inflado la ventaja para hacerla menos cuestionable?
Batalló amorosamente contra el infortunio
En el plano humano individual, Lucena es un ejemplo de dignidad en la lucha por la supervivencia ante una enfermedad grave.
Libró esas largas batallas, que duraron varios años, sin permitirse abandonar sus responsabilidades, siempre con amor y, en la medida en que el sufrimiento lo permitió, con alegría y buen talante.
Amante de la música, la poesía, la familia y la amistad, disfrutó cuanto pudo de la vida. Ese es, sin dudas, su mejor ejemplo, incluso para la reflexión de quienes tanto la odiaron.