El 9 de septiembre de 2023, se cumplieron 75 años de la fundación de la República Popular Democrática de Corea. Desde 1948 hasta nuestros días, el país asiático se ha convertido en un verdadero muro de contención ante las amenazas sistemáticas, tanto militares como económicas (bloqueos, saboteos, medidas coercitivas unilaterales) como mediáticas que le han aplicado los gobiernos de Estados Unidos.
La península de Corea fue gobernada por el Imperio coreano, hasta que fue conquistada y colonizada por Japón después de la guerra ruso-japonesa de 1905. En 1945, ―justo después de la Segunda Guerra Mundial― la península de Corea fue dividida en dos zonas: el norte, ocupado por la Unión Soviética y el sur, ocupado por Estados Unidos.
La enciclopedia digital Wikipedia informa que: “En 1948, Corea del Norte rechazó participar en las elecciones celebradas al amparo de las Naciones Unidas, creándose finalmente dos gobiernos independientes en cada una de las zonas ocupadas. Ambos Estados reclamaban la península entera como territorio propio, lo que los llevaría a la guerra de Corea en 1950 tras la invasión norcoreana, que finalizó con la firma de un armisticio en 1953; oficialmente, los dos países siguen en guerra, ya que todavía no se ha firmado un tratado de paz”.
Wikipedia omite aspectos históricos vitales. El general Mark Wayne Clark (1896-1984), protagonista de la Primera y Segunda Guerra Mundial, se vio obligado a firmar el 27 de julio de 1953 en la villa de Panmunjón, Línea de Demarcación Militar que separa artificialmente el Norte y Sur de la Península en el Paralelo 38, un armisticio que significó una de las derrotas más memorables de Estados Unidos. En sus memorias afirma que él se convirtió en el “primer comandante en la historia de Estados Unidos que firmaba un armisticio sin victoria”.
Clark era el comandante en jefe de las tropas estadounidenses y de otros 16 países, denominadas fuerzas de la ONU. Bajo sus órdenes, Estados Unidos lanzó desde la madrugada del 25 de junio de 1950, más de 448 mil toneladas de bombas, equivalente a 18 por kilómetro cuadrado, 36 millones de litros de NAPALM que incendiaron ciudades, ocho mil 700 fábricas y empresas, 600 mil viviendas, cinco mil escuelas, mil hospitales y clínicas, y 260 teatros y cines, entre otros. ¿Por qué Estados Unidos hizo esto? Para frenar y derrotar el crecimiento y desarrollo de las fuerzas del socialismo en Asia en general, y en Corea, en particular.
La República Popular China, proclamada el 1° de octubre de 1949 tras la derrota y huida hacia Taiwán del régimen de Chang Kai Shek, acudió en ayuda de Corea con el envío de un millón de voluntarios a combatir contra las fuerzas de la ONU, cuya aviación bombardeó ciudades fronterizas chinas.
Explica Manuel Navarro Escobedo que “Testigos oculares extranjeros de organizaciones solidarias que se encontraban en esos momentos en Pyongyang narraron posteriormente a la prensa internacional que la aviación estadounidense se ensañó contra los niños, mujeres y ancianos (los hombres iban al frente) en las aldeas y comunas rurales, e inclusive empleó armas químicas y bacteorológicas contra la población”.
La magnitud de destrucción empleada por Estados Unidos era de tal naturaleza que el Pentágono vaticinó que ni en 100 años se recuperaría Corea. El Gobierno de Estados Unidos, a través del Departamento del Tesoro, impone hoy un bloqueo económico a Corea del Norte restringiendo diversos tipos de transacciones: el bloqueo a la propiedad e intereses de propiedad de Corea del Norte con el extranjero; la prohibición de registro, autorización, posesión, y arrendamiento de buques norcoreanos a cualquier ciudadano estadounidense, restricciones a las importaciones de bienes (alimentos, medicinas, etc.), servicios, y tecnología de Corea del Norte, y bloqueo a las exportaciones de productos a Corea del Norte. Desde la industria contracultural estadounidense hay una campaña de difamación contra Norcorea a través de Hollywood y la televisión.
Por otro lado el Departamento de Estado de los Estados Unidos, a través del Acuerdo de Wassenaar firmado junto a otros 32 países, establece prohibiciones a la exportación de cualquier tecnología o materiales considerados de doble uso, mientras que la Unión Europea también estableció una serie de restricciones contra Corea del Norte. Sin embargo, la República Popular Democrática de Corea presenta actualmente una economía consolidada y moderna a partir de sus propias materias primas y un notable desarrollo de la energía eléctrica sobre la base de sus cuantiosos recursos hidráulicos.
La juche, es la filosofía política del socialismo norcoreano. La principal idea es que el hombre y la mujer son los responsables de sus destinos. Esta máxima en un sistema revolucionario traslada al conjunto de personas que componen las masas populares la autoría de la revolución y su desarrollo. De esa manera, cada coreano tiene su parte de responsabilidad en el destino de la colectividad. La juche está establecida en artículo 3 de la Constitución norcoreana. La idea juche se atribuye al fundador Kim Il-sung y cuyo desarrollo posterior se atribuye a Kim Jong-il. El 27 de diciembre de 1990 en su discurso «El socialismo de nuestro país es el socialismo a nuestro estilo que encarna la idea juche», Kim Jong-il reflexiona, entre otros temas, sobre el colapso del bloque soviético y las particularidades del sistema desarrollado en su país.
Lamentablemente países suramericanos como Colombia y Venezuela, gobernados en esa época por títeres pitiyanquis, abogaban por Corea del Sur. En Venezuela, el origen del Pacto de Punto Fijo se hilvanó en una primera instancia entre 1950 y 1953 en reuniones entre Rómulo Betancourt y Nelson Rockfeller en la mansión de éste, con Diego Cisneros como enlace e intérprete. Rómulo le ponía a Mister Rocke, como cariñosamente le llamaba, su partido Acción Democrática, desde el exilio, para apoyar la política injerencista de Estados Unidos en la guerra de Corea. En esas “amenas” reuniones Betancourt le expresó a Cisneros que “el error del Libertador fue no concebir una América unida bajo los preceptos mercantilistas de Estados Unidos”.
Por su parte, Colombia fue el único país latinoamericano que participó militarmente en la Guerra de Corea. El general Alberto Ruiz Novoa cuenta orgulloso que: “El 23 de marzo de 1953 marcó un hito importante en la gloriosa actuación del batallón, cumplida desde su desembarco en Pusan el 16 de junio de 1951, hasta la firma del Armisticio, el 29 de julio de 1953. Durante este mismo lapso, las fragatas “Almirante Padilla” “Capitán Tono” y “Almirante Brión”, formaron parte de la Fuerza Naval de las Naciones Unidas, en desarrollo de tareas de combate”.
Los pueblos del mundo siempre recuerdan aquella selección norcoreana que eliminó a la poderosa Italia de Enrico Albertosi, Sandro Salvadore, Giacinto Facchetti, Sandro Mazzola y Gianni Rivera en el Mundial de Fútbol Inglaterra 1966. Venezuela honra al joven estado instalado en el Norte de la Península Coreana el 9 de septiembre de 1948 por el entonces primer ministro Kim Il Sung, porque movilizó todos sus recursos materiales y humanos para derrotar a más de dos millones de efectivos enemigos lanzados por el comando de la ONU. Venezuela y la República Popular Democrática de Corea son dos países hermanos que tienen presidentes eternos: Hugo Chávez y Kim Il-sung. ¡Viva la República Democrática de Corea!