Cuando las personas entran al Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores, de Conde a Carmelitas, se encuentran en el vestíbulo la escultura Nunca Más del artista chileno Carlos Altamirano Valenzuela. Se trata de los lentes de Salvador Allende, obra de arte colocada allí en tiempos de la presidencia de Hugo Chávez y del canciller Nicolás Maduro. Y cuando vemos la imponente escultura, nos viene a la mente las palabras del presidente compañero, el 3 de septiembre de 1973: “Mucho más temprano que tarde, se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor». Este mismo anhelo de libertad, es el de Simón Rodríguez, Andrés Bello, Gabriela Mistral y el pueblo Mapuche.
Uno de sus hijos, el poeta Elicura Chihuailaf (nacido en Quechurehue, en 1952) publicó en 2005 en lengua mapudungun la oda “Aun deseo soñar en este valle” en el que nos dice: “Las lluvias tocan las cuerdas de su aire y, arriba, es el coro que lanza el sonido de la fertilidad: muchos animales hubo -va diciendo, montes, lagos, aves, buenas palabras. Avanzo con los ojos cerrados: Veo, en mí, al anciano que esperando el regreso de las mariposas habita los días de su infancia. No me preguntes la edad, me dice, y estaré contento ¿para qué pronunciar lo que no existe?”.
Este canto a la topofilia (amor a la tierra) pareciera ser el mismo que canta Gabriela Mistral en su poema La Tierra cuando nos dice: “Niño indio, si estás cansado, tú te acuestas sobre la tierra, y lo mismo si estás alegre. Hijo mío juega con ella… Se oyen cosas maravillosas al tambor indio de la Tierra: se oye el fuego que sube y baja buscando el cielo y nos sosiega. Rueda y rueda, se oyen los ríos en cascadas que no se cuentan. Se oyen mugir los animales; se oye el hacha comer la selva. Se oyen sonar los telares indios. Se oyen trillar, se oyen fiestas. Donde el indio lo está llamando, el tambor indio le contesta, y tañe cerca y tañe lejos, como el que huye y que regresa… Todo lo toma todo lo carga el lomo santo de la Tierra: lo que camina, lo que duerme, lo que retoza y lo que pena; y lleva vivos y lleva muertos el tambor indio de la Tierra. Cuando muera, no llores hijo: pecho a pecho ponte con ella, y si sujetas los alientos como que todo o nada fueras, tú escucharás subir su brazo y la madre que estaba rota tú la verás volver entera”.
El diputado Allende
En las elecciones de 1961 Salvador Allende gana en Chile sorpresivamente una curul en la circunscripción de Aconcagua y Valparaíso. Este hombre creaba preocupación en Estados Unidos. Su impecable hoja militante a favor de los desposeídos era un alud revolucionario que había iniciado su auge en agosto de 1939 cuando asume el Ministerio de Salubridad bajo la presidencia de Pedro Aguirre Cerda.
Desde esa trinchera, Allende, con un presupuesto de dos millones de pesos destinados al servicio médico público, enfatizó su gestión en cuatro aspectos: expansión del servicio odontológico en las escuelas, entrega de alimentos para los estudiantes, lucha contra el tifus y producción y distribución de medicamentos contra enfermedades venéreas.
La realidad de la medicina social de la década de los años treinta del siglo pasado es plasmada por Allende en el libro “La realidad médico-social chilena” en el cual señala que el condicionante vital de la salud de la población estriba en su nivel socioeconómico.
Allende, en su primera postulación a la presidencia, obtuvo un magro 5,44% en 1952; y el 28,01% en 1958. Para mayo de 1964, Estados Unidos conocía estadísticas que daban a Salvador Allende un peligroso segundo lugar que aumentaba el porcentaje anterior. En efecto, el viernes 4 de septiembre de 1964, obtuvo el 38,92% contra el 55,6% de Eduardo Frei. Según sus cuentas, Allende lograría la victoria en 1970, cuestión que ponía en peligro el cobre y el litio que necesita Estados Unidos para su voraz producción bélica.
Allende y la Operación Camelot
“La ciencia sin conciencia no es más que la ruina del alma”. Esta máxima de François Rabelais, tiene en la Operación Camelot uno de sus mejores ejemplos. En mayo de 1964, el Ejército de Estados Unidos desarrolla la Operación Camelot, concebida por la Oficina de Investigación de Operaciones Especiales de la American University de Washington; contando con 103 científicos en ciencias sociales. Según J. Patrice Mc. Sherry, Camelot fue “un proyecto encubierto de inteligencia con objetivos contrainsurgentes”; ya que los esfuerzos del coloso del norte “fueron parte de una intervención más amplia en los asuntos políticos de Chile en el decenio de 1960, a un costo de millones de dólares; con el propósito de determinar la dirección política futura de dicho país”.
Paralelo a Camelot, la Universidad de Harvard y la CIA desarrollaron la teoría del shock gestado por Milton Friedman, siendo el primer escenario prefabricado para el debut de los economistas neoliberales formados en la Universidad de Chicago; conocidos como los Chicago Boys.
Allende y la Unidad Popular
El 4 de septiembre de 1970, en una reñida elección a tres bandas, Salvador Allende consiguió la primera mayoría simple con un 36,6 % de los votos, siendo en definitiva ratificado por el Congreso Nacional. De ese modo, Allende se convirtió en el primer presidente marxista del mundo en acceder al poder a través de elecciones generales en un Estado democrático de derecho.
El gobierno de Salvador Allende fue apoyado por la Unidad Popular, una coalición de partidos de izquierda, y destacó tanto por el intento de establecer un Estado socialista aferrándose a los medios democráticos y constitucionales del Poder Ejecutivo —la vía chilena al socialismo—, como por proyectos como la nacionalización del cobre, la estatización de las áreas «claves» de la economía y la profundización de la reforma agraria.
El gobierno de la Unidad Popular sufrió de la persistente intervención por parte del gobierno estadounidense de Richard Nixon y la Agencia Central de Inteligencia (CIA) con el fin de lograr un cambio de régimen. Ante la guerra contra el pueblo que desata Estados Unidos, Sergio Ortega Alvarado escribe la música de «El pueblo unido jamás será vencido» cuyo texto fue escrito en conjunto con la banda Quilapayún: «De pie, cantar, que vamos a triunfar. Avanzan ya banderas de unidad, y tú vendrás marchando junto a mí y así verás tu canto y tu bandera florecer. La luz de un rojo amanecer anuncia ya la vida que vendrá». El 11 de septiembre de 1973 es derrocado el gobierno y es asesinado el compañero Allende.
Los ojos estudiantiles
Desde el 18 de octubre de 2019, los carabineros chilenos apuntaron y dispararon a los ojos de los manifestantes en Chile. El doctor Dennis Cortés, presidente de la Sociedad Chilena de Oftalmología, denunció ante la Comisión de Derechos Humanos del Senado de Chile el 4 de noviembre que aquella era la mayor cifra de heridas oculares con armas no letales en manifestaciones o áreas de conflicto del mundo, por encima del número registrado en Francia durante la crisis de los ‘chalecos amarillos’, las protestas en Hong Kong y el conflicto israelí-palestino. El rector de Universidad de Chile, Ennio Vivaldi, casa de estudios a la que pertenecen muchos de los lesionados, comentó que “el número de heridos oculares es tal que a uno le hace pensar que es intencional”. Los que reciben los balines no son los que provocan los incendios o los que saquean, son los que se manifiestan pacíficamente».
Los lentes de Allende
A pocos días de ocurrido el golpe militar en Chile, Teresa Silva pidió permiso para visitar las ruinas del palacio de La Moneda. Increíblemente la dejaron entrar. En un momento de su paseo se topó con los lentes de Salvador Allende. Estaban en el suelo. Entendiendo su valor histórico, los rescató y los guardó en una caja de galletas y 23 años después, los entregó al Museo Histórico Nacional donde se conservan a temperatura y humedad controladas, para que sigan siendo parte del patrimonio de Chile.
Piñera y Boric
El derechista Piñera y el tibio izquierdista Boric ven el mundo con los lentes estadounidenses. El 29 de septiembre de 2018, el presidente gringo, Donald Trump recibió en la Casa Blanca a su homólogo chileno para dialogar sobre cómo podría ayudar Chile en el derrocamiento de Nicolás Maduro. Piñera le dijo que contara con todo su apoyo porque la bandera chilena forma parte de la bandera yanqui.
El 30 de mayo de 2023, culminó la reunión en Brasilia de jefes de Estado suramericanos. Gabriel Boric Font, ante el apoyo a Maduro dijo: “La situación de los derechos humanos en Venezuela no es una construcción narrativa”. El 21 de julio, la Deutsche Welle, después de oír la postura yanqui en la reunión de la Celac y la Unión Europea del presidente chileno sobre Ucrania y la malvada Rusia, tituló en sus primeras páginas: “Boric es el salvador de la cumbre”.
Los lentes de Andrés Bello
En 1836, Andrés Bello escribe en El Araucano, de Santiago de Chile, en el artículo Las repúblicas hispanoamericanas: autonomía cultural, en el que, refiriéndose a Latinoamérica y el Caribe, dice: “América desempeñará en el mundo el papel distinguido a que la llaman la grande extensión de su territorio, las preciosas y variadas producciones de su suelo y tantos elementos de prosperidad que encierra”.
Andrés Bello es el rector fundador de la Universidad de Chile, creada por ley del 19 de noviembre de 1842 e instalada el 17 de septiembre de 1843 con el discurso en el que dice: «El programa de la Universidad es enteramente chileno. Si toma prestadas a la Europa las deducciones de la ciencia es para aplicarlas a Chile. Todas las sendas en que se propone dirigir las investigaciones de sus miembros, el estudio de sus alumnos, convergen a un centro: la patria«. Esta alocución fue publicada en 1846 en la revista Anales de la Universidad de Chile, la publicación periódica más antigua en idioma español de América. En este discurso, Andrés Bello pregunta: ¿estaremos todavía condenados a repetir servilmente las lecciones de la ciencia europea, sin atrevernos a discutirlas, a ilustrarlas con aplicaciones locales a darles una estampa de nacionalidad? Su respuesta es contundente: “Si no fuésemos capaces de hacerlo, no haríamos sino traicionar el espíritu de la misma ciencia que nos prescribe el examen, la observación atenta y prolija, la discusión libre, la convicción concienzuda”. Después insiste con otra pregunta: “la historia chilena, ¿dónde podría escribirse mejor que en Chile? Pocas ciencias hay que, para enseñarse de un modo conveniente, no necesiten adaptarse a nosotros, a nuestra naturaleza física y nuestras circunstancias sociales”.
Los lentes de Simón Rodríguez
El polígrafo caraqueño arribó a Chile a comienzos de 1833, procedente de Lima. Lo hizo aceptando una invitación que le hizo el Intendente de Concepción, José Antonio Alemparte, con la finalidad de que dirigiera el nivel de educación primaria e impartiera clases en estudios humanísticos, en el ciclo medio del floreciente Instituto Literario, creado en 1823, con una estructura similar al Instituto Nacional de Santiago. Su paso por Chile fue rico en publicaciones. En 1835, escribe conjuntamente con el matemático e ingeniero francés Charles Ambrose Lozier y Juan José Arteaga el Informe presentado a la Intendencia de la provincia de Concepción para reconocer la ciudad de Concepción y sus cercanías después del terremoto del 20 de febrero de 1835. En 1940, en Concepción nace Luces y virtudes sociales y Partidos, once artículos en El Mercurio sobre política y el 27 de agosto de 1844 en Valparaíso escribe Carta a cinco bolivianos a la caída de la confederación perú-boliviana.
Los lentes de Allende nos traen a la memoria los lentes que Simón Rodríguez se colocaba en la frente como para que sus ideas se desempañaran. A través de ellos vio las luces y virtudes sociales para las sociedades americanas. Cada ojo chileno fue mutilado porque representaba, dice el poeta chileno Pablo Neruda, un “pequeño pulpo de nuestro abismo que extrae la luz de las tinieblas”. Por eso en Venezuela cada paso que damos es seguido por los ojos de Chávez y para la derecha fascista sus ojos representan un peligro para el neoliberalismo. Su mirada en distintos espacios lo hace omnipresente recordándonos que sigue presente en la cotidianidad de los venezolanos. Los lentes de Simón Rodríguez, los ojos de los chilenos, los lentes de Allende y los ojos de Chávez, vislumbran un mundo mejor.
Los lentes de Neruda
En una ocasión, el poeta chileno nos dijo: “Yo soy una infinitud de cosas ya cumplidas y una inmensidad de cosas por cumplir. Con mis pies huello los picos de las estrellas, cada paso mío es una ristra de edades y entre cada paso voy dejando manojos de milenio”. El régimen fascista del dictador Augusto Pinochet afirmó que el poeta Pablo Neruda había muerto por una agravación del cáncer de próstata que padecía, señalada en el acta de defunción como “caquexia cancerosa”. Esta versión fue cuestionada por Manuel Araya, chófer de Neruda, quien estuvo con él en la clínica, junto con Matilde Urrutia, la pareja del aedo.
En la biografía Neruda: el príncipe de los poetas, el documento oficial señala: «al poeta se le inyectó un calmante que le produjo el paro cardíaco que sería la causa de su muerte. (…) Lo que sí se sabe es que el estado de salud de D. Pablo Neruda empeoró rápidamente desde esa inyección, y que su muerte se habría producido tan sólo 6 horas y 30 minutos después de la misma». El documento del Ministerio del Interior está fechado el 25 de marzo de 2011 como parte del secreto del sumario número 1038-2011.
“El clostridium botulinum, la bacteria, nunca debió estar en el esqueleto de Pablo Neruda. Y para nosotros, como para cualquiera que no sea médico, significa el asesinato”, aseguró Rodolfo Reyes, sobrino del poeta, abogado y uno de los querellantes del caso desde su apertura en 2011.
La energía de la memoria
El 11 de septiembre de 1973, “las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor”, fueron cerradas. Pablo Milanés cantó: “Yo pisaré las calles nuevamente de lo que fue Santiago ensangrentada y en una hermosa plaza liberada me detendré a llorar por los ausentes”. El poeta mapuche Elicura Chihuailaf terminó su poema diciéndole al mundo cuál es la epistemología del sur: “En la energía de la memoria la Tierra vive y en ella la sangre de los antepasados, ¿Comprenderás, comprenderás por qué dice aún deseo soñar en este Valle?”. Las alamedas de ese valle se abrirán de nuevo y Estados Unidos lo sabe.