No por retórica, cumplido o píropo, el Presidente de la Federación de Rusia Vladimir Putin aseveró en el marco del Encuentro Parlamentario Rusia – América Latina, que nuestra región sería un protagonista de primera línea en las situaciones de un futuro que está viendo un trasvase hegemónico después de una «pax americana» que se nos presentó como definitiva e inquebrantable.
Recordemos lo afirmado por el mandatario eslavo: «Rusia y los Estados latinoamericanos tienen tradicionalmente mucho en común en sus puntos de vista sobre cuestiones internacionales (…) Los latinoamericanos siempre han buscado la autonomía, la independencia, y la historia de su continente está llena de los ejemplos más contundentes de ello (…) Incluso ahora, los países latinoamericanos están mostrando una pauta de éxito en la progresiva formación de un sistema multipolar de relaciones internacionales basado en la igualdad, la justicia, el respeto al derecho internacional y los legítimos intereses de cada uno. En esa nueva arquitectura policéntrica, los Estados latinoamericanos, con su enorme potencial económico y recursos humanos y su deseo de llevar a cabo una política exterior soberana e independiente, tendrán uno de los papeles principales en el mundo, de eso no hay duda».
Y es que, al margen de los afirmado por Putin que viene a confirmar la relevancia de esta región, dicho encuentro coincidió con la Cumbre del Grupo de Puebla que celebró su noveno encuentro en México, y donde confluye un debate en el seno de la izquierda latinoamericana en un contexto desafiante en cuatro aspectos que debemos observar con atención:
- La antipolítica y despolitización como elementos que vienen marcando el devenir político del continente, especialmente a partir de los efectos de la pandemia Covid 19 en nuestras sociedades y de fenómenos crecientes como la migración, y que se presentan como la peligrosa oportunidad de reavivar épocas pasadas que significaron el atraso absoluto de nuestros pueblos colonizados por la dictadura del pensamiento único liberal.
- La irrupción de estructuras político – partidistas y liderazgos ultraderechistas con modelos que van desde un liberalismo extremo hasta un fascismo blanqueador de las más brutales dictaduras del continente. Recordemos que esto es parte de un plan de expansión consolidado a partir de foros como el de Madrid y Lima, acompañados del respaldo de las élites de EEUU y Europa Occidental al proceso de reconstrucción histórica del papel de nazismo y el facismo en la historia de la humanidad y los crímenes cometidos en el ejercicio del poder.
- La complejidad de unas estructuras políticas regionales que por diversas razones (visiones, objetivos, fundamentos, acciones, hojas de ruta o por temor a lo que puedan hacer o decir otros bloques) se encuentran muy poco engranadas, desunidas y estancadas en un momento que precisa el mayor consenso latinoamericano posible para presentarnos con premisas bien trabajadas ante un futuro multipolar, impidiendo ser visto como un simple mercado desordenado de materias primas para saciar viejos o nuevos imperios.
- Las medidas coercitivas unilaterales como una variante más perfeccionada y genocida que al afectar a pueblos específicos también afecta el entorno político, social y económico de una región que debe promover fórmulas de interconexión que las enfrenten, siendo que estos dispositivos violan por principios todo régimen internacional existente en especial la Carta de las Naciones Unidas.
En semejante contexto la reunión del Grupo de Puebla aproxima posiciones que deben culminar en mayor unidad de propósito y acción para consensuar las mismas en torno a una «política exterior progresista» que ha sido el objetivo esencial de dicho encuentro.
De hecho, entre los elementos sustanciales de esta propuesta gravitan: la creación de una moneda común, un nuevo multilateralismo, la convergencia de sus organismos de integración subregional, el nuevo modelo solidario de desarrollo, la transición energética y la inserción del continente en el Sur global a través de espacios como el del BRICS +, ampliado a partir del 1ero de enero de 2024.
También debe valorarse como en el seno de esta Cumbre se debatieron elementos de la actual situación geopolítica regional como la confianza popular en la izquierda y el progresismo, situaciones de peligro como la de violencia en Ecuador o de intentos por evitar hacer valer la voluntad electoral del pueblo de Guatemala, así como las maniobras de la extrema derecha en Argentina, como factores a considerar en esta etapa que venimos transitando.
En esta Cumbre se hicieron presentes hasta seis ex jefes de Estado y de Gobierno: Ernesto Samper (Colombia, 1994-1998), José Luis Rodríguez Zapatero (España, 2004-2011), Leonel Fernández (República Dominicana, 1996-2000 y 2004-2012), Rafael Correa (Ecuador, 2007-2017), Evo Morales (Bolivia, 2006-2019) y Manuel Zelaya (Honduras, 2006-2009).
Un tema importante fue la presencia de la República Bolivariana de Venezuela en dicho Foro, representada por la Vicepresidenta Ejecutiva Delcy Rodríguez, quien al tiempo de agradecer el apoyo del Grupo de Puebla a la Defensa de la Soberanía de Venezuela, abogó por avanzar de manera más acelerada en torno al proceso de desdolarización en el intercambio económico, comercial, financiero de nuestras economías.
Asimismo, denunció las maniobras del Comando Sur en torno al Territorio Esequibo y fundamentó la reiterada denuncia sobre los efectos graves en nuestras patrias de las medidas coercitivas unilaterales.
La Vicepresidenta afirmó, en nombre del Presidente de la República Nicolás Maduro Moros:
«En nombre del presidente Nicolás Maduro y el pueblo venezolano, expresamos nuestras palabras de agradecimiento durante el IX Encuentro del Grupo de Puebla. Reconocimos las declaraciones del Grupo que han reiterado su apoyo a la defensa de nuestra soberanía, integridad territorial y el rechazo al injusto sistema de sanciones contra Venezuela. ¡Avancemos en un camino común para los pueblos de América Latina y El Caribe y el sur global! (…) Reconocimos las declaraciones del Grupo que han reiterado su apoyo a la defensa de nuestra soberanía, integridad territorial y el rechazo al injusto sistema de sanciones contra Venezuela (…) América Latina y el Caribe tienen líquidos en bancos de Occidente 845 millones de dólares. Quiere decir que lo aprobado por el Fondo Monetario Internacional alcanza apenas un 6 por ciento, y de allí la necesidad de una voluntad política con mecanismos de integración y de unión (…) cuando comparamos (el grupo de los) Brics con el G7 vemos que el PIB nominal supera al de los Brics, pero cuando lo medimos en términos reales en la paridad de compra, cuánto compra un dólar en China y en los EE.UU., allí los Brics lo superan ampliamente».
La presencia venezolana en esta Cumbre del Grupo de Pueblo demuestra el avance sostenido de un proceso de normalización de las relaciones internacionales entre el Gobierno Bolivariano y la región, lo cual también ha permitido llevar los temas de agenda propios de una nación que ha aguantado todo tipo de agresiones, logrando derrotar la última pretensión salvaje de instaurar un gobierno paralelo, por allá en 2019, con todas las consecuencias que esta acción contiene.
Este noveno encuentro ha terminado con una Declaración que tiene varios elementos importantes, los cuales debemos destacar al valorar lo visto arriba y especialmente la urgente unidad de propósito y acción que debe impulsar a una Región cuya importancia seguirá creciendo con los años y la consolidación de la multipolaridad, más allá de amenazas unilaterales.
![Cumbre en contextos desafiantes 2 Creemos que una
de las primeras
tareas concretas de
América Latina y
el Caribe, consiste
en relanzar una
nueva arquitectura
financiera adaptada
a sus necesidades,
centrando su mirada
en la creación
de una moneda
común, y una nueva
institucionalidad
para manejar
sus necesidades
financieras de corto,
mediano y largo plazo](https://cuatrof.net/wp-content/uploads/2023/10/Creemos-que-una.jpg)
Destacamos los siguientes puntos:
- Declaramos que el objetivo de este encuentro ha sido debatir, proponer y construir mecanismos y transformaciones que nos permitan enfrentar, a través de una política de protección basada en la integración regional, la soberanía y la seguridad, los múltiples desafíos del mundo moderno, como la crisis medioambiental y el reordenamiento geopolítico multipolar.
- Expresamos preocupación por Argentina, donde crecen candidaturas de ultraderecha que, en nombre de la libertad y la democracia, prometen suprimir a los opositores como si fueran enemigos, acabar con las instituciones y suprimir los derechos conquistados por la ciudadanía durante décadas. Lamentamos los descalificativos lanzados por el candidato de extrema derecha contra el Papa Francisco.
- Advertimos el crecimiento en Latinoamérica y el Caribe (LAC) de una derecha antidemocrática que avanza, sin embargo, democráticamente, con esa vieja ideología, el fascismo, que consiste en dividir entre “amigos y enemigos”, y cuyas posturas en contra del progresismo ponen en riesgo el pluralismo.
- Denunciamos los intentos de sabotear la transición al nuevo gobierno electo en Guatemala, liderado por el presidente Bernardo Arévalo y la Vicepresidenta Karin Herrera, elegidos mayoritariamente en las elecciones del 20 de agosto. Así como también denunciamos una guerra jurídica (lawfare) por parte de las autoridades judiciales, para deslegitimar la candidatura ganadora del Movimiento Semilla, incluyendo amenazas, allanamientos ilegales y detenciones arbitrarias. Solicitamos a las autoridades judiciales y disciplinarias proceder a sancionar las conductas del ministerio público que alteran la democracia.
- Enfatizamos en que el problema de la soberanía y de las intervenciones de potencias extranjeras, sigue siendo un escollo para la profundización de la democracia y la libertad en nuestra región. Solo durante el último lustro son numerosos los casos que demuestran esta situación; a saber: Bolivia 2019 y el Golpe de Estado contra Evo Morales; el préstamo récord del FMI a Mauricio Macri, que condicionó e hipotecó la soberanía económica de la Argentina; la intervención encabezada en Venezuela por Juan Guaidó, y sus intentos de golpe y desestabilización; o las declaraciones, a lo Doctrina Monroe, de Laura Richardson que anuncian la intervención de Estados Unidos en la región con la excusa de frenar a China.
- Creemos que una de las primeras tareas concretas de América Latina y el Caribe, consiste en relanzar una nueva arquitectura financiera adaptada a sus necesidades, centrando su mirada en la creación de una moneda común, y una nueva institucionalidad para manejar sus necesidades financieras de corto, mediano y largo plazo.
- Denunciamos las medidas coercitivas y unilaterales contra Venezuela y Cuba. Estos actos no solamente violan la carta de derechos humanos, sino que significan una declaración de guerra y actos subsecuentes que golpean a los más.
Al observar algunos de estos puntos nos acercamos hacia un proceso de mayor aterrizaje en asuntos propios de la defensa de la democracia, la autodeterminación de los pueblos y la promoción de una agenda política que privilegie los consensos y administre políticamente los disensos.
Es esencial la aceleración de estos encuentros sobre todo para expresar una agenda de defensa de la paz en la región, así como de acciones que respondan a las sentidas demandas de nuestros pueblos, con una visión desde nosotros mismos y nuestras potencialidades, evitando así el retorno estructural de una oscura época neoliberal que ha causado por ejemplo un daño enorme a pueblos hermanos como el argentino.
Buenos pasos en el Grupo de Puebla. Ojalá se mantengan contra viento y marea.