Diez mil trabajadores despedidos en 2016 siguen esperando justicia
El conflicto entre Empresas Polar, la compañía privada más poderosa del país, y alrededor de 10 mil trabajadores despedidos ya tiene más de ocho años; y ha pasado por todas las instancias administrativas y judiciales del ámbito laboral. En todas ellas se han producido fallos favorables a los empleados, pero la corporación, simple y llanamente, se niega a cumplirlas.
“Es un Estado dentro del Estado”, dice Frank Quijada, presidente del Sindicato Nacional de Trabajadores de Empresas Polar, reflejando la frustración de sus compañeros, que comenzaron esta batalla el 21 de abril de 2016, cuando el conglomerado los echó a la calle, con el argumento de que estaba escaseando la materia prima.
“Esa medida supuestamente era una suspensión temporal, por quince días, pero ya llevamos ocho años, cumpliendo con todos los trámites ante las inspectorías y los tribunales del Trabajo y hasta hemos elevado un amparo ante la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia. Hay una sentencia del TSJ, la 615, que ordena nuestro reenganche, pero Lorenzo Mendoza se cree más poderoso que el Estado venezolano y por eso puede violentar la Ley del Trabajo y la Constitución”, expresó el dirigente sindical.
Una parte de los despedidos, inclusive el propio Quijada, tenían cargos de representación de sus compañeros, como miembros del sindicato nacional, delegados laborales o delegados de seguridad, condiciones y medio ambiente del trabajo.
“Hemos salido alrededor de 140 dirigentes sindicales, miembros de comités productivos de trabajadores y delegados de prevención, lo que añade una violación más a la Ley Orgánica del Trabajo y al artículo 37 de la normativa de la Organización Internacional del Trabajo sobre libertad sindical —explicó Quijada—. A nosotros no nos dejan entrar a ninguna dependencia de Polar, por lo que la organización sindical de los trabajadores está acéfala y eso le permite a la empresa maltratar y abusar de cualquier empleado. Ahora están aplicando un supuesto código de ética que sirve para humillar y vejar a los que están adentro. Les tienen contados los minutos hasta para ir al baño. Y al que reclama algo le quitan los beneficios que son derechos adquiridos por convención colectiva”.
Para Quijada, este tipo de comportamientos implica un retroceso histórico, pues debe recordarse que en 1886, la gesta de Chicago fue precisamente por reivindicaciones laborales, por condiciones dignas. “Los sindicatos son indispensables. Deben ser libres, deben tener moral y ética; sus dirigentes deben ser personas probas y que tengan el apoyo de los trabajadores, pero siempre es necesaria la organización sindical. En este caso, Lorenzo Mendoza está destruyendo esa organización y el ejemplo que él da lo están copiando otras empresas, entre ellas Cocacola, Bigott, Galletas Puig y muchas más. Sus dueños y gerentes dirán que si a Lorenzo Mendoza no lo sancionan por violar la Ley del Trabajo y la Constitución, ¿por qué los sancionarían a ellos?”, puntualizó el líder laboral.
Los despidos masivos en Polar forman parte de una política laboral en la que prima la tercerización. Hace ya mucho tiempo que el transporte fue “uberizado”, es decir, que los conductores y ayudantes dejaron de ser empleados de la empresa para pasar a ser proveedores autónomos. Y en las nuevas contrataciones en las diferentes plantas, se utiliza la figura de la tercerización, a pesar de estar prohibida por la legislación laboral. “En la planta de Barcelona, que fue reabierta, contrataron a más de 500 trabajadores, todos tercerizados, mientras los compañeros que han ganado este conflicto en las inspectorías y los tribunales no son tomados en cuenta —indicó el entrevistado—. En cuanto al transporte, antes todos eran empleados y tenían los beneficios del contrato colectivo. Pero la empresa creó una cosa a la que llaman franquicia, en la que el camionero es ‘independiente’ y los ayudantes son sus empleados. Cuando alguno de ellos se enferma, el chofer lo bota y Polar no tiene nada que ver con eso; y si es el chofer el que se enferma o se le daña el camión, la empresa tampoco tiene responsabilidad. Ellos distribuyen exclusivamente los productos de Polar, en un camión con los logos y colores de Polar, compran en plantas de Polar y tienen un jefe que es parte de la gerencia de Polar, pero para efectos de salario y reivindicaciones, no son nada de Polar”.
Quijada expresó que el sindicato no cuestiona el derecho de Mendoza a seguir consolidando su fortuna y a realizar inversiones dentro y fuera del país, pero sí le exigen que cumpla con las leyes laborales y con las convenciones colectivas que amparan a los trabajadores. “No se trata sólo de quienes han sido despedidos, sino también de sus familiares, de sus hijos, que se han visto privados de sus derechos a la alimentación y a la educación. En ese despido masivo no sólo botaron a los dirigentes sindicales, sino también a trabajadoras embarazadas y a trabajadores que tenían a sus esposas embarazadas o con niños recién nacidos”.
Detalló el sindicalista que los participantes en el reclamo apenas pueden dedicarse al rebusque porque si encuentran un empleo en el que los incorporen al Seguro Social, los espías de Polar se enteran e introducen ante los tribunales una solicitud de que ese trabajador sea excluido de la querella. “Ese tipo de recursos camina muy rápido en los tribunales, al contrario de lo que ocurre con nuestras acciones, que se estancan y paralizan por meses o años”, denunció.
Deploran los trabajadores que teniendo una sentencia firme de la Sala Constitucional de la TSJ, la empresa siga negándose a cumplir con sus deberes. “Por eso fuimos a realizar una protesta allá. Debemos decir que desde que llegó a la presidencia del TSJ la magistrada Gladys Gutiérrez, hemos tenido más receptividad, porque en la anterior gestión no logramos nada. Si esta sentencia hubiese salido en contra de los trabajadores, hace dos años que no podríamos estar reclamando nada, pero salió a favor y sin embargo no se aplica. Es inexplicable porque es una sentencia sin derecho a apelación. El pueblo trabajador y honesto merece justicia”, enfatizó.
Quijada lamentó que el sindicato haya recibido poco apoyo de la Central Bolivariana de Trabajadores. “Tenemos que decir verdades, moléstese quien se moleste. Esta es la verdad, como también lo es que hemos tenido mucho apoyo del ministro Francisco Torrealba, quien ha estado firme a nuestro lado. Al César lo que es del César”, subrayó.