La 62° Cumbre del Mercado Común del Sur —MERCOSUR—, concluyó su reunión presidencial en Puerto Iguazú, República Argentina, lugar donde no sólo se produjo el traspaso de la Presidencia “pro tempore” de este mecanismo de integración de Argentina a Brasil; sino además se profundizaron diferencias de enfoque, siendo la más visible la postura de la República Oriental del Uruguay, en vocería de su Presidente Luis Lacalle Pou.
Y es que, en la visión del Presidente uruguayo, siendo una de las dos principales cuestiones que generan debate en el seno de esta instancia, debe generarse un método flexible que permita a los socios negociar con distintos bloques, acuerdos de libre comercio; o en todo caso ser flexibles para que cada país miembro pueda hacerlo de manera diferenciada; exponiendo en ello los esfuerzos de Montevideo por llegar a un acuerdo de libre comercio con la República Popular China, sin el consenso del bloque.
«Nuestra petición no ha sido muy escuchada, pero solo puedo repetir lo que pide nuestro pueblo: que haya flexibilidad, modernización, que nos abramos al mundo» y que «se diga no a la inmovilidad», afirmó Lacalle Pou al tiempo de valorar como cuestionable el hecho que la propia MERCOSUR lleve más de dos décadas tratando de llegar a un acuerdo con la Unión Europea; mientras no concluye su propio proceso de construcción del acuerdo de libre comercio.
Las diferencias expuestas por Uruguay, se hicieron más hondas al emitir por su lado un comunicado sobre esta cumbre, realizada el 3 y 4 de julio en Puerto Iguazú, provincia argentina de Misiones; y no ser parte de la declaración conjunta.
En el mismo expresó: «[Uruguay] Reiteró la necesidad de modernizar el bloque, incluyendo la conformación de la zona de libre comercio, y la revisión de los instrumentos de inserción internacional, con un enfoque pragmático y flexible, para encarar los desafíos de un escenario mundial en transformación, afectado por alteraciones significativas en el mapa de la producción y el empleo; con efectos visibles en la reconfiguración de las cadenas globales de valor.
En ese contexto, subrayó la necesidad de trabajar para conformar la zona de libre comercio del bloque, donde aún se observan distintos tipos de dificultades para el comercio y la integración.
(…) Destacó que en la actualidad el MERCOSUR no ha logrado constituir un Arancel Externo Común, teniendo en cuenta que los Estados Partes aplican distintos aranceles nacionales en su comercio extrazona. Esta situación, entre otras, deja en evidencia la necesidad de seguir trabajando en favor de constituir una zona de libre comercio».
El segundo elemento tiene que ver con el proceso de negociación para un Acuerdo de Libre Comercio con la Unión Europea que, durante más de dos décadas, se ha venido trabajando; pero sobre el cual aparecen nubarrones de condiciones inaceptables para una o ambas partes, lo cual hace más lento el proceso de consolidación del objetivo de echar a andar un tratado sostenible en el corto, mediano y largo plazo.
Y es que, al parecer, la Unión Europea quiere reincidir en sus errores en materia de política exterior; ya que se la ha ocurrido proponer a MERCOSUR cláusulas que, de nos eran cumplidas, ubican a los países de este bloque en la situación de ser objeto de sanciones o medidas coercitivas unilaterales, una acción neocolonial e inaceptable por dónde quiera que se le mire.
Hay que estar atentos en el proceso analítico de estos asuntos, ya que esto puede responder a algún tipo de maniobra de escalamiento hacia nuestra región, ya que con la actual guerra en Ucrania se han distanciado algunas posiciones; especialmente por la recurrente intención de la Unión Europea de acercar al régimen ucraniano con nuestro continente.
De hecho, y previo a la reunión en Puerto Iguazú, durante la visita de la Jefa de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, a América Latina; la funcionaria europea no tuvo una buena agenda en la República Federativa del Brasil, donde fue cuestionada por el Presidente Luiz Inácio Lula da Silva ante la eventual desconfianza por colocar pautas previas de eventual cumplimiento por parte de MERCOSUR en el marco de un posible Acuerdo con la Unión Europea, al punto de disponer sanciones ante su no cumplimiento: «La premisa entre los socios debe ser la confianza mutua, no la desconfianza», afirmó abiertamente Lula ratificando una posición histórica de la política exterior de Brasil.
Puerto Iguazú sirvió de escenario para que el primer mandatario brasileño ahondara en su posición con respecto al tema, dónde a pesar de las diferencias sigue ratificandose la voluntad de avanzar en un tratado de libre comercio.
«Vamos a Bruselas a discutir con la UE y los países de América Latina, y necesitamos tener una respuesta de lo que queremos para consolidar el acuerdo. Queremos hacer una política de ganar-ganar. No queremos hacer una política en la que ellos ganen y nosotros perdamos (…) Quiero tener una presidencia ejemplar. Quiero dedicarme para que, en estos seis meses, podamos incluso cerrar el acuerdo con la Unión Europea y empezar a pensar en otras cosas», manifestó Lula mientras enfatizaba que busca un acuerdo sin amenazas ni imposiciones con el bloque europeo; ahora que su país asume la presidencia de MERCOSUR.
Recordemos que, ante la negativa de la República Francesa de firmar el acuerdo de libre comercio entre ambos bloques, desde Europa propusieron establecer un protocolo adicional, con cambios en el capítulo sobre comercio y desarrollo sostenible que incluye obligaciones, especialmente en materia ambiental, y sanciones en caso de incumplimiento; elementos que de plano fueron rechazados por el mandatario del gigante amazónico, así como Alberto Fernández, Presidente de Argentina.
Las preocupación general de los países miembros es, que en las bases del acuerdo previo —firmadas en 2019—, con una composición de gobiernos de derecha en el continente, las cesiones de MERCOSUR fueron tan sensibles al punto de generar desequilibrios que parecen hoy convertirse en retos para ese bloque. Lula, en torno a esto ratificó: «Me comprometo a concluir el acuerdo con la Unión Europea, el cual debe ser equilibrado y asegurar el espacio necesario para la adopción de políticas públicas a favor de la integración productiva y la reindustrialización».
Al margen de estos dos asuntos, dos puntos más han acaparado la agenda. En primer término la posible adhesión de nuevos miembros, así como la posibilidad de afianzar el intercambio comercial con utilización de las monedas locales, en un ambiente económico mundial tan convulso y desconfiable, sumada la irrupcion de nuevos bloques de poder económico y político.
Sobre el primer aspecto, la posibilidad del ingreso definitivo del Estado Plurinacional de Bolivia al bloque avanzó un paso más con la presencia de Luis Arce Catacora en Puerto Iguazú. Allí remarcó la «necesidad de reducir la dependencia del dólar» que «limita las opciones de financiamiento y posibilidades de acceso a los mercados internacionales».
Dicha postura fue apoyada también por el actual Ministro de Hacienda argentino y precandidato presidencial Sergio Massa, quien durante la reunión de ministros del área afirmó la necesidad de trabajar en una moneda común: «El uso de monedas locales nos evita ser rehenes de los ‘shocks’ externos y nos da mayor capacidad de desarrollo económico en la región, mucho más cuando entendemos que los temas de seguridad alimentaria y energética son parte de la agenda global de los próximos diez años y que esta región y este bloque tienen un papel central para jugar en la producción de proteínas y en lo que respecta al abastecimiento energético», expresó.
En cuanto al tema de nuevos socios, China, Indonesia, Vietnam y países de Centroamérica y el Caribe; fueron mencionados por el Presidente Lula como naciones que han mostrado interés en avanzar con MERCOSUR. De igual forma planteó la posibilidad de mejorar relaciones económicas con Colombia, Ecuador y Perú en una estrategia clara de expansión y movimiento de este bloque que data de 1991 con la firma del Tratado de Asunción.
Mención aparte tiene el tema del posible regreso de la República Bolivariana de Venezuela a está instancia, de la cual fue suspendida el 5 de agosto de 2017, momento en el cual la derecha campeaba a sus anchas por el continente y tomaba dictado a las determinaciones extremistas de la Casa Blanca; siendo el grupo de Lima y nuestra exclusión de MERCOSUR parte de la agenda de agresión para tratar de pormover un «cambio de régimen político» en nuestro país.
El tema actual radica en la existencia de algunas posturas resistentes a nuestro regreso, aunque no hay duda que la presencia de Lula da Silva en la Presidencia pro tempore puede acelerar aún más este proceso de retorno que ha tenido algunos pasos positivos en nuestro retorno pleno al Parlamento del MERCOSUR que viene siendo gestionado con dedicación por diputados y diputadas de diversas bancadas políticas de la Asamblea Nacional de Venezuela y que tuvo una reciente gira exitosa el pasado mes de mayo, visitando los parlamentos de los países del bloque.
En el contexto de una necesaria expansión de la agenda latinoamericana, como prioridad de los Estados y los pueblos; sin lugar a dudas no tienen cabida estás exclusiones que en el caso de MERCOSUR impiden un crecimiento armonioso de este bloque; especialmente en su relación intrarregional. No hay duda de que el liderazgo de Lula da Silva es un factor dinamizador de esta idea, lo cual pudiera, en el corto o mediano plazo, darnos buenas noticias sobre el regreso de Venezuela a este bloque.
Sobre la declaración conjunta de Puerto Iguazú, destacamos algunos elementos:
«Se DESTACÓ el trabajo realizado por el MERCOSUR POLÍTICO, en el marco del Foro de Consulta y Concertación Política tendiente a fortalecer la inclusión de los Estados Asociados, logrando una creciente participación activa en los asuntos políticos regionales y se comprometieron a continuar y profundizar esta ampliación del MERCOSUR POLÍTICO en las futuras Presidencias Pro Tempore, a modo de reflejar de manera creciente la diversa realidad de los pueblos que integran el MERCOSUR AMPLIADO; EXPRESARON su especial beneplácito con la realización de la Cumbre Social del MERCOSUR, luego de un largo período de inactividad, ya que la última se realizó en el año 2016 y se comprometieron a continuar con su celebración, toda vez que constituye un importante foro de expresión para que los movimientos sociales, las organizaciones no gubernamentales y las comunidades organizadas tengan un espacio para hacer oír su voz y expresar sus necesidades e iniciativas a los gobiernos de los países de la región.
REITERARON el compromiso para impulsar acciones efectivas tendientes a garantizar la seguridad alimentaria, apoyando el desarrollo agrícola y rural, promoviendo el aumento de la producción sostenible de alimentos y la disponibilidad alimentaria, así como un sistema de comercio internacional de productos agrícolas más justo, transparente, equitativo y previsible. Asimismo, enfatizaron la importancia de impulsar políticas que respalden acceso oportuno y permanente de todas las personas a alimentos adecuados en cantidad y calidad suficiente.
MANIFESTARON la necesidad de redoblar los esfuerzos para combatir la triple crisis planetaria, cambio climático, contaminación y pérdida de biodiversidad y reiteraron su compromiso para trabajar de manera constructiva y colaborativa en los procesos multilaterales que buscan dar respuesta urgente consensual a los problemas ambientales actuales, como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación, con especial relevancia en la contaminación por plásticos. En este sentido, reconocieron la necesidad de actuar sin dilaciones para abordar de manera concreta estas cuestiones, según los principios de la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, y el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas y capacidades respectivas; a fin de desarrollar soluciones sostenibles, ambiciosas, viables y duraderas, con una perspectiva integral y de derechos humanos, adaptada a las necesidades de desarrollo específicas de nuestros países.»
No hay duda de que el futuro de MERCOSUR dependerá en mucho de ampliar, tanto en lo temático cómo en lo territorial, su capacidad de acuerdo, de diálogo, de vigencia de la agenda de nuevos desafíos propios de América Latina; no siendo ajenos estos retos para dicha instancia. Dada la urgencia que tiene el continente de fortalecer medios de expresión y posiciones colectivas sobre varios temas de la agenda mundial, respetando nuestras propias diversidades.