Este jueves el exjefe paramilitar Salvatore Mancuso reveló que las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) arrojaron los cuerpos de unas 200 de sus víctimas en el lado venezolano de la frontera tras la destrucción del “horno crematorio” en el que desaparecieron a centenares de personas. El paramilitarismo es un fenómeno violento que ha afectado gravemente a ambos países, una de las mayores amenazas para la seguridad y la estabilidad en la región, causando un gran número de muertes y desplazamientos forzados.
Los Gobiernos de Gustavo Petro y Nicolás Maduro acordaron proporcionar “unos prontos y eficaces mecanismos institucionales que permitan localizar los restos mortales de nacionales colombianos dados por desaparecidos en zona de frontera, sepultados en territorio venezolano según manifestaciones del señor Salvatore Mancuso”, esta cooperación ha sido fundamental para hacer frente a este problema. En los últimos años, ambos países han firmado acuerdos de cooperación en materia de seguridad y justicia, y han llevado a cabo operaciones conjuntas para desmantelar grupos paramilitares. Además, han establecido redes de información y de intercambio de datos para identificar y capturar a los responsables de estos actos de violencia.
La recuperación de las víctimas del paramilitarismo es una de las principales prioridades de ambos países. Para ello, han puesto en marcha programas de atención a las víctimas, que incluyen asistencia médica, psicológica y legal, así como proyectos de reconstrucción de comunidades afectadas por la violencia.