El 16 de mayo de 2004 marcó un punto de inflexión y una fecha de la historia de Venezuela: el Comandante Hugo Chávez decreta la Revolución Bolivariana antiimperialista y anti-neoliberal, desde ese momento y en adelante asumía la Revolución Bolivariana: “Es decir, lo ratifico aquí, la Revolución Bolivariana después de cinco años y tres meses y un poco más de gobierno, y después haber pasado por varias etapas, ha entrado en la etapa antiimperialista. Esta es una revolución antiimperialista y eso la llena de un contenido especial que nos obliga, sí, que nos obliga al pensamiento claro y a la acción no solo en Venezuela sino en el mundo entero», enfatizó el Comandante Chávez desde la avenida Bolívar de la ciudad de Caracas.
Frente a aquella marea roja de pueblo, el comandante exhortó a la unión cívico–militar en defensa de la soberanía e independencia de Venezuela, luego de haber superado varios ataques e intentos de desestabilización, que aún continúan desde el golpe de Estado de 2002, el paro económico y el sabotaje petrolero de finales de ese año y principios de 2003 entre otros tantos intentos por desestabilizar al país, ejecutados por los grupos de poder basados en políticas neoliberales desde Washington, que durante 40 años menoscabaron las riquezas minerales de Venezuela.
Chávez argumentaba que las políticas neoliberales y la influencia imperialista de Estados Unidos habían llevado a una desigualdad económica y social extrema en Venezuela y en toda América Latina, y que la Revolución Bolivariana tenía y tiene como objetivo desafiar esta situación y construir una sociedad más justa y equitativa.
Con el liderazgo del presidente Nicolás Maduro el pueblo de Venezuela sigue firme y victorioso en su rumbo de independencia manifestando su rechazo a la política injerencista sostenida por el gobierno estadounidense y el irrenunciable derecho a la paz, ratificando el carácter antiimperialista de la Revolución Bolivariana, con las organización popular y militar para seguir en la resistencia y la defensa del país.